Nunca entiendes ; DeanCas

Te voy a partir los dientes

—Bórralo. — La voz de Castiel es fuerte e intimidante por su profundidad, pero para Dean no es nada.

—Va a ser que no.

Sin interés, Dean pasa la página del cómic que tiene entre manos y lo ignora completamente.

Por el rabillo del ojo, puede ver como Castiel se coloca en su sitio, intentando ahogar la furia que parece emerger de su interior.

—Winchester. — Repite Castiel. — Por favor.

Al escuchar aquello, deja de leer su cómic y lo mira incluso tumbado, pues su cabeza descansa en el regazo de Jo.

Lo mira a los ojos durante unos segundos y ve la necesidad y desesperación en ellos. Lo dispuesto que está a arrastrarse para que saque el vídeo de internet, incluso si ese es su último recurso.

Y Dean se regodea de ello, disfrutando con esta vista.

Lo hace, hasta que durante un segundo, su corazón vacila.

Antes de que eso escale a algo más, deja su cómic a un lado y se pone recto, sentado sobre uno de los bancos de mármol esparcidos por los jardines del campus.

Adoptando una postura defensiva, cruza sus brazos.

—¿Por qué debería hacerlo? Me has sacado de mi habitación durante todo el fin de semana. — Castiel aprieta la mandíbula. — Considéralo una venganza.

—Mira, Winchester. — Empieza Castiel notando todos los ojos del grupo de Dean sobre él. Excepto los de Charlie, pues la chica no parece estar por ningún lado. Debe estar en clases. — No me importa si me haces una putada, al fin y al cabo eres un capullo, necesitas hacerlas para hacerle creer a la gente que no la tienes corta, pero haz el favor de no meter el internet en tus gilipolleces, ¿quieres? No tengo el humor para lidiar con este dolor de cabeza.

Dean levanta su cabeza con prepotencia.

—¿Qué harás si no lo hago? — Dean está seguro de que tiene las cartas buenas bajo su manga, ¿qué importa jugar un poco?

—Que contraatacamos. — De la nada, aparece Balthazar, pasando un brazo sobre el cuello de Castiel. El chico apesta a resaca y menta, y por las horteras gafas de sol que carga, ha sido el resultado de su fin de semana.

—Balthazar. — Balthazar manda a callar a su amigo, posando su dedo índice sobre sus carnosos labios.

—O acaso tengo que recordarte... — Con las gafas resbalando por el puente de su nariz, Balthazar se cuelga de Castiel, acercándose peligrosamente a Dean. — ... ¿nuestra pequeña fiesta? — Entre dos dedos, Balthazar saca su móvil y se lo acerca a Dean. — ¿Eh, eh?

Frente a eso, Dean parece entrar en pánico.

—Me prometiste que las habías borrado. — Balthazar se ríe.

—¿Y me creíste? — Se burla jugando con su móvil y lanzándolo por el aire. — Chico estúpido...

Benny, que hasta entonces se mantenía al margen, intenta agarrar el móvil, pero los reflejos de Balthazar son más rápidos.

—Ah, ah, ah~. — Le dice chasqueando la lengua. — Querido Bennito... ¿no querrás que tus fotos se unan a la amenaza, verdad?

Benny aparta la mirada avergonzado.

Balthazar suspira, irguiendo su espalda y colocándose al lado de su amigo, guardando el móvil con la funda de lentejuelas en su bolsillo.

—Mantengámonos fuera de las redes, ¿sí? No me apetece arruinarle la vida a una belleza como tú. — Balthazar le guiña un ojo, y Dean lanza fuego por los suyos. — Borra el vídeo, imbécil.