Se dice que le gustas ➳ Markhyuck

Diecinueve.

La nueva supuesta relación entre Mark y Kim Jungeun parecía ser lo único de lo que los estudiantes de su escuela estuvieron hablando todo el día. No había ni un salón, ni un solo pasillo del edificio donde Donghyuck entrara y no escuchara el nombre de alguno de los dos, o peor, su propio nombre. Porque precisamente era él la razón del porqué el rumor era tan sonado; unos decían que Mark lo había engañado, otros que se habían peleado y la venganza de Mark era salir con una chica y otros que Mark y Donghyuck no salían, pero que Mark había besado a Jungeun solo para darle celos. 

Lo más terrible de todo era que ese último no estaba tan lejos de la realidad, porque si. Donghyuck estaba celoso. La parte buena era que al menos tenía otros sentimientos horribles dándole vueltas en el estomago y podía olvidarse de los celos por un minuto si así lo quería. 

Obviamente ese día no prestó atención a ninguna de las clases después del almuerzo, aunque intentó disimularlo con todas sus fuerzas y fingir que no le afectaba en nada, por dentro su cabeza era un tornado de emociones, y temía que los cinco mini Donghyucks estaban de vuelta discutiendo entre sí. 

Uno estaba enojado: ¿Cómo Mark se atrevía siquiera a andar besando otras personas por ahí?  ¿Acaso no pensaba en cómo se sentiría Donghyuck? Es que Mark Lee era un idiota, ¡Idiota, idiota, idiota! El segundo estaba indignado: ¿Acaso sus citas no habían valido nada para él? ¡Y con Jungeun! ¿Qué tenía ella que no tuviera Donghyuck? (Además de una vagina y senos, claramente)  El tercero se lo reprochaba: Era su culpa, él había rechazado a Mark primero. No podía esperar a que el mayor siguiera ahí, además le había restregado la palabra amigos en su cara mil veces, claro que se iba a buscar a otra persona. Mark no era estupido.  El cuarto parecía ser el más inteligente y lo único que hacía era pensar en un plan, lo malo era que lo cambiaba cada dos minutos: ¿Debería confesarse? ¡No! Lo mejor era huir a sudamerica y no saber más de niños canadienses. Quizá debería fingir que nada pasaba, o mejor, buscarse otro tipo y darle a Mark de su propia medicina. Todos eran buenos planes, pero no se decidía por ninguno.

El quinto parecía tener la voz más fuerte, pues era el que más escuchaba en su cabeza. Ese estaba dolido: ¿Cómo podía? ¿Por qué? ¿Era tan cruel que le divertía jugar con los sentimientos de Donghyuck? Mientras más lo escuchaba, más ganas de llorar le daban, pero luego se decía a sí mismo que no tenía el derecho. Mark y él no eran nada, y no debía llorar por algo como eso.

Para el final de las clases las vocecitas en su cabeza todavía no se habían callado, en todo caso hablaban más fuerte, pero al menos ya había podido decidirse por un plan de contingencia; No podía seguir saliendo con Mark. Y lo de Jungeun no tenía nada que ver, (él mismo al ser una victima de los rumores de pasillo sabía que no debía creerselo todo, a lo mejor no se habían besado, pero seguro algo había pasado para que esos rumores surgieran. Al menos de eso se intentaba convencer) sino que creía era lo más sano para su corazón. No sabía cómo le había hecho Mark antes, para estar cerca de él como si nada, pero claro estaba que Donghyuck no tenía su misma tenacidad, ni su resistencia o lo que sea que se necesitaba para soportarlo.

Mark le gustaba. Y era un tonto por no haberlo admitido antes, por fingir que podía hacer desaparecer sus sentimientos. Le gustaba, pero no estaba listo para declararse y era demasiado cobarde como para quedarse ahí y sufrir solo porque si. No podía siquiera con la idea de ser rechazado y estaba seguro de que Mark lo rechazaría, porque sino, ¿Por qué había besado a Jungeun? 

Entonces lo mejor era apartarse. No salir más con él, y proteger su corazón antes de que pudieran rompérselo. Estaba decidido, y fue por eso que no asistió a los ensayos de teatro; le dijo a Renjun que se sentía mal y fue directo a casa, intentando no pensar en la reacción de Mark al no verlo llegar, o mejor dicho, intentando no pensar en Mark en lo absoluto.