Habían transcurrido dos semanas desde que Dolly le había dicho al de piel canela que pensaría su respuesta, justo antes de ir por el drogadicto de Hoseok — palabras de Tae.
La vez que Tae se marchó con Jimin para buscar a Hoseok, descubrieron que de nueva cuenta el chico esperanza de la nación estaba hundido en las drogas, aquellas en las que se hundió la primera vez que había dejado a la mujer que amaba.
Tae se encontraba ahora con Sunhee en una cafetería, donde sabían serían fotografiados por la pesadilla de cualquier artista, Dispatch.
— Oppa, ¿me das un beso? — sonrió con inocencia la castaña, como si no supiera cuánto le desagrada al más alto.
— No trates de aprovecharte de la situación, SunHee.
— Oppa, ¿por qué te desagrado tanto? — cuestiono curiosa — ¿eres gay?
— No me digas oppa y no, no soy gay. Te he dicho múltiples veces que no te soporto.
Su celular vibró, dejándole saber que alguien le estaba salvando de estar cerca de Sunhee.
— Si me disculpas, debo atender esto — ella sonrió asintiendo.
Se alejó de los presentes y miró su pantalla, una parte de él inevitablemente sonrió. Se trataba de nada más y nada menos que de Dolly.
— ¿Bueno? — fingió no saber de quién se trataba.
— Hola Tae, soy Dolly.
Estás dos semanas le habían ayudado a Young Mi a mejorar su avance vocal, aún su voz salía ronca, pero ya no le dolía tanto el hablar, inevitablemente había vuelto a trabajar con Namjoon, quien ahora controlaba ahora los clientes de Yumi el doble.
— Dime, ¿sucede algo?
— ¿Nos podemos reunir para hablar de lo que me propusiste?
— Por supuesto, ¿te veo en tu casa en la noche?
— ¿Puedes ahora? Es que en la noche estaré en el trabajo. Yeontan está aquí... de nuevo.
El trabajo, Kim no pudo evitar apretar el puño lleno de rabia. Odiaba que Dolly trabajara en ese sitio, odiaba lo que la castaña era.
— Iré ahora — respondió molesto, no espero nada más y colgó. Volvió con la más baja y la observó, esta tenía una sonrisa amplia.
— Oppa, pedí un postre. Sé que lo amaras y si te gusta... Tal vez en un futuro puedas amarme — le miro con ojitos de cachorro, pero Tae no cedió ni un poco.
— SunHee debo irme.
— Solo espera a que termine el postre, no me puedo quedar sola. Lo sabes.
— SunHee... yo...— no se pudo negar y terminó por aceptar. El mesero llegó con un delicioso pastel de plátano, mismo que al ser entregado SunHee le comenzó a repartir a Taehyung.
ESTÁS LEYENDO
A Million Men • KTH • Resubiendo.
Fiksi Penggemar¿Qué tienen en común una prostituta y un chico que acaba de debutar? Aparentemente nada, pero ambos están conectados por Yeontan, el pequeño perro de Tae, quien en una tarde común termina merodeando en la calle lejos de su hogar; siendo rescatado de...