15

458 51 9
                                    

Varios días habían pasado desde aquel evento que en cierta parte dejó traumado a Guillermo, el cual no podía permanecer en lugares cerrados y cada que se quedaba solo tenía ataques de pánico. La demanda había procedido y gracias a la fiscalia lograron ganar esta, más la próxima sesión sería el dictamen de cuantos años tendría Saúl en prisión.

También, Héctor y Rogelio llevaban esos mismos días preparándose para la boda que harían dentro de una semana. Guillermo continuaba yendo a terapia para superar paso a paso cada uno de sus traumas y así poder salir de aquel hoyo en el que lo habían hundido de pequeño.

Este también se había ido a Argentina con su ya meramente oficial novio, quien gustosamente iban a celebrar su tremenda victoria. Lionel también había estado estado terapia por sus miedos e inseguridades.

(...)

Navidad estaba por empezar, y justo en noche buena Rogelio y Héctor se casarían, para así unir a todos en un bonito momento. Aún no sabíamos cuando íbamos a volver a México y Guillermo estaba un poco nervioso a la vez, hacía poco que los dos habíamos tenido relaciones y se preocupaba por el echo de que había estado teniendo todos los síntomas de un embarazo.
Aún no queríamos ser padres, pero si así lo fuera, íbamos a aceptar al bebé de cualquier forma.

ー ¡Guillermo! ー Le llame, pues parecía estar muy metido en su celular con una cara muy seria
ー ¿Hmh? ー Volteo el rostro sin dejar de ver el celular
ー ¿Puedes dejar el celular? ー Me acerque a él para intentar ver lo que lo tenía tan concentrado

ー Sí, perdón ー Apago el celular y miró hacia sus manos que yacían recostadas ahora en sus piernas
ー No pidas perdón, solo quería preguntarte que si ya compraste los boletos de avión ー Sus ojos se iluminaron y después los cerró fuertemente
ー Ah, eso era lo que me faltaba ー Apretó su puño y se levantó de la mesa y salió de ahí

¿En qué tanto piensa?

Pocos minutos después, llegó Guillermo, de nuevo con el celular en la mano, cada vez me parecía más extraño, no era bueno que pasara tanto tiempo en el celular, incluso, me atrevo a decir que desde que empezó así, ni siquiera me veía.
Era algo bastante extraño en él, ya hacía bastantes semanas desde que estaba así y yo seguía sin saber la razón de sus despistes y su obsesión por estar viendo el celular cada dos segundos.

ー ¿Compraste los boletos, Guillermo? ー Pregunte esta vez un poco más serio para ver si al menos eso llamaba su atención
ー Sí, están programados para mañana en la tarde ー Apago su celular y dirigió la vista hacia mi, algo se veía apagado en él.
ー ¿Quieres jugar? ー Me acerque a él y pude ver como sus ojos se iluminaban bastante.

ー Vamos ー Respondió con una sonrisa de oreja a oreja, le extendí la mano y este la tomo.

Nos dirigimos al patio de la casa para comenzar a jugar un 'partido', aquel juego se trató de reírnos constantemente por las tontas cosas que hacíamos, celebrábamos cada insignificante gol que metíamos a la portería.

Estaba feliz de haberle ofrecido aquello.
Poco después aquel juego acabó ya que ambos nos habíamos cansado bastante, nos tiramos al césped, estaba haciéndose de noche por lo que el aire se comenzaba a hacer más fresco, me acerque más al cuerpo de Ochoa, este me extendió su brazo para que pusiera mi cabeza en él.

ー Te amo, Memo, siempre te he amado ー Mencione mientras tomaba su otra mano que tenía recostada en su pecho
ー Yo igual te amo, Lio ー Dijo mientras miraba hacia mi

En sus ojos había algo que amaba, quizás amaba las pequeñas galaxias que yacían escondidas en sus orbes, o como se iluminaban al verme, quizás eso era lo que hacía que me sintiera hipnotizado.

Karmadame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora