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Llevo más de 20 minutos dentro del auto sin moverme y sin ganas de irme, la molestia y el enojo que sentía ya ha pasado, no del todo, pero ya es menor. Dentro de la casa aún sigue la luz del comedor encendida lo que me indica que Leidy aún sigue ahí y que tampoco se ha movido. Quería salir y arreglar todo, pero no sé si estoy completamente tranquila para enfrentarme a ella. Encendí el auto y salí de ahí sin ver atrás, no quería dejar las cosas así, pero tampoco tenía ganas de hacer una tormenta en un vaso de agua, ya mañana será otro día.

— Hola. — me dijo Alex apenas abrió la puerta y vió que era yo. — ¿Qué pasó? Traes mala cara.

— Te cuento aquí ó puedo pasar. — dije de lo más irónica que puedo ser.

— Lo siento pasa, pasa. — me tiré en el sofá mientras ví cómo él se fué a la cocina. — Toma. — me ofreció una cerveza a la que no me podía negar.

— Gracias. — respondí bebiendo la mitad casi de un trago.

— Wow ¿todo bien?. — preguntó y negué de manera inmediata. — ¿Quieres hablar?.

—Si. — me terminé lo que quedaba de cerveza. — Leidy y yo hablamos sobre decirle a Alya de nuestra relación y llegamos al acuerdo mutuo que lo haríamos al terminar el curso. — me levanté y fuí por otro par de cervezas. — Cuándo dejara de ser su maestra y no es por esconder mi relación ni nada sólo era con propósito de no crearle confusión dentro del colegio y fuera de éste.

— Entiendo. — dijo terminando su primera cerveza. — Querías evitarte problemas en el colegio por la relación que tienes con su madre.

— Efectivamente, pero Alya dijo que Jake y yo éramos novios y que me besó... cosas que en realidad nunca pasaron. —terminé mi segunda cerveza y quería otra. — El punto es que Leidy le dijo sobre nosotras. Yo quería hacerlo con ella, quería ver su reacción, su emoción, quería que me preguntara a mí sobre llamarme mami... si es que lo hizo porque eso tampoco lo sé.

— Hablaste con ella. — dijo refiriéndose al hecho de que Leidy le dijo sola. Asentí. — ¿Y que te dijo?.

— No la dejé que hablara... sólo me alejé y salí de la casa. —respondí bajando la mirada.

— Tienes que hablar con ella. Tal vez dejar que se explique.

— Lo sé, pero... — creo que ni siquiera tenía un pero válido. —Mi enojo me cegó y la dejé sin decir nada.

— Sé perfectamente por lo que he visto y lo mucho que hablas de Alya cada vez que estás conmigo. La quieres muchísimo y podría atreverme a decir que amas a esa niña. — asentí porque estaba en todo lo correcto, amo con el alma a mi pequeña. — Y es por ese amor que querías estar presente en algo importante.

— Las amo a las dos con el alma. — Alex se sentó a mí lado pasando su brazo sobre mis hombros.

— Estás enamorada. — susurró. Y estaba en lo correcto, estaba profundamente enamorada de ambas. Yo ya había visto en varias ocasiones a Alex enamorado, pero él no había tenido la fortuna de verme así, yo nunca había estado enamorada, nunca había querido entregar mi corazón, no por miedo a que me lo rompieran sino porque ninguna mujer que había conocido lograba llenarme en ningún aspecto y entonces sólo eran encuentros casuales. Pero el conocer a Leidy desde el primer momento me dejó anonadada y el cruzar palabras con ella fuera del ámbito escolar fué el punto cúspide para darme cuenta que ella era la indicada para abrirme por primera vez de éste modo. — Me alegra que hayas encontrado a la indicada.

Estuvimos hablando por un par de horas más sobre todo, él era mi mejor amigo y yo la de él y conocemos todo del otro. Y antes de irnos a dormir él me preguntó algo que me dejó entre la espada y el pared.

La Mamá De Mi Alumna // Adaptación LeidelyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora