El pequeño punk tenía planes de escapar. RM lo sabía por la manera en la que Jin lo miraba, fijamente por encima de su ambulancia, se mordió el labio inferior aprehensivamente. Con esa reacción podría haber llevado muy bien sus intenciones y anunciarlo en los periódicos. RM decidió no llamarlo aún para irse. Ahora mismo la principal preocupación era mantener al jaguar con vida. Una vez que estuviera a salvo recogería a los ingratos idiotas y los trasportaría lejos, si era necesario.
Todavía tenía su espada fuera, que era el arma de su elección, si bien puede ser más fácil matar a alguien desde la distancia con una pistola, RM había estado peleando con su espada tanto tiempo que la sentía parte de él. No solamente eso, la manera más fácil de matar a Los Cuervos era decapitándolos y nada hacía mejor ese trabajo que una larga espada. Avanzando un poco en su camino hacia la puerta, RM hizo una larga pausa, suficiente para darle su Glock en la mano a Jin
—¿Sabes cómo se usa esto? —Preguntó en voz baja, parecía más un susurro.
—Sí, tuve una cita con un policía y tomé todo tipo de lecciones de armas de fuego. —Jin se acercó para cogerla.
Sus dedos estaban fríos y pegajosos cuando chocaron contra las manos de RM. Aun así, una lenta grieta viajó a través de su cuerpo y de repente se dio cuenta de la esencia amaderada y limpia viniendo de Jin. «Olvídalo, es el hermano de Yunho y lo último que necesitas es esa clase de problemas».
—¿Vas a ser capaz de dispararle a alguien si fuera necesario? —Aclaró su garganta y señaló con su mano atrás.
El paramédico asintió dándole un rápido vistazo a la mujer muerta.
Pero por el camino, sus ojos se llenaron de pena, era obvio que le gustaba ella. Entonces RM vio una llama de furia pasar como un rayo por los ojos del hombre. Una que reconocía bien. Él miraba con furia y con la necesidad de venganza. Bien, él necesitaba a Jin furioso. Nada como la adrenalina para luchar de la manera necesaria, para mantener a los chacales fuera el tiempo suficiente para salir de una situación como esa.
Sacudió su cabeza hacia la puerta indicándole a Jin que era tiempo de moverse. RM agarró su espada apretadamente. La empuñadura pegajosa por el sudor y la sangre del Cuervo que había matado. Cogió a Jin mirando el desastre en la hoja. El paramédico se puso un poco pálido.
RM solo podía imaginar lo duro que debería ser esto para Jin ahora mismo. Primeramente, le habían disparado, luego encontró el cuerpo de su amiga, y ahora tenía que creer en un extraño que tenía alrededor un arma sangrienta.
Considerándolo todo, lo estaba manejando bastante bien, la mayoría estarían curvados en sí mismos en posición fetal rezando a cualquier dios, adorándolo en ese momento. Sin embargo, Jin estaba conmocionado, o era estúpido o era el mayor bravo hijo de puta que RM hubiera conocido.
La forma en que cogía la Glock le decía que no había mentido cuando afirmó que sabía cómo usarla. Le daba a RM algo de comodidad, pero no mucha. Aunque ahora fueran dos, las posibilidades seguían estando de parte de los otros tres y Jin no tenía entrenamiento profesional de batalla cuando se trataba de luchar con otros cambia formas.
Bueno, hora de moverse. Si se estancaban mucho tiempo Los Cuervos podrían venir hacia ellos. RM sabía que la única razón por la que ellos no estaban alrededor es porque tenían un sano respeto por su espada y lo que podía hacer en sus cuellos. Pensaba que solo iba a comprar un poco de tiempo. Los Cuervos nunca habían sido conocidos por su inteligencia o paciencia.
—Muévete. —RM le gritó a Jin. Esperaba que el paramédico lo estuviera siguiendo. RM arremetió hacia la puerta. Con la batalla en camino, blandió su espada alrededor haciendo un círculo. Las armas arrancaron a disparar a través del aire. Las balas daban contra las paredes, ventanas, y vitrinas. Al mismo tiempo que cortó el brazo de un Cuervo con su espada, un dolor agudo en la parte baja de su pierna le dijo que había sido alcanzado.
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Serie de los CP 01 - Pasiones Primarias
FanfictionSerie de los Cambiaformas Perdidos 01 - Pasiones Primarias (Namjin) RESUMEN Jin siempre se había considerado a sí mismo un tipo bastante normal. Poco sabía que no podía estar más equivocado. Atacado por un grupo de hombres armados, luego de un tirot...