Treinta y tres.

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Donghyuck no sabía qué era peor; Taeyong con su mirada reprochadora o Mark con sus ojitos negros llenos de preocupación y desilusión. Bueno, objetivamente hablando si sabía, su hermano era mil veces peor porque junto con su mirada también venía un regaño, pero el silencio de Mark lo estaba matando. 

—¿Por qué no comiste, Hyuck? ¿Acaso te quieres enfermar?

Siseó con dolor cuando Taeyong le pinchó con una aguja el dedo de enmedio en la mano derecha, y miró mal a su hermano que a cambio le devolvió una mirada igual de fea que la suya. Al menos ya con ese dedo había salido la sangre mala y no tenía que pincharlo más para que se sintiera bien. Entonces se encogió de hombros como si con eso pudiera convencer a los demás que no era para tanto. O sea, si se había desmayado, pero un desmayo chiquito, nada por lo que alterarse... Es decir, seguía vivo, ¿no? 

—Sólo se me olvidó —murmuró, sin poder mirar a nadie a la cara, ni a sus hermanos, su cuñado y mucho menos a Mark, a quien le había dicho que si había comido cuando era mentira—. Estaba muy ocupado. 

Era la respuesta equivocada. Debió haberse quedado callado, porque era obvio que su hermano solo estaba siendo retórico y que si Hyuck debía defenderse esa no era la manera; parecía que le hubiese dicho que había empezado a tomar drogas o algo similar por lo alterado que se puso.

—¡Incluso si estás ocupado! No se te puede olvidar comer-

—Hyung —lloriqueó, alargando la última silaba y poniendo mala cara—. No me grites, me duele la cabeza. 

—¡Si te duele no es por cosa mía!

Taeyong siguió regañándolo a gritos, pero Donghyuck dejó de prestarle atención cuando vio a Mark levantarse y recoger sus cosas. Todavía no le había dicho nada, y Donghyuck no sabía bien si estaba molesto, decepcionado, preocupado o las tres al mismo tiempo. 

—Yo... vuelvo después —dijo Mark entonces, pero no a él sino a Dongsoon, y luego se dirigió a la puerta sin más. 

¿Eso significaba que estaba molesto? ¿Por qué estaba molesto? Si, le había dicho que había comido cuando no, pero simplemente porque no quería que Mark se pusiera como Taeyong y le diera un sermón. Que tu novio se preocupase por ti era lindo, pero solo hasta cierto punto y ellos no debían cruzarlo. ¿Cómo se atrevía a irse sin decirle nada? Claro, estaba su hermano y su cuñado presente y debían guardar apariencias, pero, ¿en serio? ¿nada de nada?

—¿Donghyuck, me estás escuchando?

—Hace media hora que no —se burló, lleno de sarcasmo y entonces se puso de pie, arrepintiendose cuando se sintió ligeramente mareado al hacerlo, pero fingió que nada pasaba y se acomodó frente a la mesita de la sala como había sido el plan desde el principio—. Tengo tarea que hacer, hyung, seguimos después. 

—¡Tienes que comer! —chillaron sus dos hermanos al mismo tiempo. 

—¡No tengo hambre y no quiero cocinar!

Johnny, que hasta entonces los había estado observando en silencio, tomó la palabra, antes de que los tres empezaran a pelear otra vez. 

—Yo haré comida, ¿okay? Y ustedes podrán seguir con lo suyo... —apaciguó el ambiente y se levantó del sillón—. ¿Espaguetti está bien para ti, Hyuck?

—Uh, si, hyung. Pasta está bien, pero no hagas mucha. 

Con su cuñado en la cocina y solo los libros de texto frente a ellos, Donghyuck creyó que podría volver fácilmente al ambiente de estudio de antes, pero no. Taeyong seguía mirándolo con ojos de halcón, y aunque no decía nada, Donghyuck apostaba que en su cabeza se estaba imaginando la continuación de su sermón. Suficiente tenía con el pensamiento de que Mark se había enojado con él, no quería lidiar con su hermano. 

Se dice que le gustas ➳  MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora