Luzu estaba por entrar en pánico. ¿Quackity venía camino a su casa? ¿Por voluntad propia? Tenía suerte de que Vegetta no estuviera, sino ahí sí se le formaría un problema. Y hablando de su mejor amigo, ya podía escuchar los reclamos de Vegetta por recibir a Quackity así nada más, hasta él mismo se estaba cuestionando si le quedaba algo de amor propio, pero necesitaba saber qué quería Quackity de él en esos momentos. Luego podría mandarlo a la mierda, o eso se decía a sí mismo.
En cuanto escuchó el timbre salió corriendo a abrir la puerta y ahí estaba a quien había estado esperando. Quackity se encontraba allí, pero tenía los ojos hinchados, la nariz roja y había un rastro de lágrimas en sus mejillas, sin contar la manga de su polerón, la cual lucía empapada.
—¿Quackity? ¿Qué te...?
—No preguntes. —Quackity le cortó sin más, antes de lanzarse a sus brazos. Estaba perdiendo un poco de dignidad en esos momentos, pero necesitaba alguien que le consolara y Rubius no estaba disponible en esos momentos por razones obvias.
—Está bien...
Luzu no entendía un carajo, pero estaba tan preocupado que simplemente se calló e hizo caso. Envolvió sus brazos alrededor de Quackity y dejó que este llorara en su hombro. Al pasar un rato, seguían abrazados, pero podía darse cuenta de que Quackity ya había dejado de llorar.
—Luzu... sé que es una pregunta estúpida y puedo imaginar cuál será tu respuesta, pero... ¿tú crees que Vegetta es mejor que yo?
—Si en serio quieres que sea honesto contigo, pues mi respuesta sería que sí.
En esos momentos, Quackity recordó por qué odiaba a este tipo.
—Oh, wow, gracias Luzu, en serio, qué palabras más reconfortantes. —Su tono se mantuvo monótono y sarcástico, pero no dejó de abrazarlo y frunció el ceño cuando escuchó al contrario reír.
—Déjame terminar primero, bobo. Vegetta es alto, es guapo, es fuerte, tiene una gran personalidad, es una persona muy madura, pocas veces se enoja y sabe muy bien cómo resolver problemas.
—Esto sigue sin hacerme sentir mejor, Luzu. —Interrumpió Quackity con voz cantarina e irónica.
—Silencio. Vegetta tiene todo eso, por lo que cualquiera diría que es mejor que muchas personas y objetivamente lo es, es mejor que la mayoría de las personas que he conocido. Pero aún con todas esas increíbles cualidades, jamás pude sentirme atraído por él. ¿Sabes? Vegetta se me confesó hace mucho tiempo, siempre fuimos amigos, pero nunca pude corresponder sus sentimientos. —Oh, Quackity definitivamente no sabía eso—. Cuando se lo conté a otras personas, todos me decían que me estaba perdiendo un partidazo. No lo entendía, la verdad. Yo no estaba perdiendo nada, Vegetta era mi amigo y siempre iba a serlo, de hecho, él no quiso que nos distanciáramos cuando lo rechacé. Hay algo que muchas personas no entienden y es que el amor no se puede forzar, si fueras a forzarlo, dejaría de ser amor. ¿Sí me entiendes? Cuando dos personas comparten un mismo sentir, en cualquier tipo de relación, se forma un vínculo único, pero cuando una parte se fuerza, ese vínculo simplemente no existe. El amor no lo es todo y una buena amistad nunca viene mal, si vas a sacrificar todo eso por miedo a un corazón roto, jamás estarás listo para las etapas más complicadas que están por venir.
Quackity estaba totalmente estupefacto. Luzu acababa de darle un tremendo discurso, cursi como la mierda, sobre el amor no correspondido y las expectativas de las personas, y lo peor es que... ¿de verdad lo había hecho sentir mejor? Pensó en Rubius y en todos los momentos que pasaron juntos, los buenos y los malos. Rubius siempre había estado ahí para subirle el ánimo y hacer que viera las cosas de una forma distinta, también estuvo ahí para ser su cómplice y ayudarle a dar la cara cuando las cosas se ponían difíciles. Rubius estuvo ahí como un hermano mayor, le dio todo, más Quackity fue egoísta y decidió tomar todo sin dar nada a cambio. Rubius necesitaba apoyo en un momento complicado y Quackity se portó como un niño mimado que quería que todo girara en torno a sí mismo, cuando debería estar velando por la felicidad de la persona que más ama en el mundo. En definitiva, se sentía como la peor persona sobre la tierra, pero ya sabía qué hacer y cómo arreglar las cosas, y eso sí que lo hacía sentir mejor.
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you hate to love me [luckity]
FanfictionPor eso, cuando él apareció gritando, riendo, bromeando, sin tapujos y ni una pizca de vergüenza, muy en el fondo se sintió frustrado, porque debería estar juzgándolo, odiándolo y sintiéndose terriblemente incómodo con tal contraste a su propia pers...