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Tener a Leidy entre mis brazos es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, probar sus labios es maravilloso y desde ahora puedo afirmar que se han vuelto mi adicción.

— ¿Quieres desayunar?. — preguntó separando nuestros labios, pero dejando pegadas nuestras frentes.

— Me encantaría... pero tenemos que hablar. — en cuánto terminé de decir eso se escondió en mi cuello. — Leima...

— Ely... — me interrumpió. — Quiero intentarlo contigo. Quiero que funcione.

— Tenía preparado todo para pedirte que fueras mi novia, pero...

— Lo eché a perder todo por no controlar...

— No fué tu culpa, tu reacción fué normal al intentar protegerte. De cierta manera te entiendo. — dije sincera acariciando su cintura. — Loremy sonó convincente en todo lo que dijo.

— Me dolió creer que estabas jugando conmigo. — soltó acariciando mi mejilla.

— Nunca te haría algo así. Ni a tí ni a Aly... podría sonar loco, pero ustedes son lo más importante que tengo.

— Hablando de ella ha estado muy triste y cada vez que la dejo en el colegio y no estabas para recibirla comenzaba con un berrinche para que no la dejara.

— Hoy lo ví y me duele lo que mi estupidez ocasionó. — dije bajando la mirada.

— No fué una estupidez, yo fui la que te lo pidió, la que te dijo que no te quería en nuestras vidas… yo te pedí que te fueras.

— Eso rompió mi corazón... pero dejando eso de lado no quiero hacerte sentir mal. — no era así cómo tenía planeado pedirle ésto, pero las cosas no salieron cómo yo quería. — No quiero más malos entendidos, quiero que te sientas segura conmigo, quiero estar contigo como en éstos momentos, pero sobre todo quiero estar en tu vida y en la de Alya. ¿Quieres ser mi novia?. — tenerla sentada a horcajadas sobre mí me pone sumamente nerviosa y mi discurso fué algo pobre.

— Estoy segura que lo que tenías preparado era hermoso y yo también quiero eso contigo. ¡Claro que sí quiero ser tu novia!. — terminó y nos fundimos en un beso que trasmitía lo que no decimos con palabras, un beso que representaba cariño, confianza, seguridad y amor. Un amor que comienza su historia de la cuál espero que sea larga y duradera.

Durante el desayuno hablamos de su trabajo, de que aún conservo el mío y también lo feliz que se pondrá Alya al verme de vuelta. Pero también hablamos de un tema muy importante.

— Leima… — inicié, pero me ví interrumpida por su hermosa voz.

— Me encanta cómo has decidido llamarme. — dijo sacándome una sonrisa.

— Sé que tal vez ésto no te vá a gustar, pero me temo que deberá ser necesario por al menos un tiempo.

— ¿De qué hablas?. — preguntó con curiosidad.

— Sobre nuestra relación, eres la madre de una de mis alumnas. — ví su cara al entender que lo teníamos que esconder. — No quiero ocultar lo que tenemos y si me preguntan no lo voy a negar… — lo que le iba a pedir ni tenía caso. — Al diablo…

— ¿Que dices?. — me arrodillé al lado de su silla.

—No me importa nada. Ni siquiera perder mi trabajo y si tengo que dejar el colegio prefiero mil veces hacer eso… dejarlo que esconderte. — le dije mientras paseaba mis manos desde sus piernas hasta su cintura. — Te quiero y jamás te pediría algo así.

— También te quiero… te quiero y gracias, gracias por no querer esconderme porque yo tampoco quiero hacerlo, no quiero esconderte de nadie ni siquiera de mi hija y quiero que ella sea parte de ésto. — no estoy segura si lo que me dice lo estoy entendiendo bien. — Si sé que dije que al principio sólo seriamos tú y yo, pero no quiero que Aly se prive de la felicidad que yo vivo a tu lado, quiero que ambas compartamos nuestro tiempo contigo.

La Mamá De Mi Alumna // Adaptación LeidelyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora