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Jungkook sujetaba con firmeza el volante, sus nudillos lucieron blancos por la presión, y sus ojos fijos en el camino que lo llevaba hasta su amado abogado

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Jungkook sujetaba con firmeza el volante, sus nudillos lucieron blancos por la presión, y sus ojos fijos en el camino que lo llevaba hasta su amado abogado.

Yoongi estaba a su lado, igual de desesperado y ansioso por llegar a su destino, aquella finca a las afueras de Incheon que le pertenecía a Kim Namjoon, el padre de Taehyung y Jimin. Poco tiempo pasó desde que abandonaron Seúl y aún les quedaba un largo trecho por recorrer, cerca de dos horas, quizás menos dada la velocidad a la que iban. Era ya cerca de las seis de la mañana, pero ni el cansancio ni el sueño podrían derribarlos. 

"Estoy cansado de pensar en lo que pudimos ser, y en su lugar quiero pensar en lo que seremos cuando vuelva a tenerte entre mis brazos", se dijo el Comandante. 

Sus ojos se desviaron unos segundos a aquel papel sobre su celular, asentado en el apartado debajo del radio del auto, era ese mismo papel que encontró en el lugar de Taehyung.

Desde ahí aún podía leer esas palabras 'embarazado' y su corazón seguía sobrecogiéndose ante la noticia.

Y en su mente imaginaba a su pequeño amante sonriente y reposando entre sus brazos, con el vientre abultado... ¿Y si nunca volvía a verlo? ¿Y si Taehyung decidía nunca perdonarlo?

Perdería a su amado y a su hijo. ¿Qué le quedaba, entonces? Nada, y esa nada le estaba matando. 

Una recta los recibió tras un par de curvas, bordeando el camino estaban varios árboles y una que otra casa.

El lugar parecía desolado, a penas el sonido de los pájaros los acompañaba y la verdad era que ninguno de los dos soltó palabra y se sumieron en un trémulo silencio. No podía ser de otra forma, no cuando la cabeza de cada uno estaba agobiada con el recuerdo de su amante, tan destrozadas por el suplicio que padecían. 

"Minnie...", pensó Yoongi, imaginando un hijo con Jimin. Aquel deseo que surgió de la llama de la envidia al saber que Jungkook sería padre. La situación quizás no era la mejor para pensar en una familia así, pero bien podría ser el inicio.

"Me pregunto si en lugar de salvar a mi pequeño gatito en peligro, yo mismo lo maté... ¿Fue así?", quiso saber él. 

El tiempo pasó, y entonces vieron a lo lejos el negro portón de la propiedad que en el frente tenía grabado en plata las letras 'K&W'. Jungkook sólo pudo pisar el acelerador hasta el fondo hasta que estuvieron frente al portón, frenando abruptamente a sólo un metro del portón.

¿Y ahora qué? 

Jungkook y yoongi bajaron del auto, ligeramente nerviosos por lo que se avecinaba. Llamar a la puerta pareció la mejor opción, aunque no sabían quien respondería, o si alguien lo haría. Aún así tocaron, golpearon la madera con el puño cerrado para que el ruido alertara a alguien.

Y así fue, un hombre vestido de vaqueros y camisa blanca les abrió, y a pesar de su típica vestimenta, los policías supieron que el hombre no cabía dentro de los parámetros de lo normal, no cuando ostentaba en su cuello el tatuaje de la mafia a la que pertenecía y en la cinturilla de su pantalón llevaba un arma. 

Pasión en la Mira •• KookTae••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora