Karmadame

O1

La mañana había llegado y el sol entraba por las cortinas de la habitación del castaño, su cuerpo dolía como nunca al igual que su cabeza, puesto que está última semana no había comido casi nada y se había sobre esforzado demasiado.
Al levantarse de la cama y poner un pie fuera de ella, pudo sentir el frío recorrer todo su cuerpo hasta llegar a su espalda y perderse antes de llegar a su nuca. Se removió entre sí para intentar quitar ese escalofrío de encima.

Salió de la habitación y se dirigió al baño a lavar su cara, sabía que cada que lloraba su rostro se teñía de un color rosa carmesí que lo hacía notar un poco extraño, por lo que tenía asegurado de que Guardado comenzaría a cuestionarlo. Abrió la llave del lavabo y con sus grandes manos tomó el agua y la restrego contra su rostro, sintió como su cara ahora comenzaba a estar más fría.
Miro su rostro en el espejo y hizo una mueca al notar su apariencia, desvio la mirada y pudo notar un papel pegado al espejo.

Alista tus maletas memito, Alexis vendrá más tarde a recogerte.
Con amor: Guardado

Memo sonrió al leer lo último. Tomo la toalla que estaba al lado del lavabo y se seco el rostro, el hambre invadió el cuerpo del Alfa casi de inmediato, este tocó su estómago y fue en dirección a la cocina. Abrió la puerta del refrigerador y tomó una botella de agua, y un toper que seguramente Lozano había dejado ahí.
Sirvió el arroz en un plato y después la carne a su lado, la metió en el micro y espero a que se calentase, mientras el tiempo transcurría, Guillermo fue en dirección a su habitación, abrió su puerta y se dirigió hacia el cajón de su mesita de noche, sacó unas patillas de ahí. Eran vitaminas y medicamentos para el dolor de cabeza.

Escucho desde ahí el sonido de que el microondas había terminado y fue a sacar la comida de ahí, se sentó en la silla de la barra y destapó su botella de agua. Primero trago su vitamina y después la pastilla para el dolor de cabeza, tomó un tenedor y comenzó a "comer". De nuevo movía la carne de un lado para el otro con el tenedor, esperando a que su fuerza de voluntad fuera más grande que sus problemas con la comida.

Fue ahí cuando se animo a darle un bocado a su comida, saboreo la carne intentando perderle el miedo al vomito, se sintió bien, ya que por ese momento, Guillermo pudo disfrutar su comida, se sentía feliz y saciado, ya hacía bastante que no tenía un desayuno decente que no fuera un chicle y agua.
Al terminar de comer, puso su plato para que después Guardado lo lavara, esta semana le tocaba la limpieza a él.

Ochoa recordó la nota de su compañero y fue hasta su habitación en busca de la maleta para comenzar a prepararla, sacó su ropa necesaria para pasar el suficiente tiempo en Qatar, pudo notar como en la esquina de su habitación, yacía una caja de regalo, lo había olvidado, Lozano le había dado un regalo por una tonta tradición que tenían juntos.
Se acercó a paso lento hacia aquel regalo, tomó los listones y jalo de ellos, haciendo que la caja se abriese, dentro de ella pudo notar unos guantes color bronce con blanco.

Una sonrisa se formó en el rostro de Guillermo, tomó los guantes en mano y pudo ver que eran bastantes bonitos, aparte de ello, tenían su nombre grabado donde se cerraban.
Los metió en la maleta, los usaría para jugar en aquel mundial.

Cerro la maleta y la coloco al lado de la puerta, se acostó a en su cama, tomó el celular y vio varios mensajes provenientes de WhatsApp, más decidió ignorarlos, tenía bastante sueño.
Sus ojos poco a poco iban cerrándose, haciendo que Memo cayera en un sueño bastante profundo en el que al menos, tardaría unas horas en despertar.

Y así fue como sucedió, más un fuerte aroma a tequila, hizo que la nariz de Guillermo se arrugase y comenzará a cobrar sentido poco a poco. Pudo notar rápidamente, como a su lado se encontraba Hector Herrera y Alexis Vega.

ー Buenos días bella durmiente ー Héctor Herrera estaba con los brazos cruzados mirándolo amenazantemente.
ー Estamos aquí para recogerte, hoy somos tus chóferes ー Esta vez Alexis ignoro el comentario de Herrera y me sonrió con una cálida sonrisa.
ー Sí, Guardado dejo una nota que decía que me recogeríasー Talle mis ojos

ー Te esperamos abajo ー Se retiro después de decirme eso, unos segundos después Herrera le siguió el pasó.

No me sentía agusto estando con Herrera, pues Herrera era de los que se dedicaban a rebajar el trabajo de Guillermo, haciéndolo sentir que no se esforzaba lo suficiente para lograr ser un buen portero.
Ochoa se levantó de la cama y la tendió, sacó su mochila y guardo su computadora, cargadores, pastillas, y sus 5 cajas de chicles que tenía guardadas debajo de su cama. Se coloco una campera negra, tomó una gorra y su cubrebocas, salió de la habitación y dio un último suspiro.

Cerro la puerta con llave y tomó el mango de su maleta, tiro de ella y bajo hasta el último piso.

Pudo notar como el carro de Herrera se encontraba estacionado frente al edificio de los dos Alfas. Se acercó al auto y tocó la ventana señalando que abrieran el maletero.

Herrera hizo caso y abrió el maletero, Ochoa se dirigió hasta ahí, metió su maleta junto con la de Herrera y Vega, y subió en la parte trasera, consigo, traía su mochila, que no había querido poner en la maletera por miedo a que se rompieran las cosas que traía ahí.

Cerro los ojos esperando a que ese momento eterno terminará pronto. Unos minutos después, habían llegado al aeropuerto, todos los mexicanos se encontraban ahí, Guardado se acercó a Guillermo al verlo algo cansado.

ー ¿Pasa algo, Memito? ー Lo miro fijamente esperando su respuesta.
ー No nada, solo que últimamente no me siento bien, creo que enferme o algo por el estilo ー Miró en dirección al piso.
ー Esta bien, ya tenemos el boleto para abordar, solo hace falta que llegue el director técnico y nos vamos ー Un sabor amargo apareció en la boca de Guillermo al escuchar "Director técnico"

ー ¿Puedo ir a dejar mi maleta? ー Ignoro el comentario de Guardado
ー Ah sí, claro, adelante ー Hizo una seña con sus manos de que podía irse.

Guillermo se adentro a donde se dejaban las maletas para ser subidas al avión, estaban a 10 minutos de despegar, y aproximadamente sería un vuelo de 18 horas, de los cuales, tendría que descansar, puesto que al llegar, comenzarían con el entrenamiento.

En el vocero anunciaron que el vuelo estaba por despegar. Guillermo subió al avión y tomó asiento al lado de Lozano, quien se sentía feliz por compartir viaje con él. Detrás de ellos venían Alexis y Uriel, quienes venían hablando sobre lo que harían al llegar a Qatar.

Me coloqué mis audífonos, me puse el cinturón, sentí como el avión comenzaba a despegar y me agarre al asiento, seguía sin acostumbrarme a los aviones, a pesar de haber viajado lo suficiente.
Poco a poco, el avión se fue estabilizando, haciendo que pudiera por fin dormir, sentí como Lozano se quedaba dormido y su cabeza se colocaba en mi hombro, sus feromonas con olor a chicle de menta inundó mis fozas nasales haciendo que al igual que él, comenzará a dormir.