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Hace dos lunas llenas que finalmente me hice lobo. Una cosa de la cual se tiene orgullosa a mis 16, puesto que el primer cambio se genera a los 11-14.

En todo ese tiempo mi mamá no dejaba de recordármelo. Me daba pastillas, iba a campamentos o sesiones y cosas por el estilo. Creí que cuando cambiará, irónicamente. Todo cambiaría, pero...

-¿Qué miras?- pregunta papá con cansancio. Apenas y pudo ser lobo en estos días de luna pues su trabajo así lo requería. Ambos, sentados en el comedor desayunando antes de empezar un nuevo día.

-Nada- miento presionando el teléfono al ver que mamá no ha cambiado para nada la foto de perfil familiar en dónde aparecen todos menos yo -Debo irme-

-¿Quieres que te llevé? Tu madre y yo iremos a dejar a tus hermanos a sus prácticas, y -

-No. Gracias, Yoko viene a recogerme- papá sonríe, se levanta de la silla y me deja un beso en la frente.

Salgo de casa, camino un par de cuadras y me meto a la pequeña arboleda que rodea nuestro vecindario.

Camino. Un poco más, paro en un lugar en donde creo no escuchará nadie.

Grito. Grito desgarrando la garganta, saco las garras y atacó a un árbol cortando la corteza con furia. Cada ataque es un recordatorio de la manera peculiar del "amor maternal" que tengo.

Golpeó el árbol con impotencia.

De poco en poco disminuyen los golpes hasta quedar sin aliento. La garganta está cerrada, la cabeza me duele y siento un mareo junto a un temblor de cuerpo.

-Vete... Vete a la mierda- digo a suspiros, cansada por mi ataque infantil -Vete a la mierda- susurró con corte, cada nuevo movimiento es el inicio de un llanto, de un alarido -Maldita, anciana de mierda- recobro la fuerza dando leves puñetazos.

Me calmo, de poco en poco.

Me siento en la tierra, saco mi espejo y maquillaje. Me retoco lo suficiente para llegar como se debe a la escuela.

Escucho el crugir de un rama. Miro a la dirección del sonido pero no hay nada. Quedó ahí, esperando.

No es hasta que el celular suena que salgo de mi trance.

.......

Apenas llegó veo como las demás bajan del auto de Bianca. Van riendo, sonriéndose entre todas.

Me acercó y alzan los brazos con gritos. Corro hacia ellas y las abrazo, comienza una plática que no entiendo del todo pues sigo perdida en el desayuno.

El grupo se separa para ir por sus cosas y quedó sola con Bianca pues los casilleros quedan a un pasillo de diferencia.

-Lo de ayer- dice mostrando su sonrisa a cualquiera que pase -No vuelve a pasar. Llamaste la atención de todos ¿Qué pensabas con irte haciendo un escándalo como ese?-

-Todos me estaban molestando por no convertirme en el momento adecuado- digo saludando alegre a un chico del equipo de natación -¿Cómo debería reaccionar?-

-Con cerebro, Sinclair. No dejes que el estúpido perro en tu cabeza gane ¡Yoko!- dice alegré al acercarse mi amiga -Nos vemos luego Enid. Recuerda ser siempre una luz- se aleja lo suficiente como para que una mueca llena de asco salga.

-¿Qué pasó?- pregunta estirando los brazos -Dime-

-Ayer se burlaron de mí. Por no ser lobo cuando debería- explico abriendo el casillero, tomo los libros necesarios y lo trato de cerrar sin querer estamparlo cómo quisiera.

The Wolf And The RaevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora