Marina es una chica muy soñadora que solia ser muy alegre y estar llena de energía, tal como cualquier otra persona de su edad, sin embargo, en algún punto de su corta vida su luz comenzó a apagarse lentamente hasta el punto de no poder ni reconocer...
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—Enseñame a hacer eso —me atreví a decir.
Eric inclinó a un lado su cabeza, confundido —¿Que?
—Hacer café, enseñame a hacer cafe —le aclare.
Una media sonrisa se forma en sus labios.
—¿Segura?
—Si.
—Acércate entonces, fresa.
Venir a Louvre se ha vuelto habitual en mis fines de semana, nunca habia sentido esto, nunca me habia sentido tancómoda en un lugar que no fuera el hotel. Me la paso muy bien aqui, merendando croissants, leyendo o simplemente disfrutando de la tranquilidad. Eric se ha vuelto una linda compañia, es un gran conversador y tiene buen gusto musical, tal vez no mejor que yo pero si hemos coincidido en algunas cosas. Amo que hayan colocado mas flores como decoración, hace que te sientas en ambiente mágico. Mi atuendo de hoy son unos anchos pantalones negros, una blusa azul y zapatos blancos.
Me lavento de mi silla y le doy la vuelta al mostrador para quedar junto a Eric.
Eric pone una de sus manos sobre la máquina de expresso -Muy bien, te presento a Jlo.
Trate de no reirme —¿Jlo?
Eric enmarcó sus cejas —¿Que? ¿Acaso un hombre no puede nombrar a su máquina de expresso como una celebridad?
Alcé la manos en señal de paz —¡Ey! tranquilo, no te molestes. No hay nada de malo, de hecho, tal vez se lleve bien con el semáforo de la esquina, creo que su nombre es Lindsay Lohan.
Los dos reimos, creo que eso ha sido lo mas extraño que he dicho.
Volviendo a lo que se supone que estabamos haciendo, Eric me muestra la máquina y con paciencia me ensaña como encenderla y apagarla, de donde sale el agua caliente, como colocar los porta filtros y como utilizar las lancetas a la hora de vaporizar la leche. Me aconsejó que cuando vaya a preparar un café lo haga con calma y no abrir el agua caliente con tanta fuerza para evitar accidentes.
Oh dios.
¿En que me he metido?
Creo que ya me arrepentí. ¿Por que le pedí que me enseñara?
¿Y si hago algo mal?
Tal vez rompa algo y haga el ridículo.
Todos se burlaran de mi.
—¿Estas lista? —me pregunta con entusiasmo, me quedo callada y apenas puedo mantener contacto visual con él. Supongo que se ha dado cuenta de mi inseguridad por lo que vuelve a hablar —Tranquila, hoy solo haremos algo básico, haremos capuccinos -su voz tan suave y tranquila me hace sentir bien.
Respiro profundo y relajo cada parte de mi cuerpo.
