-Así que piensas seguir como policía, aún después de lo que sucedió con el fiscal.-¿Tengo alguna razón para no seguir siéndolo? -preguntó Jungkook tras las palabras de su, ahora, suegro.
Jackson esbozó una sonrisa socarrona.
-Esto es lo que necesitas -le dijo, tendiéndole una carpeta blanca con varias hojas dentro-. Es el expediente de Jo Woohyun.
Jungkook la recibió en sus manos y se predispuso a revisar el documento, se topó con cinco hojas sobre sus crímenes, desde robo de identidad hasta asesinato en tercer grado.
También estaba un récord sobre su trabajo en la fiscalía de Seúl, añadiendo también varios cómplices dentro de la institución que le sirvieron como conducto para entrar al servicio público.
Era un buen informe, y serviría para que Jungkook lo presentara a sus superiores antes de que la noticia sobre la muerte del hombre saliera en los periódicos. Un accidente, muy típico de la mafia. Y nadie podría objetar nada con la evidencia clara.
-Se lo agradezco.
-Ahora eres de mi familia, Jungkook, y es mi deber protegerte también, aunque creo que eso puedes hacerlo tu solo -señaló burlesco.
-Y cuidaré bien de Tae y de mi hijo.
-Lo sé, pero no dudes que en el momento en que cometas un error la mafia irá por ti -advirtió en tono sombrío que le hizo estremecer al Comandante.
Al regresar a Seúl, Jungkook se enfrentó a sus superiores, fue casi un juicio como los de Salem, y el policía se sintió como si fuera un hechicero apunto de ser quemado en la hoguera. Afortunadamente, tanto los papeles brindados por Jackson cuanto los testimonios de otros oficiales sirvieron para apagar el disgusto de los viejos oficiales.
Taehyung y Jungkook regresaron al departamento del mayor, algo temporal pues planeaban buscar un lugar propio, uno donde hacer su vida juntos.
Y Jungkook tenía una idea de cómo le gustaría empezar esa nueva vida juntos.
Esa tarde al salir de la oficina, Jungkook pasó por una joyería del centro de Gangnam. Buscó con la mirada entre los muchos anillos de compromiso que el dependiente le mostró, pero sus ojos se posaron en una argolla de oro y diamantes Harry Winston. Mandó grabar en el interior 'Para mi osito' en cursiva.
Cuando salía de la joyería divisó a su pequeña princesa cruzando la calle, llevando en sus manos una bolsa negra con letras rosas. A pasos rápidos le dio alcance, y de sorpresa lo sujetó por la cintura.
-Jungkook -jadeó Taehyung al verlo. -Creí que estarías en casa ya.
-Tenía que comprar algo antes -mencionó con cierto sonrojo en las mejillas.
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Pasión en la Mira •• KookTae••
Teen FictionEn medio de una cama, con las manos esposadas y la boca amordazada, Taehyung esperaba que el glorioso semental frente a él arremetiese contra su débil cuerpo. Con las piernas abiertas, en una singular invitación, ansiando que aquel hombre, JungKook...