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Los tiros resonaron en el prado, una lucha campal entre dos mafias se llevaba a cabo, con detonadores y bullicio, órdenes flotando en el aire de cada lado

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Los tiros resonaron en el prado, una lucha campal entre dos mafias se llevaba a cabo, con detonadores y bullicio, órdenes flotando en el aire de cada lado.

Jackson estaba con un rifle en la mano, ubicado sobre el techo de la casa, disparando a lo lejos, a aquellos enemigos ocultos entre la maleza. Sus subordinados estaban abajo, aunque unos cientos metros más lejos disparando a diestra y siniestra contra los Jo.

Los bandos se podían diferenciar con claridad, el número una prueba de ellos. Los Jo parecían más, pero la mafia Wang contaba con la afilada vista de Jackson y la rapidez al disparar de Seokjin. 

-A Namjoon le disgustará mucho esto -se dijo a sí mismo-. Detesta la sangre sobre sus plantas. 

Dio tres disparos más, uno tras otro a un grupo oculto entre un par de árboles cerca del portón de la propiedad. Pero Jackson estaba buscando a Woohyun, quería asesinarlo tan pronto como pudiese para acabar con esa batalla, aunque sabía que bien podría llevarles más tiempo.

El hombre estaba empecinado en llevarse el primer lugar en el podio de mafias de Seúl. Tanto lo quería que fue capaz de enviar a la cárcel a su sobrino, el heredero, y de asesinar a su propio hermano. Esa era una retorcida monarquía como las de antaño. 

Al parecer, el fiscal era un cobarde que no daba la cara, ya que no lo había visto en ningún momento. Claro, lo mismo podrían decir los Jo de él, pero Jackson no estaba ocultándose, de hecho, estaba en el mejor lugar para atacar.

Un ataque sorpresa era lo que lo llevaría a la victoria. Por otro lado, a Seokjin le gustaba estar siempre al frente, le gustaba ser el primero en disparar y el último que quedara. Desde muy joven fue así.

Seokjin era el único hijo biológico que tenía, pero jamás menospreció a Taehyung o a Jimin por no serlo, en realidad, siempre quiso protegerlos a pesar de ser menor a ellos con un año y medio.

Seokjin heredaría la mafia como si se tratara de una monarquía, aunque en realidad, el chico se lo merecía, era despiadado y con un gusto particular por esos turbios negocios.

Y en un de esos turbios negocios conoció a Hoseok, un empresario de Daegu que estaba en la lista de enemigos de la mafia Wang, y cuando Jin pensó encargarse de esa piedra, resultó enamorado del moreno.

Un hombre que no le temía a Seokjin ni mucho menos, no cuando en realidad le gustó el menudo cuerpo del joven y esos dulces labios en forma de corazón. Seokjin fue renuente a sus sentimientos al inicio, pero en medio de tantos intentos por asesinarlo y que ninguno salió como lo esperado, terminó sobre el sofá del empresario, con las piernas desnudas y abiertas. 

Seokjin era un tornado. 

Aun cuando tanto Taehyung como Jimin recibieron entrenamiento en armas y pelea, a ninguno le gustaba hacerlo, era quizás algo de genes. 

Pasión en la Mira •• KookTae••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora