XXVI - Eclipse

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El claqueteo frenético de las suelas duras en los callejones empedrados resonaba mientras el par de hermanos huían de la mansión Kibutsuji. La oscuridad envolvía sus siluetas mientras se adentraban más en la ciudad en dirección a los muelles.

"No puedo creer que realmente hayas logrado engañar a los guardias". Makomo suspiró con pesadez, no sabía si debería estar orgullosa de su camaleónico hermano o avergonzada de lo tontos que pueden ser los guardias.

"Soy un actor profesional, mi querida hermana. Soy un profesional en el arte del engaño." El hombre de cabello salmón con un vestido de sirvienta se jactó, aunque su voz sonaba hueca sin la arrogancia habitual.

"¿Así es como se llaman los sinvergüenzas a sí mismos hoy en día?" La mujer jadeaba, se estaba cansando.

"No es lo que esperabas, ¿eh?" Sabito se mordió la mejilla para que no se le rompiera la voz, lo mínimo que necesitaba era discutir con su hermana en este momento.

"Me enteré de que una iglesia te compró después de que nos separaron..." Makomo se detuvo, haciendo que Sabito se detuviera y se volteara hacia ella. "Entonces, fui a todas las iglesias en el puerto, pero no pude encontrarte, esperaba que te hubieras convertido en un hombre de bien, hecho y derecho". Su rostro mostraba su insatisfacción hacia su hermano menor.

"Me compró la iglesia, sí... pero eso me convirtió en lo que soy ahora, un jodido desastre". No quería decir esas palabras frente a ella tan pronto, la peor primera impresión de su vida, pero no pudo encontrar nada más apropiado que eso.

"¿Cómo? ¿Qué no deberían enseñarte a cómo comportarte?" La mujer de cabello oscuro exigió una explicación.

"He aprendido más sobre la justicia en los burdeles que allí. Vivir en una iglesia no te hace honorable, te convierte en un parásito que se aprovecha de la sociedad y no da nada más que mentiras a cambio". Escupió amargamente. Todos esos años que vivió cómodamente allí tuvieron un precio, pero la factura la pagó otra persona.

"¿Y un pirata que roba para ganarse la vida no lo es?" Se sintió insultada, creía en la iglesia, oraba todas las noches para que su hermano estuviera vivo y bien, ¿y acaso no fueron escuchadas sus oraciones? El hombre estaba justo frente a ella.

"Di lo que quieras, pero los piratas han mostrado más honor que esos hijos de puta". Él ladró de vuelta, su paciencia fue frustrada por la ira.

"¿Por qué no dejas de ser un pirata y trabajas como una persona honesta? Solo tienes que dejarlos ir." La mujer rogó, tomando las manos de su hermano.

Sabito se volteó abruptamente, apartando las manos de las de su hermana. Estaban perdiendo un tiempo precioso y el barco estaba muy cerca.

"Escucha, mis dos mejores amigos, hombres que me han salvado varias veces, están arriesgando sus vidas por ti, ¿vienes conmigo o no?" Sacó su frustración, ya no le importaba si ella venía a la isla o no, al menos la ayudó a escapar de la mansión pero no iba a dejar a sus hermanos a su suerte.

El estallido repentino de su hermano la tomó por sorpresa, sea lo que fueren esos hombres, parecían ser importantes para Sabito. Pasó un segundo antes de que entendiera que el hombre de cabello salmón estaba hablando en serio, estaba desesperado. "Si voy." Ella respondió.

"Bien, es ese barco de allí". El teniente resopló y señaló hacia el barco más aterrador que la mujer jamás había visto antes de tomar la mano de su hermana y correr hacia el lúgubre barco.

Las sorpresas siguieron desconcertando a la ex sirvienta cuando se encontró con un grupo de niños y adolescentes atendiendo el supuesto barco pirata, contrario a la tripulación adulta habitual de piratas que ella esperaba; Solo podía desear que esto no fuera una especie de tráfico de niños, pero las cosas no podían empeorar ¿verdad? Su hermano era un pirata travesti.

Mares de Inferno - RenGiyuu  - KNY -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora