Las pérdidas nos generan un vacío emocional exuberante del cual en ocasiones es difícil salir. Nos generan un cambio externo que cuando alguien desea despertarnos, es difícil salir de ahí.
TaeHyung se apresuraba para irse a la agencia, tendría un evento importante para el cual debía arreglarse y dar una buena impresión. Ahora que era uno de los solistas mejor reconocidos, debía hacer que su esfuerzo valiera la pena, pero no contaba que un pequeño descuido lo haría perder a su todo; sin querer había dejado la puerta abierta permitiendo que Yeontan saliera sin supervisión a explorar su vecindario. Eran contadas las veces que el pequeño can podía pasear como se debía, por la agenda tan apretada de su amo.
Corriendo por calles desconocidas, el pequeño can apodado carbón o Taennie por las fans de su dueño paró en seco al ver un perro de tamaño mayor al suyo, corriendo desesperado mientras era perseguido por el de mayor volumen, chocó con una mujer que volvía de su trabajo, su rostro mostraba cansancio, tristeza y dolor, pero aun así está lo recogió, quitándolo de las garras del más grande.
—No seas grosero, no molestes al chiqitin — regañó la humana al perro más grande que sin comprenderla se marchó — Hola bonito ¿cómo te llamas? — sonrió cansada y miró el collar del peludo — ¿Yeontan? ¿Cómo el carbón? ¿Es por tu color? — miró al can esperando una respuesta y este sólo lamió la cara de la mujer. — supongo que sí, aunque eso es muy racista.
Caminó hacia su hogar un pequeño cuarto que le había cedido su amigo y a quien consideraba su hermano, YoonGi y su esposa JeongYeon, una mujer muy linda y amable, aunque en ocasiones cuando sus vecinas estaban cerca era distante y algunas veces hasta cortante con la de hebras doradas.
Antes de llegar a la vecindad, el pequeño hijo de la dueña, Jungkook asomaba su cabeza, no era un secreto que el pequeño infante sentía un amor inexplicable hacia la de piel canela; aun sabiendo las malinterpretación que las demás personas podían dar a los gestos de JungKook con la joven por la diferencia de edades, el pequeño Kookie siempre dejaba una pequeña flor junto una notita en la puerta de su vecina Young Mi, le gustaba ver a la mayor sonreír, siempre la solía verla triste por los comentarios horribles y despectivos que recibía y solía decir constantemente que algún día estaría con alguien como Young Mi o como él la llamaba Yumi.
— Noona— corrió el pequeño de seis años en su dirección y esta le sonrió.
—¿Pasa algo Jungkookie? — él negó. — ¿entonces?
— Se mira muy bonita.
Un sentimiento lleno de ternura y un sonrojo se instalaron en el interior y en las mejillas de la mayor, quien se acercó al pequeño y se hincó a su altura mientras dejaba al can en el suelo.
— Gracias dulzura — acarició su mentón levemente hasta que escuchó el grito de la peor vecina de la castaña; la señora Chae era alguien que había sido abandonada por su marido, por una mujer igual a Young Mi, por una prostituta.
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A Million Men • KTH • Resubiendo.
Fanfiction¿Qué tienen en común una prostituta y un chico que acaba de debutar? Aparentemente nada, pero ambos están conectados por Yeontan, el pequeño perro de Tae, quien en una tarde común termina merodeando en la calle lejos de su hogar; siendo rescatado de...