Enid no podía dejar de dar vueltas en la habitación desde que Yoko se había ido. No podía ser cierto lo que pensaba. O sí? Moría de ganas por saberlo pero a la vez no quería sobrepensar. Decidió que lo mejor era ponerse a leer un poco para así calmar la mente.
Apenas comenzaba a ponerse cómoda cuando de pronto escuchó que gritaban su nombre, era Merlina desde el baño. Volvió a tensarse al recordarla, pero trató de relajarse. -¿Qué pasó, Merlina?- preguntó Enid, -¿Ya se fue Yoko?- preguntó Merlina a lo lejos, a lo cual Enid dijo que sí, en eso, la puerta del baño se abre, y una ola de vapor sale, y entre ella, una silueta pequeña envuelta en una toalla negra. -Lo siento, olvidé mi ropa- Dijo Merlina apenada mientras trataba de cubrir todas las partes de su cuerpo. Enid corrió a los cajones de Merlina para sacar su ropa y entregársela.
Merlina chorreaba agua, de la cabeza a los pies. Había creado charcos de agua en el baño que incluso llegaban a salirse de él mismo. No les puso tanta atención al principio ya que estaba más preocupada por no morir de una hipotermia, pero después de oír un gran golpe, se sobresaltó. Era Enid, que había resbalado con el charco que había creado. Sin pensarlo dos veces corrió hacia su amiga, olvidando el frío que sentía.
-Enid! responde!, ¿te encuentras bien?- dijo Merlina con voz preocupada. Comenzó a sacudir el cuerpo de su amiga con fuerza hasta que despertó. -M-M-Merlina?- pronunció Enid con poca fuerza. -Enid, ¿está todo bien?- Merlina no podía dejar de verla con un halo de preocupación en los ojos. -Sí, estoy bien, creo. Sólo fue un... ammm... m-m-merlina?- el tono de voz de Enid cambió. Sonaba confundida. -Mierda- dijo Merlina al percatarse. Había estado tan inmersa en su amiga inconsciente que no notó en qué momento su toalla cayó al suelo, dejándola completamente desnuda. Buscó apresuradamente aquella toalla de baño, mientras Enid no podía quitarle los ojos de encima. Algo volvió a encenderse en Enid. Algo en su cuerpo palpitaba; y no precisamente su pecho.