Xavier se mantuvo en silencio, el día era peor de lo que recordaba aquella mañana.
Con una mirada indiferente se dio la vuelta en su cama, encarando la pared.
No tenía ganas de levantarse hoy, solo quería encerrarse el resto del día sin que nadie le molestara.
Tu ¿te has quedado dormido? -la voz de Dugion irrumpió en su fallido intento de descansar.
Un sonido destinado a la queja abandonó la garganta de Xavier, quien se arropó aún más, ignorando a Dugion.
Vamos, te tienes que levantar -dijo Dugion, arrebatándole las mantas a Xavier, por unos momentos su mirada se tornó en una de fastidio.
Joder... Ya voy -su tono de voz denotaba cierta impaciencia mientras se levantaba, había muchas ojeras en su cara y su cuerpo en general tenía una sensación de debilidad.
Eh, tienes que cuidarte -había cierta preocupación en la voz de Dugion, la cual Xavier decidió ignorar mientras perezosamente se vestía con el uniforme de north-house, el cual estaba dotado de una bella paleta de color marrón y blanco.
Por un momento miró a Snowflake y con sus manos lo colocó alrededor de su cuello, como si de una bufanda se tratara.
Su pelo estaba completamente despeinado y dejado, lleno de puntas que salían para todos los lados y su mirada era por lo menos triste.
Sus pasos por la escuela eran lentos y arrastrados. A su ver la gente era borrosa, rostros irreconocibles que parpadeaban ocasionalmente mostrando a personas que no le causaban interés.
¿Cuanto llevaba así? ¿Un mes quizás? Cada día se sentía peor ¿Quizás debería terminar ya? Aún así había mucha gente que quería, ojalá no se sintieran tristes.
Entró en la clase sentándose en las últimas filas, el sueño le estaba matando pero se sentía incapaz de dormir, atado a estar despierto durante todo el tiempo.
(Quiero dormir, por siempre) -pensó recibiendo una ola de preocupación de Snowflake, la cual desechó de su mente.
Xavier, Xavier -una voz se dirigía a el, sacándole de sus pensamientos, viendo cómo Silvana ya estaba sentada a su lado con preocupación.
¿Que pasa? -su voz sonaba cansada, no irritada, mientras que sus ojos estaban semicerrados.
Xavier, por favor, tienes que cuidarte, no puedes seguir así, incluso si te hace mejor, quizás deberías dejar north-house -la voz de Silvana sonaba preocupada, mientras colocaba una de sus manos sobre el hombro de Xavier.
Y dale la mula al trigo, ya te lo he dicho, déjame -murmuró Xavier entre dientes mientras apartaba la mano de Silvana, la cuál cerró suavemente su mano mientras veía a Xavier darse la vuelta, apoyando su cabeza entre sus brazos.
La clase fue incómoda para Silvana, tener a un Xavier que se negababa a contestarle no era la mejor forma de poder cuidar o ayudar a alguien.
En cuanto el timbre sonó, Xavier salió de la clase, dejando a Snowflake a propósito en la mesa. Quería hablar con alguien, al menos una vez.
Se vio a si mismo al borde del abismo, sentado sobre el borde de aquel castillo flotante mientras miraba las nubes, era un día precioso, soleado, pero su corazón estaba inundado.
¿Para que me necesitabas? -preguntó una voz a su lado mientras el emisor de aquella voz se sentaba a su lado.
Xavier tardó unos segundos en reconocer su rostro, viendo a Amadeus a su lado, su rostro estaba completamente relajado.
Yo, siento que voy a acabar con todo -murmuró Xavier con las manos sujetando sus rodillas, intentando no pensar en dejarse caer, no todavía.
Pregúntate a tí mismo ¿hay alguna esperanza todavía? ¿Hay alguna luz que te ilumine? Si alguna de esas respuestas es positiva te recomendaría no hacerlo, pero hagas lo que hagas, está seguro de ello, vivir sin quererlo puede ser un infierno y darse cuenta de querer vivir antes de morir es un infierno aún mayor -la voz de Amadeus era sabia, no era propia de alguien de su edad, su lenguaje corporal era sereno, hombros relajados y una postura ligeramente encorvada- aún así, no te detendré si lo haces, tu vida es tuya, y no tengo derecho a salvar a alguien que no lo quiere, al menos eso pienso yo.
Xavier se mantuvo en silencio, mirando sus piernas suspendidas en el vacío.
Te deseo lo mejor Xavier -la voz de Amadeus sonaba como un calmante para Xavier, casi adictiva. El pelinegro apretó suavemente el brazo de Xavier antes de levantarse y marchar.
"Pobre pequeño, tan joven" -una voz resonó en la mente de Amadeus, era Lilith.
(Y es por nuestra culpa, si no hubiéramos tardado tanto en localizar aquel objeto no habría terminado así, hemos borrado su memoria, no su huella emocional) -aquellas palabras estaban llenas de culpa y remordimiento, Amadeus quería llorar, pero tantos años en aquella vida se lo impidieron.
Xavier se mantuvo pensando, su vida era borrosa, sus recuerdos se iban desvaneciendo lentamente, no había luz, no había felicidad, solo había miedo y tristeza.
Intentó pensar, buscar algo que le hiciera no saltar, no dar el paso, pero no había nada que de verdad le hiciera motivarse tanto a vivir, lo había olvidado.
Se pasó largo tiempo en aquel lugar, en silencio hasta que lentamente se puso de pie.
Miró el vacío que había bajo sus pies y luego miró hacia atrás, no había nada que le esperara allí, más que tristeza a si mismo y a los demás.
Los recuerdos asaltaron su mente, los rostros tristes de sus amigos al verle, solo rostros tristes y preocupados asaltaban su mente, ya no era como aquellos primeros días, donde había alegría, ya no.
Con un último suspiro y una oración a los dioses que le mirasen se dejó caer. Lo siguiente que sintió fue el viento, el inclemente viento que castigaba su piel, ese dolor le hacía bien, calmaba el dolor de su corazón hasta que llegase el momento de dormir.
Para su sorpresa se detuvo en seco, en el mismo aire, en el mismo vacío que le había mirado, en aquel momento se sentía como en una nube.
Lentamente se encontró ascendiendo, viendo lo que más temía en ese momento, el rostro lleno de lágrimas de Thara, sus mejillas estaban enrojecidas por el llanto mientras veía a Xavier, el cuál sintió una emoción diferente a la tristeza por si mismo, se sentía triste por Thara.
La mano de Thara le arrancó de ese vacío, llevándole al suelo de hierba que había antes del precipicio.
¡Imbécil! -gritó Thara, sintiendo una mezcla de emociones, ira, tristeza, arrepentimiento, culpa, y alivio.
Xavier empezó a sollozar en silencio, era justamente eso de lo que quería huir, el dolor emocional, tan fuerte que sentía que se rompería por la mitad.
En un esfuerzo vano Xavier intentó limpiar las lágrimas de sus ojos mientras entre balbuceos intentaba hablar.
¿¡Por qué!? Yo- yo solo quería morir -demandó entre lágrimas, no quería llorar, no más, los recuerdos volvían a el, la sangre derramada por matarse entrenando intentando cumplir esas imposibles espectativas taladraban su cerebro.
¿¡Te crees que te dejaré hacerlo!? ¡Te quiero joder! -contestó Thara aferrando el brazo de Xavier con su mano obligando al castaño a verle.
Las lágrimas de Thara caían sobre el rostro de Xavier, ambos se miraron mientras la mano de Thara cada vez hacia más fuerza.
¿¡Te crees que después de todo este tiempo te dejaré rendirte!? ¡No mierda! ¡No pienso dejarte caer por mucho que tenga que arrastrarte hasta arriba! -las palabras de Thara se sentían como puñaladas en el corazón de Xavier, se había olvidado por completo de aquello, todavía había una luz, un amor en su vida.
Thara.
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Academia North-house
FantasyLas antiguas leyendas relatan el origen de nuestra sociedad como la conocemos, un conflicto entre dos divinidades causó que la magia y el maná nacieran en los seres vivos, lentamente adaptándose generación tras generación, nadie sabe si esto es cier...