17. Romper el hielo con soju.

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Tae y Dolly seguían en su burbuja, habían olvidado la presencia de Jimin fuera del cuarto, el castaño se levantaba con trabajo mientras la chica le ayudaba a ponerse de pie, una vez levantado no pudo evitar atraer a Dolly a su cuerpo, la abrazó y ...

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Tae y Dolly seguían en su burbuja, habían olvidado la presencia de Jimin fuera del cuarto, el castaño se levantaba con trabajo mientras la chica le ayudaba a ponerse de pie, una vez levantado no pudo evitar atraer a Dolly a su cuerpo, la abrazó y se dejó caer en la cama junto a ella.

— Tae, me asustas cuando haces estas cosas — confesó la chica nerviosa, Kim sonrió y llevó unos mechones dorados detrás de la oreja.

— Me gustan mucho tus ojos, me hacen sentir en paz — estaban tan cerca que los latidos de su corazón se estaban descontrolando, su mirada seguía conectada, y aunque Dolly deseara ver a otro lugar comenzaba a ser hipnotizada por esos orbes oscuros.

Jimin había entrado a la habitación con cautela, pero al verlos en aquella situación, su mandíbula casi termina en el piso; Tae jamás tuvo tanto contacto con una mujer, mucho menos dejaba que esta se acercara tanto a su rostro.

Nayeon llamaba a Jimin por teléfono, pero aquellos castaños no se inmutaron en ningún momento. Su burbuja de paz poco a poco comenzaba a sumirlos en un sueño.

— Nay, Tae está bien... ya está tranquilo — sonrió y se acercó a colocarles una cobija encima — está en buenas manos, no debes preocuparte por él, te lo aseguro.

A la mañana siguiente ambos se despertaban de su mundo de los sueños, Tae seguía sumido en el efecto del alcohol, pero Young Mi se dedicaba a mirar su lindo puchero, sus mejillas abultadas formaban un piquito, mismo que parecía pedía un beso.

Dolly intentó separarse de él, pero este la siguió apresando a su cuerpo, a pesar de estar sumido en los efectos del etanol, su interior se sentía bien ante la cercanía de aquella persona a su lado. Sin poder moverse de aquel lugar, Yumi terminó por caer de nuevo rendida en los brazos de morfeo, jamás se había sentido tan segura y tan tranquila a lado de un hombre que no fuera al que consideraba su hermano Min Yoongi o al pequeño Jungkook.

La calidez, la seguridad que ambos sentían junto al otro, solo incrementaban con el paso de los días, ambos habían tomado una buena decisión al momento que Yeontan les hizo terminar aceptando vivir juntos, un pequeño can, de tono negro y café era el culpable de dos personas que en el pasado habían salido heridos, ahora se sintieran un poco más en paz.

Dos horas más tarde Yeontan se acercaba al rostro de su dueño, lengüeteando buscaba que este le sirviera comida.

— Yumi, ¿Qué haces...? ¿Por qué me lames? Sólo bésame...— cuestionó adormilado sin pensar, abrió los ojos topándose con la linda bola de pelos, intentó mover su brazo, pero se encontraba debajo de la cintura de la de hebras doradas.

Se veía tan en paz, tan tranquila, que se negaba a separarse, pero Yeontan necesitaba comer.

Movió su brazo, alertando a la chica, que se levantó creyendo que se encontraba en el trabajo, pero al ver los lindos ojos marrones de Kim, se relajo, cosa que el chico percibió.

A Million Men • KTH • Resubiendo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora