Puedo comparar mi vida por un momento, Correlacionar lo que leía de infante lo que de adulto siento, Está vez no corro con la suerte de Caperuza con el lobo hambriento, Mi vida se ha vuelto como Nietzsche porque en mi vida Dios ha muerto.
Podría seguir expresando mi etapa de niñez, Porque ahora que lo pienso es tan opuesta a la adultez, Cuando de niño leía cuentos de un padre que nunca a su hijo ha dejado, Sintiéndome tan bíblico cuál Jesús cuestionándome ¿Padre porque me has abandonado?
Quiero seguir quejándome de mi niño interno, Aquel infante que no recibió calor hoy se congela hasta en brasas de infierno, Aunque intento asimilarlo intentando sentirme como un diablo en una pastorela, Mis emociones son más cercanas al noveno círculo de alguna comediante novela.
A su vez cada mañana me levanto al espejo a contemplarme, Y enfrente mía me veo de infante e incluso pareciera que el reflejo pueda hablarme, Viéndolo tan sano me pregunté a mi mismo "¿Por qué sueles decir que estás vivo cuando sabes que mueres?" Mi reflejo me escucho y me dijo "Entre ser o no ser realmente no sé quién eres".
Desde entonces supuse que la solución estaba dentro de mí, Entonces meditaré hasta encontrar un recuerdo que me haga sanar en sí, Sin más esto fue un poco de mi infancia sin resolver y habrá cosas que quizá no dije, Solamente recuerda que si no encuentras respuesta busca la solución empezando por el origen.
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