Las criaturas Zoá se volvieron cuando Mew y una docena de vampiros aparecieron. Algunos se volvieron a luchar. Algunos huyeron. Las versiones de sí mismos que habían replicado, habían matado a un gran número, aunque sus pérdidas eran demasiado grandes. Sólo pocos permanecieron. El hedor era peor: fuego y azufre, y el aire quemaba.
—Muchos escaparon —Feliks dijo— deberían estar en el sótano del Kremlin por ahora.
Mew estuvo de acuerdo. Y puesto que la luz del día salía en Moscú, los vampiros serían inútiles para luchar contra ellos. Los Zoá correrían libremente por la ciudad, matando a todos los que encontraran.
Stas quedó embobado con la visión delante de él. Sacudió la cabeza con incredulidad y susurró:
—No puedo creer lo que veo.
Un escurridizo lobo vio la oportunidad de atacarlo y corrió hacia Stas. Kennard voló para la criatura con ambas manos en su cruz y lo apuñaló en el pecho.
—No él.
Kennard dio un silbido cuando se volvió hacia la criatura en polvo.
Eiji le lanzó una cruz de reemplazó, la que Kennard enseguida ofreció a Stas. Él la tomó recompensando a Kennard con una sonrisa.
—Al hoyo —dijo Jorge.
El círculo de vampiros a su alrededor que lo protegía se trasladó más cerca del centro rodeando al niño. Cuando saltaron a la tierra excavada, otros Zoá burbujearon fuera del centro. Gritaron y gritaron, y Eiji los tomó por sorpresa con una cruz en el pecho.
—¡Buena idea, Eiji! Podemos matarlos cuando vienen a través del portal —dijo Benito.
—Pillados con la guardia baja.
—Muchos han escapado —Feliks repitió, esta vez directamente a Yevgeny— nuestra ciudad debe estar bajo ataque. ¡Debe haber cientos de ellos!
Aun asegurando a Gulf, Mew miró alrededor de la arena subterránea. Los vampiros replicados habían tomado a los últimos Zoá que se quedaron para luchar. Sólo una réplica de Eiji y Mew permanecían. Mew miró a Feliks.
—Tú y Yevgeny deben ir. Lleven a las dos réplicas con ustedes. Y tú. —Mew miró al saltador que regresó con Stas a la catedral— sáltalos al Kremlin. Mata a los que puedan —enseguida, Mew se volvió para Stas— la elección es tuya, mi amigo. Vas con tus compatriotas o te quedas con nosotros.
Stas miró directamente a Kennard.
—Yo me quedo.
Kennard sonrió y Gulf respiró hondo.
Mew pensó que podía sentir el vínculo entre Stas y Kennard fortificándose. Gulf estaba ahora en sus propios pies, sin embargo, todavía se apoyaba en él.
—¿Gulf? —preguntó Mew.
—Me siento mejor —dijo— los vampiros replicados se fueron, quedaron sólo dos. El consumo de energía ha disminuido en mí.
Pero otra criatura vino a través de la tierra, con alas y cuernos. Mew había visto gárgolas como estas en un edificio en España una vez.
Feliks rugió de nuevo a la criatura y la mató antes de que pudiera obtener su cola a través del portal.
—¡Vamos para el Kremlin! —Feliks ladró.
Con un movimiento de Yevgeny, el saltador se estiró y junto con las dos repeticiones, desaparecieron. Eso dejó a Eiji, Benito, Kennard, y Stas con un Adelmo desarmado, un Jorge impotente, un Gulf muy débil para luchar y Mew, que no podía luchar, porque estaba asegurando a Gulf. No es exactamente el mejor equipo para liderar en la batalla, pero tendrían que hacerlo. Sólo que entonces hubo una serie omnipotente de brusquedad bajo el fuelle del túnel, donde las criaturas habían desaparecido.
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La Llave de Mew-Libro 3-MewGulf
VampireLibro 3 de la serie La Llave de Mew (La serie consta de 4 libros y un extra) Doce meses después de su cambio, Gulf Kanawut aún se está acostumbrando a sus muchos talentos de vampiro. Aunque la mayoría de los vampiros darían cualquier cosa por tener...