Amistad

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Xavier se sintió flotar mientras veía a Dugion saltar, el rayo que antes envolvía su puño se movió por todo su cuerpo, permitiéndole desplazarse incluso en el aire.

Los ojos de Dugion se giraron en sorpresa viendo a Xavier, quien lanzó un puñetazo directo a la mandíbula de su amigo.

Una fina capa de piedra de formó en la barbilla de Dugion, absorbiendo gran parte del impacto y permitiéndole aprovechar la minúscula apertura de Xavier para atacar con una de sus motosierras.

Los ojos del de pelo castaño se abrieron mientras usaba su daga para detener el arma de Dugion, las chispas saltaron en ese momento mientras ambos se veían a los ojos.

Lentamente en la sonrisa salvaje de Dugion se añadieron extraños colmillos de piedra que formaron una máscara, otra arma patentada.

El sonido chirriante alertó a Xavier mientras veía dos motosierras dirigirse hacia el, la nueva que había aparecido en el rostro de Dugion y la del brazo libre.

En un tren de pensamiento rápido creó una cuchilla de hielo en su brazo libre que se extendió como un escudo gigante, aprovechando el mana del ambiente para poder reforzarlo constantemente ante la embestida de las armas de Dugion.

Imbuyendo esta vez mana de fuego creó una explosión de vapor sacrificando su escudo, pasando bajo las motosierras de Dugion.

Los ojos de Tarmiel observaban aquella pelea con fascinación, pese a la ventaja de poder utilizar un elemento avanzado por parte de Xavier, Dugion lo mantenía a la defensiva.

Por el contrario Xanadra se veía un poco preocupada, estaba acostumbrada a los duelos, pero el nerviosismo la llenaba mientras veía el elegante pelo plateado de Thara, la cual observaba la pelea como una cazadora analizando a su presa.

Silvana suspiró intentando ahogar los nervios de salir ahí y pelear frente a quien sabe cuántas personas, y encima frente a los reyes.

Xavier se mantenía prudente, moviéndose entre las motosierras de Dugion, quien atacaba con violencia hacia el joven de ojos azules, quien se pudo lamentar de haber perdido ya varios mechones de pelo.

Una vez vio una apertura cubrió su cuerpo en dura escarcha mientras se abalanzaba, pudo ver la motosierra golpear con crudeza su hombro, incluso llegando a hacer salir sangre, pero nada que no pudiera manejar.

La daga en su mano brilló cuando en un movimiento rápido cambió su agarre, en menos de un parpadeo esa mano ya estaba tomando parte del chaleco de Dugion cuando acumulando gran cantidad de mana en su brazo lo levantó del suelo y pasándolo sobre su hombro lo estrelló con toda su fuerza.

Pequeñas perlas de sudor rezumaban de su cara mientras su respiración se encontraba agitada, había utilizado su propio mana en aquel último movimiento, drenando casi al completo sus minúsculas reservas.

Sin dejarse llevar por el grito ahogado de la multitud puso la daga en el cuello de un fastidiado Dugion.

Vale si, me rindo -dijo suspirando, no había ganado, pero teniendo en cuenta que había logrado herir a quien derrotó sin inmutarse hace no tanto a los príncipes humanos no estaba tan mal.

La mirada sería de Xavier se intercambió por una sonrisa mientras tomaba la mano de su amigo ayudándole a levantarse.

En serio cabrón, creo que me has roto la cadera -se quejó Dugion mientras ambos se retiraban al pequeño banquillo que había preparado para los participantes.

Xavier utilizando una pequeña toalla se limpió el sudor de su frente y convocando un poco de agua se refrescó, empapando su pelo mientras Silvana alzaba una ceja.

¿Que? -cuestionó el joven mago dudoso mientras su amiga negaba con la cabeza.

Nada, nada -comentó antes de levantarse, era su turno.

Silvana respiró hondo un par de veces, calmando su nerviosismo antes de entrar en la arena, podía sentir la pequeña capa de escarcha que había dejado Xavier bajo sus pies y las cicatrices que dejó Dugion en el suelo con sus sierras al avanzar eran claramente visibles.

Tarmiel crugió sus nudillos mientras una espesa capa de mana rodeaban sus puños mientras que pequeñas llamas abandonaban el resto de su cuerpo, Tarmiel era un luchador agresivo y poderoso, que confiaba mucho en si fuerza bruta.

Transportando mana a través de su anillo mágico una lanza de buen tamaño apareció en sus manos.

Un chasquido de lengua escapó de Silvana mientras esquivaba las explosiones que abandonaban el suelo, creando pequeños torrentes de llamas azules.

Cuando esquivó milagrosamente otra explosión pudo ver a Tarmiel frente a ella con su puño levantado y cubierto en llamas.

De forma instintiva reaccionó creando una raíz que agarró el brazo de Tarmiel, deteniéndolo el tiempo suficiente como para conectar un golpe limpio de su lanza en el costado del chico, que reaccionó violentamente propinando un puñetazo con su mano libre en su costado.

Aquel impacto hizo sentir a Silvana como todo su aire acumulado abandonaba su cuerpo, seguramente algún hueso suyo se había agrietado como mínimo.

Lanzó una honda de vacío contra el rostro de Tarmiel, quien sintió como le sangraba la nariz mientras milagrosamente esquivaba el segundo ataque de Silvana.

Silvana movió su cabeza a un lado, evitando parcialmente un puñetazo a su cara antes de cargando su mano de mana de viento lanzar el potente ataque.

Tarmiel se agarró el estómago mientras sentía como un tornado le rodeaba.

Silvana con un suspiro intentó buscar alguna manera de ganar sin mucha perdida, un error al distraerse.

Sintió como el calor la engullía sorpresivamente, aquel ataque estalló en un grito de sorpresa y preocupación cuando todo fue terminado con un último golpe.

Silvana se tambaleó, sintiendo su cuerpo desfallecer con la sangre goteando de su boca y su nariz, junto con algunas quemaduras superficiales por todo su cuerpo.

Más rápido de lo que pudo notar Tarmiel estaba sujetando cuidadosamente su cuerpo desde su hombro.

Lo siento ¿Estás bien? -preguntó con preocupación mientras se escuchaban los vítores alrededor.

Si, claro, no ha sido nada -dijo con una sonrisa manchada por el líquido carmesí mientras venían unas personas, llevándose a los dos heridos.

Xavier sonrió, había sido una pelea corta, pero pudo notar la habilidad de Silvana, y sabía que la elfo se subestimaba a si misma tras eso.

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