La primera carta

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Desperté abruptamente cuando alguien empezó a tocar mi puerta, me caí de la silla y mi cuello dolía terriblemente a causa de la incómoda posición en la que, seguramente, dormí.

― ¿Quién es? ― grité mientras masajeaba mi cuello.

Amo, su madre pregunta si bajará a desayunar.

―Sí, bajaré después de ducharme ―miré el reloj, ya era algo tarde―. Aun así, diles que no me esperen, que desayunen sin mí.

Como ordene, amo. Me retiro.

Escuché sus pasos alejarse. Me levanté del suelo, estiré mis brazos y con dificultad caminé al baño. Me desvestí y entré directamente a la ducha, el agua tibia me ayudaba a despertar y relajaba mis músculos entumecidos, lo que más me dolía era el cuello. Me sentía agotado, con sueño. Salí y sequé mi cuerpo con una toalla limpia, también sacudí mi cabello para quitar el exceso de agua. Cepillé mis dientes y al ver mi reflejo en el espejo, vi un pequeño enrojecimiento en mi mejilla; supongo que fue por el golpe al caer de la silla.

No me importó, para cuando salga del baño, ya no quedará rastro.

Dejé la toalla en el piso del baño y salí desnudo. Fui a buscar algo de ropa; un bóxer, un suéter gris, un pantalón y un par de calcetines negros. Fui al comedor, tenía algo de hambre. Al llegar la mesa ya estaba vacía, me reconfortaba más comer a solas, no disfrutaba mi comida con todos mirándome como si fuera un verdadero fenómeno.

Me hinqué sobre el cojín de mi lugar, pasaron apenas unos segundos cuando empezaron a llevar mi desayuno, comí sin preocupación y tranquilidad. El dulce sabor del té de sakura era suave, las flores del árbol sagrado tenían un sabor en espacial; era concentrado, demasiado. Sólo se necesitaba una flor para hacer té para todos aquí; desde la familia Alpha hasta los empleados y visitas, también se volvía la bebida de todo el día; desayuno, almuerzo y cena se acompañan con el té cuando el cocinero decide prepararlo.

En lo personal, me encanta este té, es una pena que ya no lo preparen tan seguido.

―Amo―me llamó una mucama―, ¿esto es suyo?

Era mi cuaderno... ¡Es cierto! Estuve tan distraído y adormilado todo este tiempo que me olvidé por completo del cuaderno. ¡Debí quedarme en esa silla! Ahora ya no sabré quien terminó el maldito poema...

―Sí... es mío...

Dije con serenidad, aunque por dentro sentía una enorme frustración.

La mucama se retiró, cuando me quedé solo, abrí con brusquedad el cuaderno; revisaba página tras página esperando llegar pronto al "poema" que había dejado. Llegué por fin a la página y ahí estaba... ¡Completo!

¿Dónde estás, flor invernal?

¿Dónde está tu perfume?

¿Mi intriga es banal?

Buscarte, me consume

Estoy a tu lado, mi luz

Te espero todos los días

También todas las noches

Encuéntrame pronto...

¡Perfecto! ¡Eso no me sirve de nada!

Empezaba a sentirme cada vez más intrigado y curioso. No sabría describir cómo es que estas palabras aceleraban mi corazón, mi respiración se cortaba y sentía un enorme nudo en mi garganta; quería romper en llanto. Sentí un vacío, como si necesitara encontrar ese algo que desconocía...

El Sol & La Luna [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora