El Sol & La Luna [+18]

Mi Precioso Tesoro

Respiré profundo y con todas mis fuerzas intenté calmarme por completo. Funcionó. Había logrado estar en un punto muy extraño donde sentía como mi cuerpo contactaba por completo.

Cerré los ojos y esperé un poco; quería estar seguro de tener toda mi canción en orden. La repetí rápidamente y comencé.

Con el dulce sonido del piano, abrí esa canción que me había devuelto la paz cuando más lo necesitaba. Con calma y sin apresurarme comencé a cantar.

Hoy también todos mis deseos llenan

el aburrido cielo gris.

La razón por la cual puedo seguir adelante,

sin perder de vista la luz,

es porque me demostraste

que hay pureza en las cosas

que se dejan en las esquinas de la ciudad.

Cuando estabas exhausta y dormías,

te miraba respirar con tranquilidad.

Sólo yo conozco

tu indefenso y precioso perfil.

Me sentí con más confianza y decidí poner un poco más de ritmo con algún instrumento extra, tenía miedo de que no siguiera el ritmo de esta canción, pero tenía que intentarlo. Cuando la melodía cambió, sentí como encajaban los sonidos, sin que ninguno opacase al piano, que era lo que más me preocupaba.

Un día, cuando la luz del sol brillaba como siempre,

un suave viento soplaba.

En soledad, sentí que algo dentro de mí

poco a poco crecía

y se volvía real.

La razón por la que lloré a pesar de no estar triste

fue porque tus sentimientos llegaron

a las dolorosas heridas de mi corazón

y las transformaron en bondad.

Volví a la base que ya tenía, sólo el piano cuyo ritmo era marcado por aquellas olas que soñé y posiblemente no podría olvidar.

Si un día estás llena de tristeza,

espero que la compartas conmigo.

Haré lo que sea por tu sonrisa,

mi precioso tesoro.

Mi precioso tesoro.

Con el elegante piano cerrando mi canción, nuevamente sentí que respiraba. Al abrir mis ojos vi a todos en shock. Fue en ese momento en que no estuve seguro de lo que había pasado. Rintaro comenzó a aplaudir con una sincera alegría, al igual que el Señor Nowaki y el resto de la manada. Cuando miré a mi madre, tenía sus ojos llenos de lágrimas. Fue entonces, que lo supe: había logrado demostrar que no era lo que yo mismo pensé durante mucho tiempo. De verdad había logrado demostrarme que era un verdadero Alpha.