Desde lo acontecido el chef había resuelto no moverse del hospital, no soportaba la idea de que tay saliera de aquel estado tan delicado en el que se encontraba y él no estuviera ahí para ser el primero en apreciarlo, por ende, se la pasaba gran parte del día sentado a las afueras del lugar leyendo un libro que en algún momento había llegado hasta sus manos.
Suspiró cerrando los ojos mientras dejaba caer su cabeza hasta el punto de apoyarla contra la pared; tres meses... tres tortuosos meses habían pasado desde ese momento en el que pensó que por segunda vez perdería a tay...
🍓-Flash back-🍓
La compañía de gun y en especial de chim había sido en efecto algo que le había servido demasiado, el pequeño desde que llegaba hasta que se despedían no dejaba de contarle las mil y un cosas que hacía en la escuela, las veces en que esa fastidiosa profesora de matemáticas lo regañaba, o los momentos felices que vivía junto a su pequeño amiguito perth. Todo el peso que le sacaba de los hombros ese infante era impagable, aunque claro, como toda felicidad es efímera bastó con que dieran las nueve de la noche para que off llegara por él y gun, permaneciera un par de minutos más para averiguar sobre el estado de su amigo y luego se marcharan con la promesa de regresar a día siguiente.
Tres días llevaba ahí y ningún cambio había surgido.
Asintió levemente cuando el doctor le hacía señas, entendiendo por aquellos ademanes que tenía sus cinco minutos diarios para pasar junto al padre de su hijo. Se levantó y apuró el paso, no quería perder ni un segundo de aquel tiempo tan reducido que a fin de cuentas le regalaban. En cuanto la puerta se cerró tras él se acercó a la camilla y sin más comenzó a relatarle una a una las vivencias que su adorado sobrino chim le había narrado horas antes, entre esas lo divertidas que eran sus tardes jugando futbol junto a off y lo delicioso que era cocinar con gunnie por las tardes.
Tal vez había pasado recién tres minutos junto a él cuando repentinamente algo se tornó extraño, la respiración de tay era cada vez más agitada y por los latidos de su corazón daba la impresión que en cualquier momento éste iba a estallar.
Hecho un manojo de nervios salió corriendo de la habitación en busca de la ayuda que no tardó en llegar, junto a las enfermeras y paramédicos logró colarse en la habitación viendo como todos hacían su labor para poder estabilizar a tay.
-¿Qué ha ocurrido? - Preguntó el doctor una vez que irrumpió en la habitación.
-Sufrió una descompensación. -Respondió uno de los paramédicos mientras asistía al pelinegro.
Frente a los ojos de new todo iba en cámara lenta, las enfermeras yendo de un lado a otro no habían advertido su inapropiada presencia en el lugar. Temblaba, sentía demasiado miedo, sus ojos en algún momento se habían llenado de lágrimas y por más que quería ir y aferrarse al cuerpo de su amante no podía, las piernas y el cuerpo en general no parecían querer poder de su parte.
Jadeó... ¿Acaso ahora sí iba a perder a tay?
El repentino pitido proveniente de la máquina que marca la frecuencia cardíaca le sacó de su ensimismamiento, siendo recién en ese momento que advirtió con certeza qué ocurría, y es que a cada segundo que pasaba se apartaba más del pelinegro.
-Lo estamos perdiendo! ¡Carguen y despejen! - Demandó el doctor.
Nada podía ser más claro que eso...
-¡¡Tayy!! - El grito desgarrador fue todo lo que salió de la garganta de new al momento de ver sucumbir el cuerpo de su novio bajo las plaquetas eléctricas.
-¿Qué demonios está haciendo él aquí?! ¡Sáquenlo! - Ordenó notablemente molesto el hombre que continuaba con el afán de reanimar a tay.
-¡No! ¡Suélteme, tengo que estar con él!! ¡Suéltenme!! - Las pobres enfermeras poco y nada podían hacer con el chef puesto que éste les superaba tanto en altura como en fuerza, por ende, no tuvieron más que sedarlo para calmar la situación sin que nadie saliera físicamente lastimado.
Luego de eso despertó en un cuarto totalmente blanco, advirtiendo la compañía de off junto a él. Recordó la mirada que el mayor le envió, mas no supo descifrarla sino hasta que oyó provenir esas terribles palabras que terminaron por acabar con las pocas esperanzas que tenía.
-Akira.. calló en coma. -
🍓-Fin flash back -🍓
Cerró el libro y lo dejó sobre el asiento contiguo al tiempo en que veía como una de las enfermeras salía del cuarto en donde yacía el mayor, no alcanzando a apartar la vista afligida de su persona sonrió al ver como la chica de mediana edad le devolvía el gesto con un deje de aflicción.
-¿Nada..? - Indagó, más por costumbre que por otra cosa.
-No.. Ningún signo alentador - Respondió ella en un tono dolorosamente suave.
-¿Cuánto tiempo más se puede esperar..? - Preguntó casi con miedo de oír la respuesta, más sabía que necesitaba de algo a lo que aferrarse.
-Todo el que sea necesario. - Contestó la mujer, obviando el hecho que tras esas palabras le estaba dando aliento para algo que era tanto incierto como relativo.
-Entiendo.. - Masculló new.
-Mire.. no está permitido que los pacientes reciban visitas a esta hora pero creo que puedo hacer una excepción. - Susurró la mujer tomando de improviso al moreno.
-¿Eh? - Inquirió el chef aun sin entender.
-Usted solo entre ahí y comparta tiempo con él, eso sí, sin encender las luces o hacer algún tipo de sonido lo suficientemente notorio como para que lo descubran.- Dicho esto la chica sonrió haciéndole un venia y se marchó del lugar, no sin antes cerciorarse de que nadie merodeara por los pasillos y ver cómo aquel afligido hombre entraba a la habitación del pelinegro con un deje de esperanza.
Pau🤍
ESTÁS LEYENDO
Ahora es mi turno de hacerlo por tí •Off-Gun•
Fanfiction"...prometí intentar hacerte feliz en todos los ámbitos, me propuse ser el responsable de cada sonrisa y gozo de tu persona.. y bueno, está demás agregar que sólo contigo quiero pasar el resto de mi vida... Ahora, es mi turno de hacerlo por ti.." ⚠...