Cachorro

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Espero que les guste~

Nota: Macaque es mujer en este capítulo

Nota-2: Antes de que empiecen con las preguntas y eso voy a aclararlo de ante mano. No tuvieron hijos entre ellos, los pequeños son los monos de pelaje blanco que estaban vivos en esa época

Nota-3: Estuve leyendo demasiadas historias con dinámica de manada últimamente. Los familiares son especialmente mis favoritas por alguna razón

Los demonio mono, siendo tan raros hasta el punto de que básicamente solo conocerse 2 en existencia en el mundo entero, tenían alma de manada. Vivian en grupo, nunca solos, siempre acompañados y dispuestos a permitir que algún cachorro con mala suerte se les uniera. Eran familia.

Wukong fue como un niño más, animado y siempre haciendo alguna travesura, logrando que los pequeños rieran a carcajadas y los mayores lo miraran diversión y algo de cansancio. Era infantil, inmaduro también, pero siempre cuidaba de todos los que estaba a su alrededor.

Macaque fue la "mamá", siempre atenta, arreglando con tranquilidad el pelaje de los más jóvenes y cuidando de los más grandes cuando estos dormían. Amaba la sensación familiar que crecía en su interior con cada sonrisa y pequeño acto de cariño, recibiendo todo con todo afecto y amor que sentía.

Pero entonces, algo cambió, brusco y repentino, algo que solo fue empeorando con cada día que pasaba. Una pelea, una guerra, amigos perdidos y un maldito monje de expresión en blanco colocando una extraña corona en la cabeza de Wukong. Ahí fue cuando algo entre ellos se rompió, aunque no tenía muy en claro qué.

Estaba desesperada, no va a negar eso, y sólo quería que su compañero volviera, que la abrazara como siempre lo hacía cuando estaba angustiada, que volviera a hacer bromas y tonterías para hacer reír a sus pequeños pero parece que con cada intento de recuperarlo, solo se pone peor.

Todo se desmorono rápidamente y solo quedo ella, tirada en el suelo con el rostro manchado de lagrimas y sangre, dolida mucho más profundo que solo la herida en su rostro, viendo con su ahora único ojo bueno la espalda de a quien había llamado su compañero alejarse sin siquiera hacer amague de mirarla una última vez.

Fue doloroso pero se levanto, uso toda su fuerza para ello, y se curo, aunque nunca por completo. Tenía una nueva cicatriz que le traía malos recuerdos si la veía por mucho tiempo, esa que cruzaba por encima de su ojo ciego e inservible, los gritos y suplicas de sus pequeños son lo que resuenan en sus pesadillas porque se quedo sola, su corazón roto terminando en simples cenizas mientras veía como el dios se llevaba a sus pequeños sin dejarles mucha opción.

Su corazón estaba quebrado, roto más allá de la reparación, y la sensación de vacío en su interior solo se hizo más prominente con los años, como si le estuviera recordando lo que no tenía. Dolía. Dolía mucho.

Estaba dolida, llena de resentimiento y odio hacia el maldito que se había llamado su compañero más fiel pero su enojo y furia hacia el mismo Wukong sólo crece con cada día que pasa, con cada pesadilla que la atormenta al cerrar los ojos, con cada momento en el que ve familias felices y despreocupada, con cada momento que ve a madres abrazar y consolar a sus hijos. Él le quito todo.

Toda esa furia y resentimiento es quizás lo que la impulso a acercarse ante la noticia de que este había conseguido un sucesor.

Quería lastimarlo de alguna forma, hacerle sentir aunque sea una pequeña parte de lo que ella había sentido en ese momento y que probara el vacío con el que lidiaba todos los días. Esa era su intención, lastimar al sucesor porque está seguro de que tienen que estar unidos de alguna manera.

Y fue una idea que se borro en el instante en el que lo tuvo frente suyo.

-¡Hola!- era joven, horriblemente joven para su gusto, con una sonrisa grande y dulce, con hoyuelos marcados en sus mejillas y ojos oscuros brillantes que la miraban con tanta alegría que sentía que no merecía.

No pudo evitar olisquear tentativamente, relajando su postura y expresión. Puede parecer grande para los humanos pero para un demonio, para ella, él huele y es un cachorro. Es entonces que nota otro pequeño detalle, algo que falta. Claro, olía a pasta y especias, mezclado con algo de tinta y un perfume floral super fuerte, de seguro todo eso le pertenecía a su grupo de amigos pero faltaba lo más importante. El olor dulce y fuerte a durazno, aquel que se había estado mentalizado para oler, no estaba presente.

Sintió el horror en ese momento, algo en su interior estremeciéndose con fuerza y mordiendo el interior de su mejilla, luchando contra las repentinas ganas de llorar. El sucesor era joven, un cachorro en su opinión, y Wukong no lo había reclamado, ni siquiera se le había acercado lo suficiente como para tener aunque sea algo de su aroma encima.

-Cachorro...- jadeo, sintiéndose destrozada. Sabía que Wukong era despistado y brusco, que podía ser cruel y descorazonado incluso, pero dejar a un cachorro sin reclamo andar por la ciudad como si nada malo pudiera pasarle, eso era un nuevo nivel que en serio no esperaba.

-¿Cachorro?- el chico parece genuinamente confundido, algo que sólo hace que su angustia sea más profunda. No sabe lo que es, no sabe lo precioso que es y lo protegido que debería estar en eso momentos. Eso duele. -¿Lo perdiste? ¿Quieres ayuda para buscarlo?-

-...ellos ya no están...- es lo que piensa. Todos sus pequeños, aquellos recién nacidos y los recién adquiridos, esta seguro que ya no existen a estas alturas de la vida. Duele recordarlos, especialmente cuando tiene un cachorro abandonado frente suyo, pero al mismo tiempo, la llena de repentina fuerza, avanzando a grandes pasos para poder abrazar al cachorro, una repentina sensación de alivio llenándola de repente al tenerlo entre sus brazos. Empuja sus ganas de llorar a lo más profundo de su mente, sin querer causarle angustia al pequeño que tiene y negándose a soltarlo.

Tiene un cachorro, uno que por alguna razón Wukong abandono y no marco, uno al que no va a dejar solo y lo llenará de todo el cariño posible.

Mientras tanto, MK está completamente confundido, aunque eso no evita que levante las manos para acariciar la espalda de la demonio que se aferra a él como si fuera a desaparecer en cualquier segundo. Puede sentir su angustia y desesperación pero no sabe cómo calmarla o cómo ayudar, así que solo se deja tratar como un muñeco de abrazos. No es la primera ni la ultima vez que es un muñeco de abrazos, esta acostumbrado.

Su confusión se convierte en sorpresa cuando los brazos a su alrededor se vuelven más firmes de repente, y se muerde la lengua para no chillar muy cerca de la oreja ajena, aferrándose a ella al sentir que están cayendo por unos segundos y bufando al aterrizar. No puede ver donde está, principalmente porque la mona se niega a soltarlo, pero hay un olor fuerte e intenso a mango. Es super dulce, un poco abrumador, pero a pesar de eso, se siente repentinamente confortado.

-Yo...- su voz muere, sintiendo manos firmes y amables en su espalda, acariciando y deshaciendo los nudos que en realidad no sabía que tenía. Se queja, sólo para acomodarse un poco más en su nuevo lugar mientras su cuerpo se relaja ante el repentino masaje, escuchando apenas que ella susurra palabras calmantes y llenas de cariño. No entiende lo que está sucediendo pero no puede pensar mucho en ello. Puede sentir que ella vibra, constante y sin dar señales de detenerse pronto, el ronroneo sonoro opacado cualquier pensamiento racional. Su mente está adormilada pero puede darse cuenta con mucha tardanza que esta siendo arrulla do con ternura. Por alguna razón, se pregunta si así son las madres como sus bebés.

Y muy pronto, cae profundamente dormido, soñando con estar rodeado de gatos en un cálido abrazo y con ronroneos llenando el silencio.

~Monkie Kid~ 4️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora