TEMPORADA UNO - El mejor amigo de mi hermano ✓

Capítulo V

Me despierto por culpa del Sol, que me da directamente en la cara. Maldigo y me tapo con las sábanas hasta la cabeza, pero ya no cojo el sueño.
De mala gana, me levanto, bajo un poco la persiana y me lavo la cara, que lleva restos de rímel por ahí.
Menos mal que sí me puse el pijama y estoy cómoda y calentita.

Bajo a comer algo porque el estómago me ruge del hombre. Me preparo un tazón de leche con cereales porque la pereza me gana. Cuando estoy sentada, comiendo tranquilamente y mirando Instagram, noto una presencia y me giro, asustada.

—¿¡Qué haces!? —Gavi salta para atrás cuando me ve apuntarlo con la cuchara.

—¡Avisa! —me llevo una mano a la cabeza y dejo la cuchara dentro del bol.

—Pues perdón si no sé que te asustas por todo —murmura, cogiéndose un vaso de agua.

—Pues si apareces de la nada como quieres que no me asuste —lo miro mal.

—Me podré una campanita en la cabeza para que cuando llegue se me escuche —ironiza, bebiendo agua.

—Como los burros, que eso es lo que eres.

—¿Y tú? Tú eres una sabandija.

—Auch —finjo dolor —. No sabes lo que eso me ha ofendido, gaviota.

—¿Eso que oigo es una pelea? —canturrea Pedri, apareciendo —. ¿Estás siendo borde con Gavi?

—No, estábamos charlando —justifico, comiendo cereales.

—Sí, ¿manzanas verdes o rojas? —Gavi señala el frutero.

—Verdes, sin duda —asiento.

—Gavi, no la ayudes —le advierte mi hermano.

—Es que yo también quiero viaje —resopla, dejando el vaso de agua en el fregadero.

—¿Se lo has dicho? —le reprocho a Pedri, mirándolo.

—Es mi mejor amigo, tendrá que saberlo. Y si vamos, él también se viene —explica.

—¡Eso es injusto!

—Deja de quejarte, mi cuñado también puede venir a un viaje —Pedri se va.

—Eso, no seas envidiosa.

Casi me atragando, por lo que toso y me sirvo rápidamente un vaso de agua. Me mira raro.

—¿Qué te pasa? —pregunta, dándome golpecitos en la espalda.

—Estate quieto —lo aparto, nerviosa.

—¿Y yo qué he hecho?

—¿Se puede saber qué has dicho?

—Que eres una envidiosa —enarca una ceja.

—¿Solo eso?

—¿Qué más voy a decir?

—Le has dado la razón a Pedri, ¿qué te pasa en la cabeza?

—¿En qué le he dado la razón?

—Deja de hacerte el tonto —dejo el vaso con algo de fuerza, cojo mi móvil y me voy al salón.

—Cada día es más rara... —murmura Gavi, frunciendo el ceño.

[...]

—Van a venir algunos compañeros y amigos míos —me avisa Pedri, sentado en el sofá junto a Gavi.

—¿Quiénes? —pregunto, sentándome en la alfombra enfrente de ellos.

—Eric, Unai y Ferran, junto a Sira —enumera.