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La verdad es que la terapia no les sirvió.

Aprendieron a sobrellevar todo por su cuenta.

Pero estaban bien.

—Cariño, pásame mis notas— pidió Sapnap, dándole otro sorbo a su bebida. Casi enseguida la dejo en el buró.

George tomo los documentos entre sus manos para poder dárselos con cuidado, ya que el contrario era demasiado despistado.

Antes de que pudiera alejarse, Sapnap lo abrazo fuertemente por la cintura, tumbándolo a un lado de él.

—¡Hey!— se quejo George, acomodándose mejor en la cama.

—¿A que hora llegan los niños...?— pregunto Sapnap, ocultándose en el cuello del adverso.

—Sam seguro está en camino. Punz llegará un poco tarde por el servicio social— le aclaró, acariciando con delicadeza los cabellos del otro para calmarle.

Sapnap se separó un poco para poder mirarle con una pequeña sonrisa.

—Entonces vamos a terminar de decorar el pastel.

—Me parece perfecto— concordó George, levantándose de la cama para acomodar sus prendas, ya que se habían arrugado levemente ante el movimiento.

—¿Vendrán tus padres?— cuestionó el oji-azul, dirigiéndose a la cocina mientras el contrario lo seguía.

—Bad llega en media hora. Skeppy en dos horas, debido al trabajo, pero jamás se perdería el cumpleaños de Sam.

—Mi madre también vendrá.

Ambos se detuvieron en la cocina, buscando con la mirada la decoración que utilizarían. Cuando la encontraron, George fue por ella, mientras Sapnap sacaba el pastel de la heladera.

—¿Y el resto...?— preguntó el heterocromatico, probando por encima el betún, para asegurarse de que lo había hecho bien.

—Estoy seguro de que van a venir, no te preocupes— le calmo, poniendo las chispas de chocolate en un recipiente para facilitar su uso.

—¿Terminaste las galletas?

—La masa, olvide hornearlas.

—No pasa nada, voy a recalentar el horno.

George se dirigió hasta el aparato metálico para hacer lo antes dicho.

—Te ves lindo cocinando— murmuro Sapnap, colocándose detrás del adverso, para después poner su mentón en su hombro.

George soltó una carcajada ante esas palabras.

—¿Si? me veo lindo haciendo cualquier cosa.

Volteo para quedar frente a frente con el de ojos azules, quien también sonreía.

—No lo dudo— respondió Sapnap, dejando un corto beso en los labios de George.

Cuando eso no le bastó, siguió repartiendo besos por todo su rostro, escuchando la risa del heterocromatico mientras le pedía que parara con cierta gracia.

—¡Sapnap, espera!— soltó entre risas, intentando alejar al contrario, más este se rehusaba.

—Me gusta besarte.

—¡Estamos ocupados!

—¿Papás?

Ambos quedaron inmóviles un rato cuando escucharon la voz de Sam, pero rápidamente se destensaron. Sapnap abrazo con fuerza a George, dejando un último beso en su mejilla.

—Cariño, terminábamos tus postres.

—¿¡Hicieron galletitas!?— exclamó el peliverde con emoción, corriendo hasta ellos para unirse al abrazo.

She? [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora