El lado animal de Enid había tomado control de sí. Veía a Merlina con deseo y no podía parar de hacerlo, por más que se resistiera. Merlina notó la mirada penetrante de Enid. Sabía lo que estaba pasando, pero no podía permitirlo. -¿Por qué me miras así?- soltó Merlina. Enid no podía pronunciar una sola palabra, sólo podía pensar en algo. Acercarse a Merlina.
Merlina estaba sentada en el suelo, tapando su cuerpo a medias, mientras Enid se acercaba lentamente sin despegarle la mirada. -¿Enid? ¿Te sientes bien?- dijo Merlina. Volvió a sentir su cuerpo en llamas, y una ligera palpitación en su entrepierna aumentaba mientras Enid se acercaba a ella. Jamás la había visto así, tan salvaje, tan decidida, tan sexy. Enid se sentó a los pies de su amiga, sólo para poder contemplarla un minuto más. Volvió a colocarse en cuatro patas y se acercó más, hasta que las dos podían escuchar la respiración de la otra.
Enid se detuvo a centímetros de los labios de Merlina, creando más tensión. Pasaron segundos que parecieron horas para ambas, hasta que Merlina soltó -¿Qué pasa, Sinclair? ¿No eres capaz de besarme?- Luz verde, pensó Enid. la tomó de la cara con una mano, pero no la besó. Se dirigió hacia su cuello donde, por fin, posó sus labios. Besos pequeños. Tiernos. llenos de cariño. -hmmm- soltó Merlina al sentir los labios de Enid sobre su piel. Sus corazones palpitaban con fuerza.
-¿En verdad está pasando?- pensaba Merlina. Se sentía tan bien que no quería que parara, pero a la vez, sentía que no hacía lo correcto. Pensó en apartar a Enid, pero sus intentos fueron tirados al vacío al sentir como Enid la tomaba con más fuerza, intensificando los besos. Merlina soltó un pequeño gemido al sentir a su amiga. Poco a poco, Enid fue colocándose sobre Merlina, besándola cada vez con más rapidez, más deseo.
-oh no- pensó Enid, -¿Qué estoy haciendo?- despegándose bruscamente del cuello de Merlina, pero ya era tarde. Merlina la tomó de sus brazos y la acercó hacia ella. -¿Y quién te dijo que pararas? soltó Merlina con una sonrisa pícara. Enid volvió a encenderse, posando sus labios sobre los de Merlina, devorándose con pasión.