Abrí mus ojos lentamente, la segadora luz solar lastimaba mis ojos impidiéndome ver con claridad. Podía percibir el olor característico de la sangre y, de alguna manera, sabía que era mi sangre. Mi cuerpo estaba bien, no sentí dolor alguno, todo lo contrario; me sentía con energía, como si hubiera descansado lo suficiente.
Sentí mi cabello caer sobre mis pechos desnudos causándome gran sorpresa. Respiré profundamente y supe que había algo distinto en el aire; había varios perfumen alrededor de mí, pero no comprendía completamente lo que ocurría. Cubrí mi nariz, estas esencias irritaban mi sentido del olfato, no eran desagradables, pero eran demasiado concentrados.
Poco a poco, escuchaba con más claridad los pasos que había, lo que me pareció ser, muy cerca de mí. Resonaban con fuerza en mis oídos, por lo que llevé mis manos a los laterales de mi cabeza para cubrirlas y poder mitigar el ruido. Me asusté terriblemente cuando las busqué y lo estaban ahí.
Por un momento pensé que era de ahí de donde provenía el olor a sangre. corrí al primer espejo que encontré y al ver mi reflejo, me petrifiqué.
Tenía un par de grandes orejas encima de mi cabeza y mis orejas antropomorfas se habían ido. Mi pupila dejó de ser redonda y se volvió vertical, justo como la que había visto en los ojos del Alpha. Abrí mi boca buscando colmillos, y claro que estaban ahí. El lado derecho de mi cuello estaba cubierto por una enorme mancha carmesí oscuro, café incluso, y ocultaba con éxito la marca del joven Alpha.
Observé con cuidado mis manos, habían aparecido unas largas y fuertes garras. Volví mis ojos a mi reflejó, sólo para percatarme de algo que se agitaba con suavidad a mis espaldas. Busqué ese extraño objeto. Mi boca se abrió por completo; era una cola de zorro grande, esponjosa y con un pelaje oscuro como mi cabello. Aparté la bata de mi cuerpo para observar con claridad de donde brotaba esta nueva... ¿extremidad? Seguí la línea de mi columna vertebrar emanando de mi cuerpo justo por encima de donde comenzaba la separación de mis nalgas.
Bajé mi vista a mis genitales y ahí también había manchas de sangre oscuras.
Mi respiración se agitó y comencé a sentirme inestable rápidamente. ¿Qué demonios le había pasado a mi cuerpo?
Busqué en mis recuerdos y sólo encontré voces e imágenes dispersas; recordaba la marca y las visitas del joven Mizuki, pero no lograba recordar lo que había sucedió, lo que parecía ser, la noche anterior.
Cubrí mi cuerpo con la bata blanca que llevaba puesta y que estaba sucia por mi sangre.
Mi furia empezó a brotar descontroladamente, sentí como la parte más baja de mi cabello emanaba las llamas de mi ira.
Nadie podía reclamarme, sólo Tsukuyomi. La simple idea de que alguien más había tenido el atrevimiento de tocarme, me enloquecía.
Miré a la puerta cuando sentí la presencia de alguien que acababa de entrar. La Alpha estaba a mi lado, completamente sorprendida, incrédula de lo que miraban sus ojos. Detrás de ella estaba Sakura.
―Señora Asami, ¿está bien? ―preguntó aterrorizada la pequeña mucama.
― ¿Quién fue? ―pregunté sin separar mis dientes.
― ¿De qué hablas? ―preguntó el Alpha.
― ¿Quién fue? ―repetí aún más furiosa que antes.
Sakura miró al Alpha quien no apartaba su mirada de la mía.
― ¿Hablas de quién te hirió? ―su calma era desesperante.
Tragué saliva.
― ¿Quién vino anoche?
Me miró cuestionándome en silencio. Sin miedo en sus palabras; respondió:
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El Sol & La Luna [+18]
פנטזיהEn un mundo que ya no es gobernado por los humanos, sino por los cambia formas, Mizuki es el Alpha de la manada Shingetsu... o lo era. Al pasar los años y no haber tenido conexión alguna con su bestia interna, fue considerado no apto para un cargo t...