Merlina estaba ansiosa. La habían mandado a nevermore en lo que Enid era atendida por los médicos.
Se recostó en la cama de su novia y comenzó a llorar. Nunca había sentido esa clase de dolor. Querría arrancarse el corazón de un tirón. Lo único en lo que podía pensar era en Enid, las convulsiones, el equipo médico llevándosela de sus brazos.
Fue una noche larga para Merlina, que ansiaba que el sol saliera para poder ir a ver a su novia.
Al llegar al hospital se dirigía a pedir información sobre su novia. Rápidamente la ingresaron a la habitación donde se encontraba Enid, la cual estaba dormida.
-Tuvimos que sedarla, ya que cuando despertó, comenzó a comportarse de manera agresiva. Sólo decía tu nombre- dijo la enfermera que la había encaminado a la habitación.
-¿Puedo llevármela ahora?- dijo Merlina, preocupada.
-Sí. Solo que será mejor que esperes al médico para que te explique lo que le ha pasado a Enid- dijo la enfermera para después, dirigirse al costado de Enid para dejar de administrar el sedante que tenía y posteriormente dejar a ambas chicas solas.
-Merlina Addams?- preguntó una voz masculina. -Soy el doctor de Enid, me dijeron que ya estabas aquí para recibir información sobre el diagnostico-
se escuchaba un poco preocupado, cosa que Merlina percibió.
-Qué pasa con ella?- preguntó la pelinegra.
-Enid sufrió de un episodio convulsivo porque...- hizo una pausa. -Porque Enid tiene un tumor cerebral- finalizó.
Los ojos de merlina se aguaron. Un tumor cerebral era en extremo peligroso. Miró a su novia que aún yacía en los efectos del sedante y lo único que pudo hacer fue abrazarla y plantarle un corto beso en la frente.
-¿Hay algo que se pueda hacer por ella?- Preguntó Merlina entre sollozos.
-Hicimos una biopsia para saber si el tumor es maligno o benigno. Estamos a la espera de los resultados. Mientras tanto, no hay nada más por hacer- dijo el doctor.
Hubo un gran silencio hasta que el médico se despidió.
Merlina trataba de procesar todo lo que le habían dicho, pero sus pensamientos fueron disueltos por aquella dulce voz que conocía. Enid había despertado.
La pelinegra le tuvo que contar todo lo que el doctor le dijo sobre su diagnostico. Enid se quedó en silencio, y solo pidió irse con su novia de ahí.
Al llegar a nevermore, la rubia se metió entre sus sábanas y comenzó a llorar.
-Mer, y si llego a mor...-
-No te atrevas a terminar esa oración. Tú estarás bien- dijo Merlina, haciendo callar a la rubia con su dedo índice.
-Tengo miedo- sollozó.
Merlina se metió entre las sábanas con ella, atrapándola en un fuerte abrazo. Dentro de si misma, también moría de miedo, pero no estaba dispuesta a hacerlo notar.
Tomó el rostro de Enid con cuidado, dejando un beso tierno en sus labios.
-Mientras yo esté contigo, nada malo va a pasarte- Dijo la pelinegra, regalándose una sonrisa y transmitiéndole paz a través de sus ojos a la rubia. Ésta misma se recostó en el pecho de su novia hasta quedarse profundamente dormida.
Merlina era su lugar seguro.