Agapanthus (✿⁠) Jeongjin/Hyunin

18

Felix y Hyunjin ayudaban a su profesor de pintura a limpiar y acomodar el aula, Felix sacó todos los cuadros de los estudiantes y los colocó en el nuevo estante que se había comprado mientras que Hyunjin barría el piso de cerámica y el profesor limpiaba las ventanas con un trapo húmedo.

— Jóvenes, muchas gracias por ayudarme — Agradeció el profesor.

— No hay de que profesor, teníamos tiempo libre — Respondió el rubio y Hyunjin asintió.

Un profesor desconocido se paró en la puerta del salón interrumpiendo la conversación.

— Profesor, lo llaman en la dirección.

— Lo siento, iré a ver que necesitan ¿sí? pero ya terminamos, pueden irse y gracias nuevamente — Fueron sus últimas palabras antes de salirse del salón acompañado del otro maestro.

El pelinegro se sentó sobre una mesa descansando.

— Esto si cansa — Puso la escoba recargada en la pared.

— Sí, pero ya terminamos, ¿vamos por un helado?

— ¡Sí! ahora yo invito.

— Toc, toc, nos dijieron que estaban aquí — En la puerta se asomaron tres chicos: Minho, Changbin y JeongIn.

— Oh chicos, estábamos haciendo planes sin ustedes pero ya que están aquí, vamos por un helado — Propuso Felix, se acercó a su novio y dejó un beso en sus labios como saludo — Hyunjin y Minho pagan.

— Acepto a pagar, solo porque me pagaron ayer — Respondió Minho con los brazos cruzados.

Los cinco fueron a la heladería que se encontraba en la plaza comercial cercana a la universidad, era un local grande y la preferida de JeongIn, el sabor de su helado favorito era destacable a comparación de otras heladerías.

Se sentaron en unos sillones alrededor de la mesa, Minho tomó orden de los helados de todos y fue a pedirlos mientras que los demás se quedaron platicando entre ellos acerca de la universidad y sus proyectos escolares.

Changbin y Felix estaban siendo demasiado cariñosos frente a JeongIn y Hyunjin provocando que ambos chicos se sintieran ligeramente incómodos, más porque entre ellos dos no se podían demostrar algo de cariño.

Hyunjin bajó la mirada al sentir una mano en su pierna, era JeongIn que lo estaba tocando debajo de la mesa discretamente, el pelinegro le soltó un manotazo no tan fuerte a su mano para que lo dejara en paz, estaban rodeados de otros estudiantes universitarios que conocían.

Finalmente, Minho llegó con las órdenes de todos y entregó a cada uno su helado, Hwang era feliz con su nieve de limón.

— Oigan chicos, podrían dejar de estar cariñosos en presencia de sus amigos, están comiendo frente a los pobres — Dijo Minho.

— No serás tan pobre tú porque tienes a Seungmin — Respondió el rubio — Y Hyunjin tiene a Eunji — El mencionado tragó saliva, odiaba que mencionaran el nombre de la chica — El único pobre sería JeongIn.

Todos voltearon a ver a JeongIn, quién no se dió cuenta de las miradas por estar tan concentrado comiéndose su helado.
No fue hasta que sintió las miradas de todos -excepto la de Hyunjin-

— ¿Pasó algo? — Preguntó el peliazul, tantos ojos sobre él lo habían desconcertado.

— Estamos hablando de nuestras parejas, yo tengo a Changbin, Minho tiene a Seungmin y Hyunjin tiene a Eunji — JeongIn miró por unos segundos a Hyunjin que desvió la mirada — Pero, ¿y tú? ¿tienes pareja?

JeongIn soltó una pequeña risita, la situación le causaba gracia.

— No, no tengo.

— ¿Y no te gusta alguien?

Ahora esta conversación le incomodaba a Hyunjin más que los cariñitos entre Changbin y Felix, no quería escuchar la respuesta pero la curiosidad que tenía podía más.

— Sí, me gusta alguien, un chico.

Felix soltó un grito sorprendido mientras que Hwang evitaba a toda costa chocar miradas con JeongIn.
No había porque emocionarse, tal vez ese chico era el tal desconocido que tenía por nombre Yedam.

Sabía por Changbin que a Yedam le gustaba JeongIn y que se habían estado viendo desde hace unas semanas, tal vez JeongIn también se había fijado en Yedam y tendrían una relación amorosa.

Sí eso era cierto, los encuentros entre ellos terminarían pronto.

Tenía el corazón roto, eso era demasiado posible.
No había posibilidades de que JeongIn estuviera enamorado de él.

Pensaba en que todas esas caricias no significaban nada para JeongIn.

De repente había perdido el apetito de su nieve de limón y Minho se dió cuenta, era el único en el lugar que se había dado cuenta de las emociones fuertes que JeongIn le provocaba en su corazón.

Ya no le gustaba estar enamorado.