33🖤CAPÍTULO FINAL🖤Aprende a soltar

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APRENDE A SOLTAR

Desde pequeños se nos trata de enseñar que debemos aprender a soltar, aunque en realidad no se nos explica exactamente qué es lo que se suelta y como debemos hacerlo, la mayoría no lo entiende aun viviéndolo en carne propia, que hay putas cosas que no puedes simplemente soltar, vienen adheridas a ti, como tu pasado, y cada vez que escucho eso no puedo evitar sonreír, el pasado siempre estará ahí, entonces déjalo atrás es lo que dicen, y ¿cuál sería la diferencia? siempre estará "atrás" pero ahí estará a cualquier parte que vayas, así evitándolo aparece, en las huellas, en las cicatrices, en los mismos recuerdos que vagan en tu mente.

- ¿Estas escuchando lo que te digo? te noto algo distraída.

-Sí. Me hablas de aprender a soltar.

-No puedes estar lamentándote por cosas que pasaron y que no pudiste controlar, acéptalas tal cual sucedieron, eso te permite avanzar.

- ¿Que hago con mi ansiedad?

-Vamos a seguir con un nuevo tratamiento, que no puedes cancelar Ramos. Y no dejes de venir, estarás bien, si algo has demostrado es que eres una joven muy fuerte.

-Está bien.

- ¿Estarás bien?

-Markus dice que sí.

-Te espero cada 15 días, te agendare.

-Solo puedo venir una vez al mes, la otra sesión la podemos hacer por video llamada, si eso te parece bien.

-No me molesta, pero ¿por qué no podrías venir?

-Empiezo la universidad en 10 días.

. . .

-Dakota - Mi amiga Vale tan encantadora como siempre ha pasado por nosotros, habíamos quedado en ir a la cafetería y vernos un poco más antes de comenzar la universidad, ambas sabemos que estaremos lo suficientemente ocupadas como para nuestras antiguas reuniones detrás de las películas románticas o de terror junto a Tom y palomitas de maíz y gomas dulces. La extraño, y aun no me he ido.

-Vamos a la cafetería por un poco de chocolate.

-Con malvaviscos - responde Markus, obvio sabe que no iría solo por una taza de chocolate.

. . .

-Quería entregarte esto desde hace semanas, las encontré la noche del accidente en tu casa, mientras limpiábamos tu cuarto.

- ¿Que tienes ahí?

Vale saca de su bolso un sobre amarillo tamaño carta, no entiendo por qué el misterio y el dolor en su cara, es como si algo estuviera mal de nuevo, como si una puerta no se cerró, así me siento ante el sobre que me está entregando mi amiga, Cristina llega a la mesa con tres tazas grandes de chocolate ahogadas en malvaviscos blancos y rosas, por muy poco y se rebozan, se retira al dejar cada una de las tazas en su lugar y antes nos regala una tierna sonrisa de mamá oso. Siento como si todos me vieran con lastima después dela muerte de mamá, como si mi felicidad dependa de las sonrisas que me regalan y tal vez no lo hagan por eso, si no solo por ser amables, solo que así se siente.

-Esto era de tu mamá.

- ¿De dónde lo sacaste?

-Estaba en tu cuarto regado por todas partes, yo las reuní y las guarde en ese sobre.

Al instante que tomo el sobre en mis manos siento una punzada en mi corazón y sé que mis ojos lo han notado, que el dolor permanece ahí aun tan hiriente como quien mete las manos al fuego, tan punzante que atormenta, que doblega, que ahoga. No sé qué puede contener un simple sobre, pero solo por el hecho de que le pertenezca a mamá ya mi cerebro se ha paralizado, quiero abrirlo, pero no reacciono a hacerlo.

Ninfómana, El Diario De Dakota (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora