El Sol & La Luna [+18]

Mate

―Mizuki, despierta. ¡Rápido!

Abrí mis ojos, ardían. Apenas había dormido. Jalaron mi brazo sacándome de la cama.

―Rintaro, ¿qué haces?

―El consejo se enteró de lo que le hiciste a tu mascota, piden que tú y tu "favorita" se presenten cuanto antes.

Cubríamos mi cuerpo con un traje. Me llevó al baño para enjuagar las manchas rojas en mi cara. Cuando desperté por completo. Fui consciente de lo que me hablaban.

― ¿Por qué te preocupas tanto?

―Se te está acusando de ser inestable. Incapaz de controlarte.

Me preocupé. Si pensaban eso de mí, prolongarían aún más que tomara el mando. Si no justificaba mi comportamiento, Toshiro volvería a ser candidato.

―No tengo más opción que revelarla.

―A ella ya la está alistando Sakura. Rápido, cepíllate los dientes.

Odiaba esto, no nos dieron tiempo para que Amaterasu tomara el tratamiento de ovulación. Ahora no me parecía una mala idea. Ya entendí lo que mi madre planeaba; estando embarazada, no podrían hacerle daño alguno, habría un nuevo heredero y no habría más objeciones. Se solicitaría nuestra unión, no sin antes nombrarme Alpha.

Era el camino más rápido.

Salí del baño, listo para irme. Amaterasu ya está vestida con un lindo kimono rosa pastel. Sakura tenía entre sus manos una capa rojo oscuro. Cuando por fin se alistó, se la puso.

Me acerqué a ella, tomé la capucha y cubrí sus cabellos lacios. Levantó la mirada, estaba preocupada y nerviosa. Ciertamente, yo también lo estaba.

―Camina detrás de mí, no quiero que nadie te vea―asintió―. Vámonos.

Caminamos los cuatro al coche. Rintaro y Sakura nos acompañarían para atender a Amaterasu. Sakura le ofrecía un poco de té de menta a mi compañera para tranquilizarle y despertarle.

― ¿Qué debo hacer si quieren que me quité la capa?

―Lo harás. Sé que tan solo ayer te dije que lo mejor era mantenerte en secreto, pero creo que ahora debemos aclarar que eres mi mate. Sólo así se entenderá porqué casi mato a la mascota.

― ¿Matarla? ― preguntó asombrada e incrédula.

―Si la señora Alpha no hubiera estado ahí, la habría ahorcado―le tembló la voz a la pequeña Sakura.

―No debiste hacer eso―me regañó―. No es un comportamiento apropiado para un Alpha.

―Y es por eso que estamos en camino al templo del consejo...

Ella me miraba con desaprobación. Espero no tener que pasar por lo mismo, por lo menos no solo. Sé que, si mi mate hubiera estado a mi lado, ni siquiera habría empezado esa escena.

El camino fue corto en comparación con otras ocasiones. Bajamos del coche y ahí estaban de nuevo, peatones curiosos que nos observaban desde la distancia. Las hembras llevaban sus manos su boca cuando vieron a mi compañera bajar y sujetar mi brazo.

Caminamos seguidos de Rintaro y Sakura. Subimos los numerosos escalones, donde las sacerdotisas despejaban los caminos.

Entrando al templo, dejé a Amaterasu en la habitación junto a la sala de reuniones. Rintaro me aseguró que la protegería mientras intentaba resolver todo esto.

En la habitación contigua estaban los miembros del consejo, mi madre y la mascota, quien tenía heridas y marcas de estrangulamiento. No me sentía orgulloso, pero esperaba que eso pudiera enviar un mensaje.