Tinieblas

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Xavier abrió sus ojos, viendo cómo estaba hablando una profesora ¿En qué clase estaba? Geografía quizás.

¡Xavier! -el chillido estridente de la profesora taladró sus oídos, obligándole a enderezarse a gran velocidad.

Su rostro todavía mostraba rastros de estar somnoliento, mientras observaba a la profesora, la cual estaba hecha una furia.

Xavier ¿Cual era el nombre de los países de nuestro continente? -preguntó la maestra, ya pensando en que decirle al momento de reñirle.

Xavier procesó la pregunta unos momentos antes de contestar.

El país de los elfos es Faithfor, el de los humanos Xyria, el de los enanos Nivaldenir y si quieres considerar el pináculo de los horrores como otro ahí lo tienes -la voz de Xavier sonaba somnolienta, y había algunas ojeras en su rostro.

Tras contestar se volvió a sentar, acomodando su cabeza entre sus brazos, mirando hacia un lado, volviendo escuchar a la profesora dar clase tras poco rato.

Una mirada se cruzó con la suya, Silvana, la cuál sonreía de aquella forma tan característica para el joven en el último mes de clases.

No se que estás pensando, pero suéltalo antes de que me dé una crisis nerviosa -dijo Xavier viendo a Silvana, la cual soltó una pequeña risita antes de acercar su cara a la de Xavier y susurrar para que solo el le pudiera oír.

Tú y la presidenta del consejo estudiantil, juntitos y solos -la sonrisa de Silvana se intensificó cuando Xavier enterró su rostro entre sus brazos.

¿En serio tenías que recordarme eso? Ya me ha dado demasiado insomnio los últimos días como para que me de dolores de cabeza en clase -dijo Xavier, amortiguando su voz por sus brazos.

Silvana solo sonrió, era muy fácil meterse con Xavier y más ahora con lo que había visto.

Oh, acaso te imaginas a ti y a la presidenta por la noche? -preguntó con una sonrisa llena de picardía. Afortunadamente para Xavier sonó el timbre.

Xavier salió prácticamente volando del aula dejando a Silvana atrás que soltó una carcajada.

Tras aquello Xavier supo que había cometido un error, las miradas le atravesaban como cuchillos.

Las palabras no salieron de la boca de nadie, pero estaban claras "asesino".

Xavier se apoyó en una pared sintiendo como sus piernas temblaban con fuerza.

La marea de gente que le ignoraba parecía arrastrarle por los pasillos, sin siquiera fijarse en su pequeño cuerpo que ahora se sentía tan débil.

¡Eh Xavier, Xavier! -una voz intentaba llamar la atención del de pelo marrón, su mirada estaba perdida, seguía sintiendo aquellas miradas crueles, las mismas que juzgaban sus movimientos, expresiones, incluso el ritmo de su respiración.

Una mano le tomó con rapidez, separándolo del grupo y llevándole a una estancia un poco apartada. En concreto un pequeño salón, tenía tres mesitas para tomar el té, el suelo estaba fabricado con azulejos y la pared era de madera barnizada.

Xavier veía todo borroso, la habitación, su cuerpo y la persona que le estaba guiando.

Su cuerpo perdió toda fuerza, dejándose caer en una silla, sus manos temblaban mientras veía a aquella persona sin reconocer sus facciones ni su pelo.

Lo que si pudo concebir fue la cierta suavidad de las manos de aquella persona, la cual intentaba tranquilizarle.

Xavier lentamente sintió como esas miradas desaparecían, como esos ojos se cerraban uno por uno, dejando espacio a la calma tras la tormenta.

¿Te encuentras mejor? -preguntó una voz suave, llena de preocupación y dulzura en sus palabras.

Xavier miró los otros ojos frente a los ojos, su mirada demostraba la verdad de su ser, no era un joven alegre, ni responsable, era tan solo un adolescente, un genio el cual había sido sometido a demasiadas expectativas, y por lo tanto, había sido roto a un punto que ni el más duro de los pegamentos podría repararle.

Thara se sintió congelada, incluso tras aquella conversación no pensaba que lo de Xavier se extendiera hasta ese punto, comprendiendo la situación de Xavier se sintió descorazonada, aquella persona que era un sol se había derrumbado a los infiernos frente a ella.

La mano de Thara intentó tocar el hombro de Xavier, pero se detuvo a medias ¿Sería lo correcto? ¿Reaccionaría bien? ¿Volvería a ese estado?

Thara se sintió levemente sobresaltada al notar como la mano de Xavier se aferraba a la suya, sin una especial fuerza pero con firmeza.

Ahí fue cuando Thara quiso entrar en llanto, Xavier se sentía desvalido, débil, un cachorro herido en medio de la selva sin una madre que le lama las heridas y le arrulle.

Thara cuidadosamente se levantó y colocó su mano libre sobre la cabeza de Xavier, acariciando su cabeza, moviendo su pelo de forma rítmica, acompasada como si fuera una nana.

Thara tomó la silla que había a su lado y la acercó, sentándose al lado del joven, el cual se mantuvo en silencio durante más de un minuto.

Me estaban mirando, me miraban con odio, me odiaban, me llamaban asesino -sus palabras parecían propias de un paranoico, la pupila de los ojos de Xavier se había vuelto tan pequeña como un grano de arroz, al igual que estaba perdida.

No, no, nadie te odia, tú no mataste a nadie - Thara dijo poniendo sus manos en los hombros de Xavier. La mirada de Xavier se dirigió hacia Thara, pero esta situación era muy diferente a la de aquel otro día.

Thara sin dejar tiempo a Xavier a hablar le dio un abrazo, dejando al menor congelado en el acto.

Los brazos de Thara eran cálidos, suaves y estaban llenos de cariño pese a la dureza del entrenamiento que había superado en aquellos dos años.

Xavier empezó a llorar silenciosamente, sus lágrimas resbalaban limpiamente como si fueran el cauce de un río, bajando por el rostro de Xavier, intentando purgar su tristeza, algo imposible.

Quizás fue ahí, cuando Xavier lo comprendió, un pensamiento cruzó su mente, recordando aquello.

Se sentiría más feliz si estuviera muerto.

Varias semanas habían pasado, Sylver observaba atentamente a un Xavier en el suelo, con los ojos cerrados.

Pequeñas bolas de un material blanco opaco se formaron alrededor del joven mago, mientras este se mantenía concentrado.

(Ya sabe cómo formar maná no elemental, si sigue este paso para antes de final del trimestre podrá utilizarlo con soltura) -pensó el elfos rascando su barbilla llena de pelo.

La bola de pelo estaba enrollada alrededor de Xavier, mientras intentaba conversar con el joven.

"Xavier, por favor, tienes que escucharme, no puedes seguir así" -la voz de Snowflake demostraba su preocupación, pero fue cortado por Xavier.

"¡Callate por el amor de dios!" -su grito sonó agudo en la mente de Xavier, haciendo que Snowflake tragara saliva, no tenía miedo, ni sentía odio, solo había pena, y tristeza en su interior, Xavier había tomado un camino casi imposible de rectificar.

Academia North-house Donde viven las historias. Descúbrelo ahora