La musa del dibujante.

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Aún recuerdo aquel día que por fin mi presencia notaste,
Estaba yo dibujando la mayor obra de arte que nunca encontraste,
Eran tus dos hermosos ojos, puesto que para mi no hay mejor paisaje,
No hizo falta meter más brillos puesto que tu mirada se lleva todo el contraste.

Entonces esa mañana, armado de valor, mi obra te decidí enseñar,
Las hermosas líneas de tu rostro hace que hasta mi mejor obra parezca un simple boceto,
Esa sonrisa tan perfecta me hace querer tu retrato enmarcar,
Puesto que teniéndote a ti de musa, cualquier cuadro que haga sería perfecto.

Antes de ti yo vivía en un mundo a base de escala de grises,
Pero desde ese momento tú fuiste a quien mi vida le dio esos matices,
Le diste a mi existencia una tonalidad fuera de este mundo, pareciera galáctico,
Todo gracias al color de tus labios, ese que no lo describe ni el cromático.

Antes de ti mis trazos no tenían direcciones y a la inspiración era inmune,
Solo eran garabatos disfrazados de algún arte disfrazado al cual uno mismo asume,
Hasta que te conocí y ahora cada línea que hago en tus curvas se consumen,
Mi vida era tan plana pero tu presencia le dio volumen.

Me aferré a ti arduamente como el dibujante al lápiz,
Y me seguí aferrando a ti, como el color al matiz,
Y me volví a aferrar a ti como una sombra al gris,
Hasta que la musa perfecta a mi lado por fin conseguí.

Seguiré diciendo que tu saliva fue el mejor borrador para las manchas del pasado,
Pusiste mi mente como lienzo en blanco quitando esas horribles líneas que me dejaron marcado,
Ahora te pinto tanto a color que hasta cuando me abrazas a pintura hueles,
Mi vida se alejó del gris grafito, para tornarse a colores más pasteles.

Como toda relación a veces hay que pasar por sombras y pincelazos duros,
Teniendo que recurrir a darte iluminación a tu sonrisa cuando todo está en apuros,
Se que aún tienes miedo de que termine ésta obra a futuro,
Pero como un buen pintor, también aprendí a amar tus oscuros.

Diariamente me enfocó en difuminar en tu retrato las heridas del pasado,
A veces solo intento darte brillos en zonas donde abunda el sombreado,
Aunque hay días en los que ni la coloración del sol a tu rostro ha pigmentado,
De alguna forma aunque la vida nos dibuje a blanco y negro, tu sonrisa hace el coloreado.

En este momento estoy contorneando la hermosa silueta de tu sonrisa,
Quiero que sepas que cada vez que te ilustro, mi mente se desprende de esa carcasa,
Mi corazón se libera de las ataduras y aunque este no piensa, siempre te traza
Y aunque no soy Da Vinci, tengo todos los días entre mis manos a mi propia obra lisa.

Ni la mayor foto tomada con la mejor resolución se compara a la calidad que hay en el pixelaje del broche con el que dibujé tu rostro. No importa si es grafito, pintura o tinta, para demostrar el arte de su rostro me bastaría hasta con un simple trozo de carbón.

PhD.

PhD

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