Cachorro #9

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Espero que les guste~

Nota: MK es básicamente un niño ahora xD

Resulta que el cambio físico viene con cambios de actitud.

MK recuerda siempre haber tenido problemas para concentrarse. Enfocarse en una sola tarea era complicado y no siempre lo lograba pero ahora todo parece peor. Es difícil centrarse en una sola cosa y se distrae con facilidad, aunque ahora parece que todo es una buena distracción, hasta la mariposa que ahora esta siguiendo. Se siente raro, un poco mal especialmente porque se supone que debería estar trabajando, pero ninguno en su familia se ve enojado o decepcionado, así que supone que no esta haciendo nada malo después de todo. 

Robar ropa se vuelve parte de su costumbre.

MK no duda que alguna vez robo algo de ropa en algún momento. Algunos pantalones cómodos de Tang, bufandas y guantes de Mei, algunas camperas de la juventud de Pigsy. No es exactamente raro pero ahora es un impulso, como una especie de necesidad, su mente suplicando que agarrara ciertas prendas para llevarlas a su lugar. Así que su colección se vuelve...grande. En serio, incluso logro robarle un sweater tejido a mano inmenso y acogedor de Sandy, además de unas cuantas remeras y cameras de Macaque. Ya no tiene donde meter tanta ropa pero nada parece calmar la picazón de robar prendas, así que no puede detenerse.

-¿Alguien aquí vio mi campera?- Mei frunció ligeramente el ceño, luciendo extraña con solo su remera. -La estuve buscando por todos lados pero no esta en mi casa y tampoco en la lavandería, así que...- su voz muere cuando mira a su amigo y enarco una ceja.

-No- MK alarga la silaba, decidiendo fingir ignorancia completa, metiendo las manos en los bolsillos de la campera obviamente verde y con un gran dragón en la espalda que tiene puesta. Es bastante obvio donde esta la campera ajena pero no piensa devolverla, no mientras esta disfrutando del perfumero que tiene encima, contento por el aroma a flores.

-No la voy a recuperar, ¿o si?- la chica dragón suena resignada y divertida, él puede sentir las burlas que se acercan.

-No lo creo, no- Macaque negó. MK les devuelve la ropa cuando las tiene que lavar pero después de unos cuantos días, cuando el aroma de sus amigos vuelve a estar impregnado en la tela, se lo vuelve a robar. Ninguno se queja.

Trepar es relativamente nuevo.

Recuerda amar trepar los arboles, sentarse sobre las ramas y simplemente quedarse allí, disfrutando de poder balancear sus piernas y del olor a naturaleza. Eso es algo que solo crece ahora, su alegría en aumento al poder trepar más alto de lo que alguna vez pudo, riendo mientras se cuelga de cabeza. Y aunque sonara raro, trepar a sus amigos también es lo mejor del mundo.

Macaque es una cabeza más alta que él, siempre atenta y firme, así que realmente no puede tomarla por sorpresa pero aun así lo intenta, saltando sobre ella y siendo atrapado con mucha facilidad. No le importa, no cuando ella lo sostiene contra su pecho como si fuera un niño o lo deja treparse a su espalda durante horas.

Pigsy es pequeño y regordete pero eso no evita que MK le salte encima, riendo a carcajadas mientras logra treparlo de alguna manera y abrazarlo al mismo tiempo. El demonio se tambalea, logrando apoyarse contra el mostrador para mantenerse erguido. El menor es pesado pero se escucha tan feliz que en realidad, no tiene fuerzas para echarlo, no cuando puede escucharlo los ligeros y suaves arrullos que hace contra su cabeza. No lo hecha.

Tang es un poco más alto y aunque es debilucho en comparación, hay diversión en lazarse encima suyo, principalmente cuando suelta esos gritos llenos de sorpresa y lucha inútilmente, solo para terminar cayendo de cara al piso. Siempre lo ayuda a levantarse pero no puede luchar contra las carcajadas que salen de su boca, las cuales solo aumentan ante la mala cara ajena.

Sandy es el más alto de su grupo de amigos y siempre le esta sonriendo, sin quejarse mientras lo trepa para poder sentarse en sus hombros. Hay una extraña sensación de tranquilidad cuando esta allí, distraído mientras acariciaba con mucho cuidado a Mo y aceptaba los bocadillos que su amigo le extendía.

Saltar sobre Mei es su parte favorita de todas, especialmente porque ella siempre lo espera, sonriente y con los brazos abiertos. Sabe que es pesado y su emoción evita que controle su fuerza pero su amiga nunca se queja, ni siquiera cuando su espalda choca contra el suelo o cuando su peso es demasiado. Ella siempre le devuelve el mismo cariño que le da.

Mordisquear también se vuelve algo común.

Es extraña la necesidad de llevar algo a la boca para morderlo. Usualmente, come fruta, principalmente las manzanas por su textura, pero si no tiene alguna a mano, come caramelos de cualquier tipo, sin importarle realmente su sabor. Y cuando todo eso se le acaba, sufren los objetos que tiene más cerca.

Macaque tiene una extraña pulsera con dijes de madera que encuentra por pura casualidad y aunque ella ve las marcas de dientes que sospechosamente antes no tenía, en realidad no se queja, simplemente la deja a mano y lo deja seguir mordiendo con tranquilidad.

Pigsy se lamenta al ver el mango de esta con marcas visibles de dientes y MK se siente fatal pero el realidad, es un impulso que no puede controlar del todo. Anota, antes de que su mente dispersa lo olvide, que debe comprarle una nueva cuchara al chef. Se la debía.

Tang llora cuando ve las marcas de dientes en el lomo de uno de sus libros pero no se queja en voz alta. Eso es bueno porque MK no se arrepiente, ese libro tiene de portada un payaso horrible y no le gusta.

Sandy solo mira fijamente su ajuga de tejer de manera, obviamente sorprendido por la marca de dientes ahora presente, pero no se enoja, solo le devuelve la ajuga y saca otra de entre sus cosas. Teje con tranquilidad y una suave tonada mientras él mordisquea su antigua ajuga de tejer hasta que la destroza en algún momento, recibiendo otra al poco tiempo.

Mei ni siquiera dice nada, solo le entrega el forro de su teléfono y lo deja morderlo sin ninguno tiempo de resentimiento o queja. Ella se niega a comprar otro y él sabe que es porque terminara con el mismo destino.

Jugar es mucho más entretenido.

Ama los videojuegos aun pero a veces, su cuerpo se siente con demasiada energía y decide que jugar a algo más físico es mejor. Los gatos son geniales para perseguir y ser perseguido pero usualmente, Mei es la única capaz de seguirle el ritmo y cuando ella no esta disponible, Yin y Jin son grandes compañeros de juego.

~Monkie Kid~ 4️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora