26🖤 Cama de hospital (+18)

155 8 0
                                    

CAMA DE HOSPITAL

Markus ya no aguanta ni un día más en este hospital por suerte ya mañana le dan de alta, y lo entiendo muy bien son 3 semanas aquí metido conformándose con la visita de su madre, uno que otro amigo y por supuesto con estar conmigo un par de horas, de estar en su lugar creo que ya me habría vuelto loca y la comida no es tan buena he querido traerle pizza y no me lo han permitido, tantos protocolos que te cansas. No entiendo a que se deben tantas restricciones con mi Markus que ya se encuentra muy bien, gracias al cielo. Lo miro, le observo y lo detallo y se me hace una mueca de estúpida en la cara porque sé que estoy enamorada, clavada hasta ya no más y me encanta por encima de todos mis miedos y defectos me encanta amarle a él y solo a él. Aunque nunca se lo he dicho le agradezco que nunca se haya rendido conmigo como yo lo hice unas cuentas veces, que no me haya alejado y salido corriendo al confesar mi más terrible y profundo secreto.

Me mira, ahora es él quien me detalla y me siento desnuda ante su mirada, mira directo a mis ojos y no se intimidad al hacerlo, mira mis labios y lo sé porque acaba de saborear los suyos. Hasta que rompe el silencio y se decide a preguntar.

— ¿Qué haces piccola? —adoro que me llame pequeña en Italiano, algo que tampoco le he confesado.

— ¿De qué hablas? No he hecho nada —sonrió, me conoce sabe que tramo algo, puede notar como intranquila me paseo de un lado de la habitación hacia el otro extremo.

— ¿Por qué le has puesto seguro a la puerta? —ahora se sonríe tan seductor que me mata, me inquieta y me acelera el alma.

—Déjate de preguntas guapo y solo escucha. Vamos a jugar un rato —le propongo mientas doy pasos hacia él— vas a adivinar que de color va mi ropa interior —sonríe, el juego le ha gustado. Se me queda mirando de arriba abajo como si tratara de adivinar o descifrando algo.

—Si venias ya con este juego en mente podría arriesgarme y decir que no llevas puesta ya que te encanta seducirme sin ella.

—Haz acertado —le comunico coqueta— Entonces tienes una petición para mi ¿Qué quieres que haga? —suspiro sin dejar de mirarle, muerdo mis labios para ayudarlo a dar con lo que yo deseo. A él.

—Quiero que hagas eso que traes en mente, sé que no solo se trata de un juego, no me hubieras dejado ganar y menos tan fácil.

—Bueno está bien joven Markus, te leeré un libro —le devuelvo la sonrisa y paso mi lengua por mis labios para humedecerlos y veo en su mirada como se enciende.

—No creo que le hayas pasado cerrojo a la puerta solo para que no te interrumpan al leer —sonrió con picardía y mi cuerpo de estremecer, sus palabras me encienden, me ponen caliente— sé que esa falda la escogiste desde anoche para venir a visitarme, sé que debajo no llevas nada, ahora lo que no se es que estas esperando para venir y subirte sobre mí, porque de hecho si lo que esperas es que algo en mí se despierte créeme que ya no hay nada que este dormido y tienes todo el permiso de averiguarlo, así que ven antes de que alguien toque a esa puerta y debas abrir y ambos nos quememos por no apagar las llamas.

Tiene razón en cada una de sus palabras y no puedo dejar de mirarlo y sonreírle por detallarme tanto que conoce cada paso que doy y es por eso exactamente que aún sigo aquí porque encontré en él eso que allá afuera las personas tanto buscan, alguien con quien puedas ser tu sin esconder nada. Hoy en día es tan difícil coincidir con alguien y nosotros lo hemos encontrado y no nos soltaremos, no otra vez. Él ama mi morbo y yo amo que me siga y me corresponda también, ama que sea caliente, activa y abierta para él y yo amo que sea tan bien receptor.

Me muevo rápidamente hacia él jugueteando con mi falda y me subo sobre la cama que espero sea muy fuerte como para no irse al piso, Markus no tenía nada que pudiera estorbarme, su cuerpo desnudo bajo esa bata azul pálida de hospital es fácil de hacer a un lado y mi falda ya se encontraba más arriba de mis caderas por donde el mismo había posado sus manos tomándome fuerte mientras yo me dedico a empotrarlo con cuidado para no lastimarlo.

Ninfómana, El Diario De Dakota (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora