My boy.

XIII

El sudor corría por su rostro, se encontraba empapado a más no poder, aún así el éxtasis que recorría su cuerpo por la cantidad de esfuerzo hacía que valiera la pena. Soltó jadeos sin mesura. Ser capitán del equipo requería sobresalir en notas, socializar y mantenerse en régimen siempre.

Yoongi entendía que el deporte le ofrecía lo mejor de dos mundos: el dolor suficiente para sentirse vivo y la recompensa de mantener en equilibrio su vida.

No lo cambiaría por nada, por nadie.

—Eso estuvo intenso —dijo Taehyung, casi igual de agotado que él.—Hay un rumor extraño corriendo por ahí...
—¿Ah, sí? ¿Cuál?—sin importar cuán profundo respiraba sus pulmones seguían exigiéndole más oxígeno.

Se acercó a su oído, el aire caliente por poco lo hace sonrojarse más.

—Dicen que te vieron salir de la casa de Jimin esta mañana...

Pese a su garganta seca respondió:

—¿Te lo contaron o tu esperaste hasta verme salir?

Sin un ápice de miedo, mantuvo su mirada fija en Taehyung, con la esperanza de poder descifrar que intentaba con su acusación.

Rió tratando de amenizar el ambiente. Kim le imitó.

—El entrenador dijo que debía subir en biología, hablé con el profesor y propuso involucrarme en un proyecto renovable con otro alumno para darme los créditos necesarios, da la casualidad que era Jimin de quién hablaba.
—¿Un proyecto renovable? —bufó pesadamente —Pensé que sería más divertido, más dramático.
—Solo trabajamos hasta tarde y dormí en su sofá. No hay nada de dramático en eso.

Lo recordaba todo a la perfección, como el cálido aliento de Jimin le golpeaba en la garganta, la manera en como se abrazaba a él, las sábanas incluso tenían su olor, ahora se preguntaba si también tendrían el suyo.

Después de pasar el fin de semana en Daegu, Jimin no pudo contenerse cuando le solicitó quedarse a dormir, de la misma manera, Yoongi no pudo negarse. Por las pesadillas, por el insomnio, por la cercanía, por que así lo quería y porque ya había perdido mucho tiempo.

De solo hacer memoria se le dibujaba una sonrisa, una inocente sonrisa.

—Entonces...¿No hay nada?
—Nada de nada.
—¿Por qué lo acompañas a casa al terminar las clases?
—Por que tu novio me lo pidió  y ambos concluimos que es lo mejor para no levantar sospechas. —expresó Yoongi sin dirigirle la mirada.
—No sabía que me querías tanto. —mencionó Taehyung con voz melosa mientras le acercaba con un abrazo y le revolvía el cabello. —Yo también haría lo mismo por ti.

Sin previo aviso, Taehyung besó su mejilla con ímpetu, Yoongi al instante le apartó y, con su mano y una expresión de desagrado, limpió los residuos de la muestra espontánea de afecto.

—¡Qué asco, Kim! Me vas a contagiar algo. —continuó tallando su mejilla.

Taehyung suspiró.

—Por favor, no es para tanto. —rió desinteresado —Antes rogabas por un beso mío. —le susurró muy bajo.

Era cierto, no podía negarlo, Taehyung cada tanto intentaba revolverle el corazón y trastocar aquellos desvaídos sentimientos.

La piel se le erizaba de recordar las noches frías, el alcohol como único aroma y su humedecido rostro. Vívido y lejano, algo presente y a la vez parte de un pasado que día y noche intentaba dejar atrás.

Se acercó a Taehyung, sus labios rozaron su mejilla ligeramente mientras buscaba aproximarse a su oído.

—Tienes muy buena memoria, idiota.