Habían transcurrido seis días desde lo de Dolly, la castaña estaba siendo cuidada por Yoongi, Jeongyeon y el pequeño Kook. Tae tenía un sentimiento bastante extraño, no entendía por qué, pero sentía la necesidad de ver a Young Mi, una parte de él lo hacía sentir culpable, por no haberla llevado al hospital, pero otra parte del mismo, le aseguraba que era mejor mantener la distancia de ella, pero ¿a cuál creerle?
Las cosas no iban nada bien en la vecindad de los Min, puesto que la castaña no lograba emitir coherente sonido alguno, y no sabían cómo ayudarle lo único que se le percibía eran quejidos de dolor; el pequeño Jungkook solía compararla con la princesa Ariel alegando que cuando la pelirroja deseo ser humana perdió la voz y que Yumi era igual, solo que en lugar de haber deseado ser humana, ella quería ser libre como un ave.
Yoongi y Jeongyeon estaban haciendo las compras, por lo que el pequeño Kook se había quedado junto a la castaña. Estaban acostados en la cama, el pequeño estaba aferrado al torso de la mujer, quien se dedicaba a acariciar su cabello mientras veían Frozen.
La compañía del pequeño la mantenía tranquila, de manera que cuando terminaba por dormirse reprimía el recuerdo de lo sucedido. Los primeros dos días después del accidente, Dolly solía levantarse agitada intentando pedir ayuda, cosa que retrasaba su tratamiento al momento de intentar forzar su voz.
Jeongyeon sabía que su pequeño hijo tranquilizaba a la mujer, por lo que sugirió que le hiciera compañía cuando Kook volviera de clases.
— Yumi — hablo el pequeño picando la mejillas de la mayor, esta le dedico una mirada tierna esperando escucharlo. — cuando sea grande buscaré un troll mágico para que te ayude a ser libre, así como ayudaron a la princesa Elsa.
Young Mi sonrió y besó su frente agradeciéndole, sin duda a pesar de que ella solía repetirse que no merecía que le pasaran cosas buenas. Jungkook era una luz en su oscura vida.
Kook era un niño muy inteligente, pero a la vez era muy inocente cuando se trataba de ciertas cosas, y más cuando se trataba de Dolly; sus padres y abuela, le habían hecho creer que Dolly trabajaba como una súper heroína, ayudando a los hombres que se sentían solos y tristes.
Aún cuando creía en eso, solía preguntarse sobre las palabras altisonantes que escuchaba de muchas personas hacia su amiga. La señora Chae constantemente llamaba zorra, mujerzuela y prostituta a Yumi, pero sus padres solían decirle que eran palabras de una persona que estaba molesta con la vida y no sabía cómo manejar su ira y que solía desquitarse con la persona equivocada y no estaba tan alejado de la realidad.
Una de las cosas que más admiraba Young Mi de los Min, era la forma tan peculiar de cuidar a Jungkook, ellos protegían a Jungkook de cierta maldad del mundo, pero también le permitían explorar lo que le rodeaba. Deseaban que su pequeño galleto fuera un alma libre, inteligente, pero a la vez pura, querían que conociera las cosas que adornaban al mundo, que diferenciara por sí mismo lo bueno de lo malo y poco a poco lo estaban logrando.
Pasaban de las 6 de la tarde cuando los Min fueron a darles un vistazo a los menores. Ambos dormían plácidamente como si Kook fuera el pequeño hijo o hermano de Yumi, se veían tan en paz, que prefirieron no despertarlos y simplemente regresar a su casa, la cual estaba a lado.
Mientras Jeongyeon preparaba la cena, Yoongi levantaba los juguetes de su hijo topándose una pequeña carta.
Sabía que era malo leer y no respetar la privacidad de su pequeño, pero la hoja estaba en el suelo sin doblar, así que sentía que no era tan malo darle una leída.
Comenzó a mirar las líneas y sus gatunos orbes comenzaron a aguarse, su hijo era un ser tan puro e inocente, y no entendía que había hecho en su vida pasada para merecer tan maravilloso regalo.
— Gigy — sonrió Yoongi llorando y se acercó a la cocina junto a su mujer.
— ¿Sucede algo cariño? — le cuestiono luego de moverle a la sopa.
— Te leeré algo, pero necesito que escuches con atención, ella asintió y tomó asiento en el banco de la pequeña barra de la cocina.
—»Querido cielo.
Soy el pequeño Min Jungkook. Hijo de Min Yoongi y Yoo Jeongyeon, soy un niño muy bueno la mayor parte del tiempo cuando la señora Chae no molesta a Yumi, saco buenas notas, soy bueno en los deportes y no es por alardear, pero soy muy inteligente.
Tengo siete años y soy hijo único, por lo que quería pedir un deseo para alguien que considero muy importante a pesar de que no es parte real de mi familia.
Deseo que Yumi, mi Noona, sea libre y que ya no tenga que salvar a los hombres tristes; se que ella trata de ayudar, pero ayudarlos también la lástima y no me gusta verla llorar.
Si puedes, aprovechando el deseo, me gustaría tener una hermanita para poder cuidarla, que mi papá consiga un mejor trabajo y que mi mamá sonría más. Tal vez eso ayude a que mis papás discutan menos y volvamos a estar felices. Como antes.
No me gusta verlos mal, yo los amo demasiado.
Si me ayudas, prometo que cuando sea grande ayudaré a una heroína como Dolly a ser feliz y seré un buen hijo con mis papás.
Y si me das una hermanita, seré un excelente hermano mayor.
Gracias.
— ¿Te das cuenta que nuestros problemas lo afectan?— lloró la mujer.
— No merecemos a un hijo como Jungkook.
Y en definitiva nadie lo hacía.
Taehyung seguía discutiendo con Nayeon, su jefe no aceptaba que el castaño se negara al trato con la empresa vecina.
— Tae... Por favor miralo como una inversión, no te cierres a... — de nuevo la interrumpió.
— No, entiendan que no lo haré. No saldré con esa niña — golpeó la mesa molesto y Nayeon solo rasco el puente de su nariz bastante frustrada.
— Hablar contigo es como hablar con la pared — gruñó para levantarse, tomar sus cosas y marcharse.
Yeontan salió de su pequeño cuarto de juegos a buscar a su dueño, saltando para ser cargado y así lamer su rostro.
Kim sonrió y su anatomía se relajó ante el contacto del can, Yeontan era demasiado puro y jamás tendría que preocuparse por la maldad o las mentiras, siempre viviría dentro de una burbuja.
Yeontan y Jungkook eran de los seres más puros en la vida de los Min, de Kim y de Im.
Maratón 3/4.
Holiii, les dejo el penúltimo capitulo del maratón esperando que les guste y puedan contarme su opinión.
Les quiero! ✨
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A Million Men • KTH • Resubiendo.
Fiksi Penggemar¿Qué tienen en común una prostituta y un chico que acaba de debutar? Aparentemente nada, pero ambos están conectados por Yeontan, el pequeño perro de Tae, quien en una tarde común termina merodeando en la calle lejos de su hogar; siendo rescatado de...