Miedo.

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La puerta del cuarto casi se derriba de tantos golpes que recibió. Merlina abrió de prisa para encontrarse con Yoko asustada. Esta llevó su mano al hombro de la pelinegra, haciendo que la misma tuviera una visión. 

-¡AYUDA!- gritaba Enid. Estaba llena de cortes, hechos por las garras de los demás lobos. La tenían acorralada mientras lloraba desconsolada. En eso se escuchó un estruendo y todos los presentes voltearon a ver de donde provenía ese gran ruido.

-¡Merlina, reacciona!- La voz de Yoko hizo que Merlina volviera en sí, saliendo de su visión. Se podía vislumbrar miedo en los ojos de la pelinegra, la cual solo pudo soltar un par de palabras.

-Debo ir con Enid- y sin demorarse más, salió corriendo de la habitación, seguida por la vampiro.




Enid se defendía como podía, su cuerpo estaba lleno cubierto de sangre, las fuerzas se le iban. 

Yacía en el suelo, dolorida, rodeada de esas bestias peludas con grandes colmillos. Gritaba por ayuda pero ahí nadie podía escucharla. Nunca pensó que moriría en manos de su propia manada, Le dolía no poder despedirse de Merlina, su Merlina.

Dio su último grito de auxilio antes de desplomarse en el suelo, aceptando su terrible destino. La manada la empezaba a rodear, no tenía a donde ir En eso la puerta de aquel cuarto se abrió de par en par, creando un gran ruido. Todos voltearon para ver a la chica de trenzas, vestida de negro. 

La preocupación en los ojos de la pelinegra no podía ocultarse, y a la vez, los ojos de la rubia dejaron ver un brillo de esperanza, pero no duró mucho, ya que su vista se nubló de rabia y dolor al ver como uno de los lobos se abalanzaba sobre la chica de trenzas. 

Un crujido acompañado de un grito ensordecedor fue lo único que se escuchó en esa habitación. Enid pudo ver a Merlina entre los dientes de un gran lobo negro. 

Eso bastó para Enid. Su transformación fue impresionantemente rápida, dejando ver a un gran lobo castaño el cual se abalanzó contra el lobo negro, haciéndolo chillar de dolor. Al convertirse en lobo, el resto de la manada ya la reconocían como una más de la familia, por lo cual no se metieron a defender al lobo herido, sin embargo, Enid, quien estaba posada en modo de combate sobre Merlina, los miraba amenazante, echando espumarajos por el hocico. Nadie se podía acercar a ella. Protegería a Merlina de cualquiera que intentara hacerlo, así fuera su propia familia.

Yoko cerró las puertas de aquel cuarto, dejando a Enid y Merlina fuera de este, para luego, salir corriendo de ahí. Ella también era una amenaza a los ojos de la loba, y lo último que quería era que la matara su mejor amiga. 

Enid se relajó solo para tomar a Merlina, la cual había caído inconsciente. Su brazo estaba roto y perdía mucha sangre. La transformación de Enid iba cediendo, regresando a su forma humana.

Con una fuerza bestial, levantó a la pelinegra del suelo y salió corriendo con ella en brazos. 

Al llegar a enfermería comenzaron a atenderla de inmediato, y solo ahí se dio cuenta de que no tenía una sola prenda sobre su cuerpo. Una enfermera le pasó una bata de hospital para que pudiera estar a medio vestir. 

Enid solo podía ver como las enfermeras corrían de un lado a otro, Merlina no se encontraba nada bien. De pronto, la directora entró a enfermería, dirigiéndose directamente a Enid.

-Enid, Merlina pierde mucha sangre y está muy débil. Aquí no podemos atenderla adecuadamente y en el pueblo no querrán atenderla tampoco. Créeme que no te diría esto si no estuviera en verdad preocupada- dijo la directora con voz temblorosa.

-Me está diciendo que...- Enid se soltó a llorar -Q-q-que Merlina...- No podía terminar la oración, pero no tuvo que hacerlo ya que la directora la interrumpió.

-Te estoy pidiendo que la marques, sabes que sólo eso la puede salvar ahora- la petición de la directora la tomó por sorpresa, pero sabía que tenía razón. 

-Pero ni siquiera se si Merlina es mi mate- dijo Enid con voz apenada. -Vamos Enid- dijo la directora. -Descaradamente impregnaste a Merlina con tu olor, solo que no eres capaz de percibirlo- agregó.

-P-p-pero, ni siquiera recuerdo hacerlo- soltó Enid, con nerviosismo.

-Cuando te transformaste hoy, fue para protegerla, ¿No es así?- Enid asintió con la cabeza, a lo que la directora siguió, -Yoko ya me contó. En el momento en que te convertiste en lobo, te colocaste sobre Merlina. Tus feromonas se liberaron, impregnándose en Merlina. Por eso el resto de la manada no intentó acercarse más. La marcaste con tu olor- dijo finalmente. 

Enid trataba de procesar todo aquello que la directora le decía, pero esta misma se encargó de sacarla de sus pensamientos.

-Enid, necesito que la muerdas. ¡YA! no le queda mucho tiempo más-

El instinto de Enid fue la que la movió de su silla. Al ver el rostro magullado de Merlina, quiso llorar. pero no había tiempo. 

Se abrió paso a su cuello y clavó sus colmillos. El dolor fue tal que hizo despertar a la pelinegra, soltando un grito.

Poco a poco sus heridas iban sanando. Un lobo tiene la habilidad de regenerarse de manera rápida. Enid no mordió lo suficiente para que Merlina se convirtiera en lobo, al igual que ella. Sólo puso en su sangre una pequeña dosis de silaba lobuna, para así curar sus heridas. 

Si Merlina se convertía en lobo, sería porque ella misma lo decidiera.

-Ella estará bien ahora, gracias Enid- dijo la enfermera. -Puedes quedarte con ella si quieres- agregó mientras salía de ahí, acompañada de la directora.


Enid no podía despegar su mirada de Merlina. La había marcado con su olor. Ella era su mate. Pero le daba miedo confesárselo, no quería que por esa razón decidiera alejarse de ella. Pero tampoco lo podía ocultar. El amor de un lobo se detecta a kilómetros de distancia. 

Una voz familiar la sacó de sus pensamientos.

-¿Enid?- dijo una Merlina sin energía. -No te esfuerces mucho, necesitas descansar- dijo Enid, colocando su mano sobre el pecho de su amiga. 

-Te amo- y con esto, la pelinegra volvió a cerrar los ojos.  

¿Qué había dicho? ¿La amaba? Enid cambiaba de color como si de un camaleón se tratara. Pero ya no le quedaba duda. Lo que sentía era correspondido.

Se acercó más hacia Merlina y se quedó dormida con su cabeza apoyada en la mano de la chica de trenzas.

Perfect now | WenClairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora