Agapanthus (✿⁠) Jeongjin/Hyunin

16

Días después Hyunjin se encontró con Eunji, ambos se reconciliaron y fue a la casa de ella para pasar el rato juntos.

— Te quedó muy rica la comida.

Hyunjin le hizo un cumplido a su novia y ella sonrió felizmente, acarició su mano sobre la mesa y con la otra revolvía su espagueti en su tenedor.

— Lo hice especialmente para ti, amor, sé que te gusta mucho el espagueti — Dejó un beso en su mejilla y ambos rieron.

Terminaron de comer y fueron a la sala, la pelirroja colocó un plato de frituras en la mesita del centro y se sentaron juntos a ver una película de terror.
Estaban muy entretenidos en la pelicula, Eunji lo abrazó mientras recargaba su cabeza en su hombro.

A mitad de la película Eunji se aburrió, bajó su mano al muslo del chico intentando llamar su atención pero estaba muy entretenido así que decidió subirse a su regazo tapándole la vista de la película.

— ¿Q-Qué pasa? — Preguntó confundido viendo como Eun se movía de manera sensual ante sus ojos.

— Shhh — Lo calló poniendo dos dedos sobre sus labios de manera coqueta — No nos hemos visto tanto en estas semanas y te he extrañado, mucho — Rodeó su cuello dejando besos en el.

La chica tenía falda por lo que Hwang sujetó sus caderas por debajo de esta, mientras, Eunji continuaba besándole su cuello, el pelinegro desabotonó su playera liberando los pechos grandes de la chica y los apretó.

No estaba seguro de hacerlo, sus pensamientos le decían que se detuviera pero los ignoraba, tal vez si avanzaban las cosas dejaría de tener esos pensamientos.

— Ahora sí tengo condones — Sacó uno de su bolsillo y se lo entregó a Hyunjin, se quitó la ropa interior y se acostó en el sillón abriendo sus piernas enfrente del chico — Entra, mi amor — Demandó la chica mientras esperaba a que se pusiera el condón.

No quería seguir, la situación era desagradable pero intentaba convencerse, después de todo eran pareja y las parejas tienen sexo y son felices.
Pero ese no era su caso.

Desabrochó su cinturón y desabotonó su pantalón por un intento de bajarselo, pero, no pudo hacerlo, sus manos temblaban ligeramente, más cuando su novia lo miraba impaciente.

Después de todo se había arrepentido de continuar, ya no le agradaba estar con Eunji, le incomodaba tocarla y besarla porque alguien había robado su corazón.

Ese alguien era JeongIn.

No podía seguir con esto, apretó el condón entre su mano y lo tiró al piso, se abrochó su pantalón.
Pequeñas lágrimas caían de sus ojos y sin mirar la reacción de la pelirroja salió corriendo de su casa.

Diminutas gotas caían del cielo y poco a poco se soltó más la lluvia, era una mala suerte para el pelinegro que se encontrara en la calle de noche.

No tenía ganas de ir a su casa, estaba mal.
Lloraba con la cabeza agachada caminando sin un rumbo fijo, no le importaba si amanecía enfermo al día siguiente.

Darse cuenta que se había enamorado de un chico que probablemente no le correspondería era su mayor pesadilla.

Se sentó en una banqueta esperando que parara su llanto y poder ir a casa.
La sorpresa fue cuando miró de reojo unos pies a un lado de él y dejó de sentir las gotas de lluvia caer sobre su espalda.

— Hyunjin, ¿que haces aquí? — Preguntó preocupado JeongIn y se quitó su suéter para taparlo — Te vas a enfermar.

Lo ayudó a levantarse y lo llevó a su coche, Hyunjin estaba empapado y temblaba del frío, no sé atrevía a mirar a los ojos a JeongIn, y para el mayor era extraño su comportamiento.
La lluvia se soltó más y el peliazul se subió al auto, ambos miraban como la lluvia caía sobre el parabrisas.

— ¿Pasó algo? — Fue la única pregunta que Yang le hizo, veía que estaba mal y entendía si no le platicaba nada.

Pero simplemente Hyunjin volvió a llorar con fuerza, cubría sus ojos con la manga del suéter que el mayor le había prestado.

Lloraba porque era doloroso.
Doloroso comprender sus sentimientos y entender que desde hace tiempo le gustaba JeongIn, y apenas lo había aceptado.

No ayudaba en nada estar siendo consolado por el mismísimo JeongIn y mucho menos tener su suéter puesto, su aroma distintivo entraba en sus fosas nasales y se quedaba impregnado en él.

Sus emociones eran como el clima.