Los segundos comenzaron a pasar muy rápido en el momento en el que pensé lanzarme hacia mi padre. No me importó que siguiera detrás de mí, solo quería sentirme a salvo.
Cuando tomé el impulso para avanzar, Asher me rodeó el cuello y puso en mi corazón el cuchillo que había tenido antes en mis manos. Entonces vino a mi cabeza aquel cuadro que vi antes, donde aquella versión adulta de mí, estaba justo en esta situación.
—Ya no tienes escapatorias —amenazó mi padre.
—Realmente no me importa si muero. Ya tengo mi trofeo.
—Hablemos. Negociemos un final feliz para todos —sugirió con ironia.
—Te hacía más listo. ¿No entiendes cuando digo "ya tengo mi trofeo"?
Comenzó a caminar conmigo lentamente, y se dirigía hasta la parte de abajo de la escalera.
Mi corazón no paraba de latir frecuentemente. Literalmente estaba entre la vida o la muerte.
—Si quieres tener al menos una oportunidad para salvarla, no te atrevas a acercarte.
Cuando llegamos a la parte baja de la escalera, había una pequeña caja. La comenzó a abrir con la otra mano donde no estaba apuntandome con el cuchillo.
Mis ojos pasaban de ver a mi padre a la pequeña caja.
Luego de durar aproximadamente dos minutos tocando botones y cables, la voz como de un robot retumbó toda la casa: Quedan quince minutos. Quedan quince minutos.
Asher había activado una bomba.
—El tiempo se te hace corto para poder salvarla —le sonrió a mi padre mientras empezaba a hacerme más presión con el cuchillo.
Caminaba hacia adelante lentamente hasta quedar cada vez más cerca.
—Serán los minutos mejor aprovechados que te puedas imaginar —le respondió con otra sonrisa.
Nunca le habia visto esa actitud a mi papá. Tenia una sonrisa tan sadica, que me llegó a dar más terror que el mismo Asher.
—Ah, ¿sí? Porque no te veo haciendo absolutamente nada, pero sigue así, no me importa morir.
Mis nervios le comenzaban a exigir que actuara rápido, que lo que sea que iba a hacer, lo hiciera.
Termina esta pesadilla, papá.
Y como si el destino pudiera escuchar mis pensamientos, un fuerte quejido salió de Asher, y en segundos yo me encontraba liberada, y él en las manos de Austin.
Había sido electrotucado por Gael, mientras que Austin le agarraba la mano donde tenía el cuchillo.
—Te hacía más listo, desgraciado.
Esa voz tan firme, erizó mi piel en completo agradecimiento. Ese, ese era mi... ese era al Austin que estaba esperando.
Mi padre fue corriendo y me puso una chaqueta para cubrirme.
—¿Dónde está Emma? —Gael preguntó tan rápido, como si esta parte de salvarme a mí no le importara tanto, como si esta parte solo era un escalón para llegar a su meta.
—Por aquí —comencé a caminar hacia donde había visto que se la llevaba antes.
Entré por una puerta la cual se me hizo muy extraño que no estuviera cerrada.
Una vez dentro, estaba todo oscuro y solo la luz del pasillo iluminaba.
Gael prendió una linterna y ahi vimos a Emma. Estaba al parecer dormida y su pies izquierdo lo sostenia una cadena.
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Justicia en nuestras manos
SonstigesLaia estaba segura que había hecho lo correcto, pero a veces se sentía una mala persona. Llegó él a darle esa seguridad completa. Ahora juntos lo hacían, y hacen justicia por sus propias manos.