Misterio

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El pelo Argento de Thara rebotaba suavemente en su espalda mientras caminaba, todavía tenía muchas cosas que atender.

Sus pasos se detuvieron frente al portón de madera de nogal, antes de entrar, viendo a los miembros del consejo estudiantil y el comité disciplinario, observando cuidadosamente a la presidenta del consejo.

Sin más dilación decidió sentarse en su silla, observando a ambos lados, pudo ver a Xanadra y Tarmiel, los conocía puesto que había visto a Xavier con ellos durante las primeras semanas del curso.

Bien, Lordran ¿Se sabe algo nuevo sobre la distribución de drogas? -preguntó con curiosidad, hace ya tiempo se les había informado por obligación que el fallecimiento del hijo menor de la casa Greenforest había muerto por el conflicto entre los medicamentos y unas drogas que aumentaban su capacidad mágica de forma exporencial.

Si, encargué a Tarmiel de mandar los restos hallados en el cuerpo a laboratorio y que Jarlex lo examinara. Los resultados indican que al parecer parecer es una mezcla de concentrado de todos los elementales, junto con el líquido de ojo de dragón áureo, y planta de Marhona, para dar ese efecto adictivo -explicó el elfo con seriedad, mientras uno de los miembros del consejo apuntaba todo en un papel.

¿Algo sobre la distribución? -cuestionó nuevamente al elfo, el cual negó con la cabeza.

Hemos aumentado los tiempos de patrullaje y el área a recorrer, y todavía no hemos encontrado nada que nos de pistas -admitió con tristeza, recibiendo un asentimiento por parte de Thara.

Bien, Jas ¿Puedes mandarle el informe en mi lugar a la directora? Todavía tengo algunas cosas que hacer -dijo mientras se levantaba, la corta sesión finalizó en aquel momento.

Los dos príncipes del reino humano salieron disparados de la sala. Más bien Tarmiel arrastró a su hermana.

Thara con un suspiro salió de la sala, dirigiéndose a su habitación directamente.

Con cansancio entró en el dormitorio, viendo los cabellos castaños de su compañera, ya dormida.

Tanteando en la penumbra tomó su espada antes de salir con prisa nuevamente, procurando no hacer ruido.

Miró los pasillos de North-house, tantas veces los había encontrado en su camino, pero ese día se sentían más solitarios que nunca.

Tras un tiempo caminando, subiendo y bajando escaleras para evitar la zona dañada del edificio pudo llegar a su objetivo, un patio extenso el cual estaba lleno de árboles.

Tan solo poner un pie en ese lugar sintió como el mana se extendía por todo su cuerpo, sobreestimulando sus músculos, huesos, nervios e incluso los conductos por los que el mana se mueve.

Inevitablemente una sonrisa se extendió por su rostro, aquel lugar le daba paz y tranquilidad, fuera de todos los problemas, y obligación, un lugar tranquilo.

Aunque ese disfrute se rompió abruptamente cuando el sonido del metal colisionar llegó hasta sus oídos.

Con curiosidad se movió entre la arboleda, encontrándose con Amadeus, aquel que había pegado una paliza a Xavier en el torneo antes de las clases, y una chica a la que no reconocía.

Por tan solo un instante la luz pareció reflejar que cada uno de los contendientes tenían un par de cuernos negros adornando sus cabezas, pero cuando se fijó nuevamente habían desaparecido, un efecto por la iluminación, asumió.

Ey vamos, ¿el depender de tu habilidad no te habrá oxidado? ¿No? -preguntó burlona la chica antes de bloquear con la pequeña espada el ataque de Amadeus.

Una sombra surgió tras la chica, lanzando un tajo horizontal el cual esquivó dando un salto lleno de elegancia y precisión.

¡Ja! Lo dicho -comentó burlona antes de callarse sintiendo un impacto en su rostro.

Thara observó boquiabierta el impacto por el puño de Amadeus, recubierto de mana puro, causando que con su cuerpo la muchacha partiera un par de árboles.

¡Vale vale! Ya ya, no dije nada -comentó la chica apartando el frío filo que Amadeus presionaba contra su cuello.

Lo suponía -contestó con severidad mientras la ayudaba a levantarse, la chica se adolorió de su cadera mientras lo hacía.

Nos vemos mañana -dijo la chica antes de salir del lugar con una leve cojera mientras abandonaba el pequeño bosque.

Todo su cuerpo se heló al recibir la mirada del pelinegro, pese a ser menor que ella despedía un aura de autoridad aterradora.

El dedo índice de Amadeus se levantó, tocando sus labios, el mensaje llegó demasiado bien a Thara la cual sintió como si una espada atravesara su núcleo de mana.

La luz y la oscuridad, plateado y negro carbón se miraron en silencio, una pantera viendo a un pequeño conejo como si fuera una presa.

Tras aquello todo se volvió negro para Thara, un desmayo por una repentina presión que amenazó con aplastarla.

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¿Puede repetir por favor? Creo que no entendí -dijo la maga de pelo verdoso con confusión.

Si, me gustaría que, a falta de un participante para ser pares participaras en el torneo que se va a realizar dentro de dos días -expresó Vivian con una sonrisa, mientras Silvana parpadeaba un par de veces, tratando de procesar lo que le acababan de decir, iba a participar en un torneo con todos los príncipes, mientras los reyes de todas las naciones les observaban.

Tragando saliva asintió, nerviosa pero ciertamente ilusionada.

Bien, entonces puedes irte, te deseo suerte -dijo Vivian, dejando marchar a la elfo la cual tenía dificultad para andar apropiadamente.

Parece que te hayas encontrado una buena de cueva comiéndote a tu perro -bromeó Dugion tras la puerta viendo cómo Silvana salía de el despacho de la directora.

Voy a participar en el torneo de príncipes -dijo Silvana casi en un susurro imperceptible, viendo con ojos vacíos a Dugion.

Ah ¿Tú también? -cuestionó el despreocupado enano viendo con sus ojos ligeramente abiertos.

¿Como que también? -cuestionó la todavía nerviosa Silvana.

Si ¿Nunca te lo dije? Soy el hijo único de la familia "Hardstone", así que soy el heredero del reino enano -comentó el de pelos rubios cenizo a la de ojos dorados.

Silvana tomó una bocanada de aire llena de nerviosismo e impaciencia, antes de exhalar un suspiro con los ojos cerrados.

Dramática -comentó Dugion mientras continuaba su camino, al tiempo que Silvana se cuestionaba si tirarle una piedra a la cabeza.

Nunca te entenderé, en serio estás mal de la cabeza Dug -dijo Silvana volviendo al lado de Dugion.

Bueno, ya somos dos, orejas puntiagudas -bromeó Dugion con una sonrisa en su rostro.

Algún día te mataré -resopló rendida.

En el fondo me adoras -rebatió el enano.

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Primera ronda -murmuró Xavier mirando el panfleto que le habían entregado- Xavier Xyrus y Dugion Hardstone. Genial -dijo sarcásticamente mientras veía el papel.

Academia North-house Donde viven las historias. Descúbrelo ahora