Estrella

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Xavier se había despertado muy pronto aquel día, estaba de los nervios mientras torpemente se arreglaba, colocando su camisa de cuello alto blanca y sus pantalones del mismo color.

"No puedes ser más torpe?"- una voz sarcástica sonó en su cabeza, y Xavier se giró hacia el zorro que tranquilamente descansaba formando un ovillo.

¿Y tú no puedes ser más vago? -respondió con el mismo tono de voz. Había pasado casi un mes desde su cumpleaños, pero ya estaban acostumbrados a la presencia del otro.

Xavier se levantó, había cambiado el entrenamiento que le dejaba destrozado por un entrenamiento más básico y relajado para no empeorar su forma, lo que había funcionado sorprendentemente bien y su cuerpo se había podido recuperar de lo resentido que se hayaba por la demoledora rutina.

Tomó los dos anillos con rapidez colocándolos en el anular e índice de su mano derecha y en su dedo meñique izquierdo.

Creo que con esto voy bien, tengo el anillo con las armas, el de los objetos de entrenamiento y el de ropa y demás cosas -comentó en voz alta mientras se estiraba satisfecho- ¿y tú vas a caminar?

El zorro en respuesta no tardó en hacerse un ovillo alrededor de el cuello de Xavier, o por lo menos alrededor del cuello de la camisa.

Con un suspiro de rendición Xavier salió de su habitación, dando el último vistazo que tendría de ella en mucho tiempo.

Recorrió los pasillos, veía las escenas pasar, su más temprana infancia, cuando aprendió a andar, las interminables tardes corriendo por los pasillos, jugando, riendo y ya, todo se acababa, se vio a si mismo como si de un fantasma se tratara.

La sonrisa en la cara de ese Xavier no tenía ninguna emoción positiva hacia el, causando que Xavier avanzara atravesando a este.

Nunca lo lograrás -la voz resonó como si de un redoblar de campanas se tratara, sacudiendo cada parte de su cuerpo.

Nunca serás lo suficientemente bueno, no tienes talento, sin ello el esfuerzo es inútil -se sintió más helado que cualquier vez que sufrió el entrenamiento en las noches de invierno, su cuerpo no se podía mover, era como una estatua.

Pudo ver cómo un brillo de energía negra salía de la mejilla del otro Xavier, el cual parecía disfrutar de cada momento con sus medidas palabras para romperle.

Ellos ¿Realmente pensaste que de verdad te querían? ¿Que realmente te aprecian? Todo son mentiras calculadas para usarte -tras aquellas palabras el otro Xavier desapareció, dejando a Xavier agarrando su camisa con fuerza mientras temblaba.

¡Xavier! -escuchó gritar desde el piso inferior, reaccionando y saliendo corriendo, seguro que solo era fruto de algo que comió en mal estado ¿Verdad?

Bajó las escaleras casi resbalando mientras que Snowflake emitía un quejido desde su ensoñación.

Una vez llegó al salón vio a Thoriel, Elleanor, Tanis y Denzel, cosa que le sorprendió, no creía ver al caballero ese día.

Sin esperar una palabra de ellos se lanzó a darles un abrazo, el cual todos pudieron entender como la forma para Xavier de no derramar lágrimas ese día. Denzel se rió mientras acariciaba la cabeza de Xavier, despeinando su cabello.

Tras unos momentos, todos se separaron.

Mándanos cartas al menos una vez al mes ¿Vale? -dijo Elleanor agachándose un poco para estar a la altura de Xavier quien asintió efusivamente antes de ser interrumpidos por una tos bastante fingida.

Lamento interrumpir la despedida, pero si no nos damos prisa nos va a cerrar el portal -dijo una mujer. Su cabello era de un verde muy pálido y salvaje si se podía describir de alguna forma, dando cuenta de que había sido claramente dejado crecer sin cuidarlo lo más mínimo, sus ojos eran amarillos como los que se esperarían de un ave rapaz, dando una leve sensación de miedo a Xavier.

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