La práctica hace la perfección

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Han podido evadir esto hasta ahora, pero su situación actual los ha puesto en la cuerda floja.

Lo ponga incómodo o no, tienen que hacerlo.

Y no solo tienen que hacerlo; tienen que venderlo. Y para venderlo, tienen que perfeccionarlo.

¿Y cómo se perfecciona algo? Practicando.

¿Practicar significa que sea agradable? En lo absoluto.

Los dos se miran incómodos, demasiado lejos el uno del otro como para tener contacto.

Castiel acaba de salir de la ducha, con una gasa nueva pegada en la barbilla y su pelo negro todavía goteando por su frente.

Dean está sentado sobre su cama, con su pie subiendo y bajando contra el suelo nervioso.

Dean no tiene problema con besar a gente que no es su pareja. Alguien tan propenso a fiestas y rodeado de gente relativamente atractiva le ha facilitado eso. Castiel no ha sido el único que ha salvado de un ex o de alguien cansino que no entiende el concepto de "no me interesas". Siempre ha estado dispuesto a salvar a personas de un aprieto con un beso.

Eso sí, este sí es el único caso en el que la cosa se le ha ido de las manos (y ni siquiera había besado a Castiel al principio).

Además de eso, Dean disfruta de regalar besos cuando está pasado de copas. Si se para a pensarlo, solo deben haber tres o cuatro personas que todavía no ha besado ni siquiera una vez en todo su instituto.

Entonces, si tan cómodo está con eso, ¿por qué está tan ansioso de tener que hacerlo con Castiel?

Bueno, pues de primeras que es precisamente eso: es de Castiel Novak de quien estamos hablando. Su insoportable compañero de habitación con el que se ha visto envuelto en un acuerdo temerario y complicado que eventualmente le estallará en la cara.

La segunda... Castiel lo está haciendo más incómodo de lo que debería.

No es nada personal, pero solo su forma de pararse en el medio de la habitación, como si temiese dar un paso más hace que le hormigueen los pies y quiera salir pitando de allí. Dean sabe que no debe presionarlo (Dios sabe cuánto esfuerzo está haciendo para no levantarse y besarlo para acabar con esto) pero después de media hora, empieza a ser desesperante.

—Novak, has sido tú el que ha dicho que debemos practicar nuestra química. — Le dice entre dientes. — Que la mejor manera de hacerlo es practicar nuestros besos. — Dean tiene que empujar la arcada con fuerza. — Así que... ¿podemos hacerlo? Te prometo que se me ocurren mil maneras distintas de pasar mi martes por la tarde que mirarte a ver si haces algo.

—Sí, ya voy. — Como cada vez que le ha metido prisa, Castiel responde de la misma manera distante y ausente, como si en su cabeza se estuviera dando catorce tipos distintos de discursos motivadores. Dean se rasca la sien frustrado.

—Mira, Novak-

—Vale. — Y, por fin, después de media hora hay una reacción diferente por su parte. Dean casi tiene ganas de llorar. — Vale, ya está. — Antes de empezar a andar en su dirección, se levanta con la punta de los dedos de los pies un segundo y se vuelve a dejar caer, un hábito que Dean le ha visto hacer cada vez que tiene dudas al hacer algo. — Aquí voy.

Si no fuera porque es él la persona a la que Castiel se va a acercar, Dean encontraría cómica la manera robótica en la que parece avanzar, como si una parte de su cerebro lo obligase a caminar y otra le pidiera huir.

Finalmente, logra llegar hasta dónde está Dean, con sus manos apoyadas sobre sus hombros y su mirada pegada de una manera casi fija. Si antes se sentía incómodo, ahora el nivel ha escalado. Dean se intenta colocar en su colchón, pero Castiel lo está empujando con tanta fuerza que se le es difícil.

Nunca entiendes ; DeanCasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora