~Monkie Kid~ 4️⃣

Primer Encuentro

¡Bienvenidos sean todos al cuarto libro!

Las reglas son las mismas que en los anteriores, no escribo porno, tampoco escribo específicamente shipp pero cada quien puede tomarlo como quiera, además de que no escribo realmente sobre la pequeña que fue poseída por Lady Bone Demon y mucho menos abuso explicito. Acepto peticiones, aunque no les puedo asegurar que escriba todas ^_^

Espero que les guste~

Nota: Esperemos que este libro dure hasta el estreno de temporada 4 xD

Nota-2: Empecemos con algo cortito y dulce :3

Aunque nunca lo dijo en voz alta, Monkey King recuerda haber conocido a su sucesor mucho antes de que este siquiera encontrara su fiel bastón.

Fue unos cuantos años antes de que todo sucediera. Contraria a la creencia popular, Wukong no se mantuvo encerrado todos esos años en su montaña. En algunos momento, se aburría de la monotonía, eran días en los que tenía demasiada energía como para seguir durmiendo o en el que sus pequeños ya estaban aburridos de él, así que esos eran los momentos en el que decidía salir, yendo a la ciudad solo para pasar el rato. Usualmente, sobrevolaba todo en su forma de águila, deteniéndose en lo más alto cuando algo llamaba su atención pero en ese día en particular, decidió ser un gato. Algo más grande que los demás, con el pelaje inflado haciendo que se viera más esponjoso y de color claro, mirando todo a su alrededor con sus ojos curiosos.

En teoría, transformarse en humano sería mucho más sencillo pero eso venía con la parte de tener que interactuar con la gente si se descuidaba, así que prefería ser un gato, animal que podía alejarse ágilmente y nadie se ofenda. El plan perfecto.

Así que ahí estaba, recostado cómodamente en la parte de arriba de un muro no muy alto, moviendo la cola con tranquilidad y atrayendo la mirada de muchos. Era odioso, si, pero había una satisfacción cuando la gente lo miraba y lo llamaban, haciendo pucheros cuando él los ignoraba. Era parte de su entretenimiento.

-Que buen día~- pensó, cerrando ligeramente los ojos para disfrutar lo ligeros rayos de sol que le llegaban. Había recibido arrullos y cumplidos por su esponjosa apariencia, también algo de comida y unos cuantos intentos de caricias. Había hecho algunas travesuras aquí y haya, alejándose inocentemente mientras escuchaba a su víctima gritar y maldecir, este sin saber que todo había sido obra de un dios en forma de gato. Sip, un muy buen día.

-¡Oh!- abrió los ojos ante la voz, pudiendo reconocer que era un niño. Ellos eran los que más intentaban tocarlo, algunos incluso intentaron alzarlo, pero eran lo más divertidos, sacando carcajadas de ellos cuando corría y lo empezaban a perseguir. Se volteo y ahí es cuando lo vio. Era un niño como todos los demás, aunque tenía la sensación de que era más pequeño de lo que debería, algo sucio por haber estado jugando de seguro y con su cabello caído lo suficientemente largo como para amenazar con tapar su vista, aunque eso no lo molestaba ni evitaba que mostrará una gran sonrisa. -Hola gatito~- alzo su mano para hacer un ademán, sonriendo enormemente y mostrando que le faltaba un diente en la parte de arriba.

-Es tan tierno~- fue el primer pensamiento que cruzo por la cabeza del dios y sabía que si pudiera, estaría sonriendo con mucho cariño. El pequeño era adorable, tan dulce que le daban ganas de abrazarlo con fuerza. Maulló, contento de ganarse un chillido de parte del menor, quien pareció emocionado ante la respuesta.

-¡MK!- se escucho una voz, esta masculina y más adulta, el niño sobresaltándose ligeramente.

-Awww...- el pequeño hizo un puchero, las ganas del mono de arrullar de ternura en aumento, alzando la mirada para mirar al felino. -Adiós gatito- no parecía estar muy feliz de irse pero lo saludo una vez más antes de darse media vuelta y correr hacia el par de adultos que lo esperaban no muy lejos, un hombre de anteojos y un demonio cerdo, quienes lo recibieron con un fuerte abrazo. Wukong lo vio irse, sin entender la repentina necesidad de volver a verlo, sintiendo un ligero tirón en lo más profundo de su inmortal ser. Movió lentamente su cola, tenía la sensación de que volvería a verlo.