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21 de mayo. 

  La primera vez que Taehyung conoció a Jungkook no fue coincidencia. Nada de lo que sucede en la vida de Taehyung podría ser algo que el destino le otorgue espontáneamente. Las casualidades no existen. 

  Fue durante el receso cuando desde la azotea del club audiovisual, logro divisar entre la gente alguien que solía conocer y justo a su lado estaba él, Jungkook. Su risa, su cabello oscuro, sus ojos y su vibrante esencia fue que lo que logro concentrar la mente de Taehyung y hacer volar su imaginación por completo. 

—¡Hey, Yoon!  ¿Ves al chico de allá?

—¿Quién? —se levantó del suelo y al recargarse en la barda  observó a lo lejos al único chico que conocía entre aquella multitud— ¿Hablas de Jimin?

—No. Ni menciones su nombre que se me revuelve otra vez el estomago. —Taehyung hizo un gesto de incomodidad— Hablo del que esta a su lado. Creo que se llama Jungkook y probablemente va en segundo año, junto con nuestro, ahora rubio, Jimin.

—Wow, Kim. No conocía este lado tuyo. El chico esta ahí existiendo y tu ya lo tienes ubicado por completo. Ahora, dime... ¿Cuál es su tipo de sangre? —argumentó mientras estallaba en carcajadas.

—Agh, no me molestes. Solo se algunas cosas de él. Lo obvio, no es para que exageres riendo hasta orinarte. 

—Lo siento, hombre. Solo que... no sueles hacer estas cosas. Ni siquiera cuando saliste con Soyeon.

—Soyeon usaba siempre ese horrible perfume de vainilla y nunca dejaba de mascar chicle. Créeme no se parece en nada a Jungkook.

  "El tiene ese lindo lunar debajo del labio y no mastica chicle por más de 10 minutos."

—Como digas , viejo. Sabes que de todos modos no te tomará en cuenta. Míralo. Parece ser muy cercano a Jimin.—ambos mantenían su mirada en aquel particular grupo de amigos que se mantenían jugando y bromeando, como si se sumergieran dentro de su propio universo. De entre ellos al único que conocían era al rubio pero este no tenia ni una pizca de aprecio por Yoongi o por Taehyung.

—Me lo debe. Tal vez no me ayude pero no se entrometerá. Eso es seguro.

  La pesada mirada de Taehyung logró que Jimin volteara en dirección a la azotea, pesé a no ver a nadie no pudo evitar que un escalofrió  recorriera su espalda. Aquello pareció más una advertencia a un simple reflejo físico. 

—Hoy un chico lindo me habló

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—Hoy un chico lindo me habló...

  Jungkook y sus amigos, Hoseok y Jimin, se encontraban ya en el comedor de la preparatoria. 

  Pronto el receso acabaría.  

—Se ve que nuestro amigo, Jungkook, es todo un rompecorazones —respondió Hoseok para después estallar en risas

—¿Enserio? ¿Cómo era? ¿Es de nuestro grado? ¿Sabes su nombre? —algo dentro de Jimin se inquietaba constantemente. Sus amigos no podían evitar sentir como la ansiedad, poco a poco, se apoderaba de su recién llegado amigo.

  Desde que se había mudado de Daegu a Seúl, existía una inquietud que no podía explicar, algo se avecinaba a él, algo lo estaba persiguiendo y lo observaba delicadamente, solo que aún no lograba descifrar el origen de tal suceso.

—Tranquilo, solo me preguntó mi nombre. No dijo nada más. Era un poco más alto que yo, su cabello era un poco oscuro, pero no tanto como el mío  y se puso nervioso cuando le pregunte si quería mi número. No es ningún peligro. Me pareció tierno. —contestó Jungkook para luego abrazar a su desasosegado amigo.— No sé como fue tu vida en Daegu pero no te preocupes, nada malo nos pasará. Somos jóvenes y no deberíamos vivir preocupados.

  El timbre sonó, todos los estudiantes de segundo año debían volver a sus respectivas clases para dejar libre el comedor a los del tercer año. Fue entonces que un  nombre resonó en todo el lugar. 

—¡Hola, Jungkook!

  El nombrado y sus dos amigos voltearon en busca de aquella voz peculiar. Cuando Jungkook logró ver que se trataba del chico lindo del pasillo levanto su mano y le respondió amistosamente.  Jimin, sintió al instante como su estómago se hacía un nudo, no conseguía encontrar al dueño de aquella voz. 

—¿Cuál es tu nombre? —fue lo que contestó Jungkook a lo lejos, su voz siendo amortiguada por el bullicio del comedor que se empezaba a aglomerar de personas.

—¡Taehyung! ¡Kim Taehyung! —comentó con una adorable risa, acompañado de un ligero sonrojo. 

  Para ambos el tiempo se detuvo. La realidad era subjetiva pues ellos se había  hundido en una muy diferente. Una realidad donde  no mirarse a los ojos o evitar dedicarse pequeñas risas cómplices podría considerarse un crimen. 

  Al notar esto, Jimin tomó a sus dos amigos del brazo y los arrastró fuera del atestado comedor, rompiendo así aquel mágico momento. Mientras Jungkook le recriminaba sobre no ayudarlo con aquel chico, Jimin no podía dejar de mirar a Taehyung con recelo.  

  Su conciencia y su mente le jugaba en contra, al igual que su corazón. Sabia que Kim no planeaba nada bueno, quería confiar un poco en sus intenciones, pero sabía que si el se interponía las cosas saldrían peor de lo que ya estaban destinadas a suceder.

  Escuchaba atentamente los reproches de Jungkook, aun así no podía sacar de su cabeza lo ultimo que Taehyung le había dicho seis meses atrás.

"No importa si te escondes en lo más recóndito del infierno. Siempre me necesitarás y yo siempre te encontraré"


My boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora