1🖤 La curiosidad no siempre mata al gato (+16)

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LA CURIOSIDAD NO SIEMPRE MATA AL GATO

-Dakota, sube a tu habitación que está por llegar un amigo.

Repite por segunda vez mi madre, siempre ansiosa, al fumar su cigarrillo sabor a menta de pie frente a la ventana, que mal hábito coge cuando está nerviosa y esperando por sexo. Cada vez que la visita uno de sus curiosos amigos yo debo encerrarme en mi habitación, y no puedo salir de allí en toda la noche, hasta que él termine con su visita, o mejor dicho, con los orgasmos de mi madre. Esta noche la noto un poco más ansiosa de lo normal, ha tomado y no para de fumar, tal vez se deba a que es su cumpleaños número 35.

Tengo 17 años y he decido quedarme al ver la oportunidad para espiar, no lo busque, solo sucedió por un descuido de ellos. Mi madre cuando se encuentra acompañada suele poner algo de música fuerte para así evitar que a mi habitación lleguen todo tipo de sonidos o gemidos, sonrío porque no sé si me cree estúpida o muy inocente.

Desde el encierro de mis cuatro paredes no sé con exactitud lo que sucede en su habitación, sin embargo, ya lo empiezo a imaginar, gracias a muchos videos de contenido llenos de placer que ponen a volar mi juicio, entre otras cosas, videos no aptos para mi corta edad.

Esta noche fría de fuertes vientos que chocan contra mi ventana debido a la lluvia decido bajar por un vaso de leche caliente, me levanto de la cama y retiro las sábanas que ya se encuentran cálidas, cojo un abrigo blanco pálido entre abierto que me cubra del frío y me coloco las pantuflas negras de peluche para bajar hacia la cocina.

Me dirijo caminando con rumbo hacia las escaleras que se encuentran a pocos pasos de mi habitación, cuando al pasar cerca de la habitación de mi madre me fijo que la puerta está un poco abierta y la música alta como de costumbre, mi madre sí que ha de estar muy nerviosa o quizás ya muy tomaba y esto lo sé debido a que nunca dejaría su habitación abierta mientas tiene compañía, una de las reglas de esta casa. Camino de puntas para evitar que escuchen mis pasos hacia su cuarto queriendo saber que pasa detrás de esa música fuerte, aunque ya lo imaginaba. Confieso.

Desde hace unos años mi cuerpo ya desarrollado empieza a sentirse muy extraño y aunque ya conocía los cambios de la pubertad en ambos sexos poco entendía lo que me sucedía, mi madre nunca me hablaba de eso y en el colegio la mayoría de los profesores lo evitaba, al menos tocar el tema con una niña. Entre mis piernas comencé a experimentar una cosquilla en forma de una suave brisa helada que me acaricia y por supuesto que desespera y solo me calmo cuando descubro que debo tocarme. La verdad se empieza a sentir muy bien, al principio sentí mucha vergüenza de tocar de esa manera mi cuerpo, aunque no sabía muy bien lo que hacía, cada noche que pasaba quería sentirme y aprender más por eso decidí espiar y ver que hace mi madre con sus amigos cada noche de fin de semana. Las niñas a mi edad a los 17 años ya andan descubriendo de tal manera su cuerpo, aunque la sociedad nos diga que es un pecado.

Ninfómana, El Diario De Dakota (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora